Reconstrucción: tipismo y tradicionalismo versus funcionalismo y modernidad (III) [José Rivero Serrano]

2 FUNCIÓN Y TÉCNICA

Frente a la defensa de esos universos formales, tanto en las propuestas construidas como en las elaboraciones teóricas consumadas, conviene anotar la presencia de otro bloque de trabajos en las páginas de ‘Reconstrucción’, que componen el reverso de la mirada dominante. Un reverso, pese a todo, en el que se reflejan experiencias internacionales sobre problemas de reconstrucción (referidos sobre todo a Francia[1]), reseñas de la Arquitectura Moderna (americana, sueca o inglesa) y finalmente cuestiones estrictamente técnicas vinculadas a ciertos problemas de la reconstrucción nacional.

Serían justamente estos aspectos, de reconstrucción comparada, de los nuevos lenguajes contemporáneos y de los aspectos técnicos inherentes a muchas actuaciones, la tríada argumental que recorriendo algunas páginas de ‘Reconstrucción’, compondrían el otro hilo argumental más velado. Planteando de manera indirecta que, más allá del enconado debate estilístico central, existían otras cuestiones nucleares que no podían ser marginadas.

Como, por ejemplo, el caso de las obras de infraestructura en los Pueblos adoptados de Lérida[2]. Trabajos que son expuestos y comentados desde una asepsia técnica y funcional, que bordea los debates estilísticos usuales. “Una de las máximas aspiraciones de todo núcleo urbano es disponer de los correspondientes servicios de abastecimientos de aguas potables y saneamiento, ya que con ello no sólo mejora   toda la higiene y salubridad de sus moradores, sino que en general se eleva notablemente sus condiciones de vida[3]. Es decir, no se adopta en la exposición de los trabajos la retórica usual de las ordenaciones tradicionales y de los lenguajes autóctonos para justificar una intervención; sino que ésta se elabora desde la materialidad propia de la técnica. Depósitos reguladores en geometrías esquemáticas, tanques Imhoff de decantación, tanques de sedimentación y estaciones depuradoras componen un repertorio de imágenes escuetas de estirpe industrial y técnica. Estirpe funcional y exigencia formal, en la que sobra todo lo que no sirve, en la que la forma se deriva de la función directa en una  lógica del denostado fuuncionalismo. Para componer esos repertorios, un universo visual bien diferente del tenido como canónico y ejemplar y con el cual establece un difícil diálogo. No es casual, por ello, que el segundo de los trabajos citados aparezca acompañado de la referencia de la casa diseñada por Carl Koch en Boston, bajo el epígrafe ‘Arquitectura moderna en los Estados Unidos’[4].

Similares serían los propósitos mantenidos en otros trabajos análogos, como el sostenido sobre los pueblos de Villaverde[5] o de Carabanchel[6]. Así, nuevamente, las imágenes y las palabras dan cuenta de otro aspecto de la realidad; una realidad menos bucólica y ensalzada, y recorrida por un velado tono crítico inusual en las páginas de la revista. “Como carece de una organización económico-administrativa capaz de resolver los problemas de urbanización que se plantean, resulta que estas enormes masas de  actuaciones urbanas se desarrollan con absoluta anarquía a expensas de la iniciativa particular, expoliada por la especulación del terreno, y así crean esos núcleos de condiciones higiénicas inaceptables en los que la ciudad vierte sus deshechos[7]. Junto a ello, junto a las palabras precedentes, se presenta el esquema de ordenación de Villaverde, como muestra de unas realidades bien diversas; sostenidas por infraestructuras viarias, redes de servicios y suelo industrial. Un suelo industrial de la periferia madrileña, que ya había demandado ciertos comentarios, seis años antes. “Pero estos núcleos no se establecen de manera organizada, sino aprovechando circunstancias económicas momentáneamente favorables, y se dispersan sin llegar a constituir unidades urbanas independientes, sino zonas suburbanas desatendidas generalmente…Esta confusión y desorden que, como hemos visto, se señalan con mayor intensidad en la zona del ensanche, hacen de la ciudad, una habitación desagradable e incómoda y disminuyen, como en toda entidad económicamente desorganizada, su rendimiento[8].

En todas estas consideraciones, surge la visión de los núcleos urbanos y su ordenación consecuente, regidos por principios económicos y funcionales. ¡Qué lejos quedan algunos argumentos desplegados para justificar las ordenaciones en Guernica, en Brunete o en Belchite! Argumentos como los desplegados por Gonzalo de Cárdenas al fijar como ejes del pintoresquismo genuino: “La reconstrucción de nuestros pueblos, hemos de basarla únicamente en los trazados genuinamente españoles, hechos con arreglo a nuestro temperamento y a nuestra manera de vivir, y en la que no nos sirven, sino que nos estorban, todas las técnicas que puedan venir de otro país[9]. Como representación, nuevamente señalada del citado pensamiento autárquico.

Pensamiento autárquico que vería, entre sorprendido y extrañado, el trabajo que Antonio Cámara realizara sobre los problemas de la vivienda en Nueva York[10]. Texto con referencias técnicas y económicas, puestas al servicio de la resolución del problema del alojamiento de masas. Distribución, ordenación, tipologías, técnicas y costes son los parámetros que recorren el trabajo mencionado de Cámara; y rara vez se abordan los obsesivos problemas formales y estilísticos que tanto preocuparan, al mismo Cámara en otros momentos anteriores y hoy opacados. Aunque todo ello, no impide la declaración final, no menos sorprendente: “En realidad, sobre la técnica no tenemos nada que aprender, envidiando desde luego los medios y materiales con que cuentan y admirando el espíritu de organización con que se hacen estas obras…hechas en los plazo inverosímiles para nosotros hoy día, de dos años; es de esperar que dentro de unos años, cuanto salgamos del bache de nuestra postguerra, podamos competir, en calidad y velocidad con esta gran nación, para terminar nuestra reconstrucción”.

Pero ocurre que, tanto en Gran Bretaña como en Estado Unidos, las premisas puestas en juego son bien diversas a las desplegadas en España. Así en el caso británico: “El resultado en materia de tendencias o proyectos sigue siendo una libertad absoluta del realizador; pero orientada a la técnica contemporánea[11]; de igual forma que en el caso norteamericano, se manifestaba que: “Los proyectos modernos…se desarrollaron merced al esfuerzo consciente de los proyectistas y arquitectos, que trataban de cerrar la brecha entre la función y el proyecto, y merced al desarrollo de objetos aceptados puramente como instrumentos útiles[12]. Técnica, instrumentalidad, función y proyecto, acaban resultando cuestiones diversas de las abordadas desde la operativa usual de Regiones Devastadas.

Otra cuestión diferente será la de analizar la recepción de tales posiciones y planteamientos contrapuestos por parte de los lectores de ‘Reconstrucción’. Posiciones y planteamientos que coexistían con el grueso de realizaciones de la DGRD, producidas en un tono bien diferente. Pero que pese a todo no podían eludir el peso de la materialidad de la técnica y de la industrialización, como reflejan las palabras de Mayo Gayarre sobre el concurso de viviendas rurales de 1940: “a fin de encauzar la técnica arquitectónica hacia las viviendas modestas, para que dentro de los límites económico-legales, respondan a las exigencias de la higiene, de la comodidad y del arte[13].

José Rivero Serrano, arquitecto


[1] Contrasta la abundancia de referencias al caso francés, frente al silencio y la omisión de las experiencias alemanas e italianas. Como si con ello, se quisieran salvar las distancias de la proximidad estrecha mantenida en el pasado con Alemania e Italia.

[2] ESCARTÍN R. Abastecimiento de agua en los pueblos adoptados en la provincia de Lérida. “Reconstrucción”, nº 52, IV, 1945. Páginas 115-124.

ESCARTÍN R. Obras de saneamiento en los pueblos adoptados de Lérida. “Reconstrucción”, nº 53, V, 1945. Páginas 153-164.

[3] ESCARTÍN R. Abastecimiento de agua en los pueblos adoptados en la provincia de Lérida. Art. cit. Página 115.

[4] S/A. Arquitectura moderna en los Estados Unidos. “Reconstrucción”, nº 53, V, 1945. Páginas 151-152.

[5] FÍTER I. Urbanización de Villaverde. Abastecimiento de agua. “Reconstrucción”, nº 68, XII, 1946. Páginas 389-394

[6] FÍTER I. Urbanización de Villaverde. Reconstrucción del colector de desagüe de Carabanchel Bajo. Reconstrucción”, nº 39, I, 1944. Páginas 15-22.

[7] Ídem. Página 389.

[8] MARTÍNEZ DE LAMADRID A. Aspectos industriales de la ordenación de Madrid. “Reconstrucción”, nº 7, XII, 1940. Páginas 45-47.

[9] GARCÍA UYARRA A., GONZÁLEZ BENITO J. Mª. y JUSTO MORENO A.  La casa en España I. Antecedentes. MOPU, Madrid, 1987. Página 117.

[10] CÁMARA A. Reconstrucción de viviendas en la ciudad de Nueva York. “Reconstrucción”, nº 79, I, 1948. Páginas 1-14.

[11] ROBERTSON H. La arquitectura moderna en Gran Bretaña. “Reconstrucción”, nº 55, VIII-IX, 1945. Páginas 227-230.

[12] S/A. La moderna arquitectura en los Estados Unidos. “Reconstrucción”, nº 57, XI, 1945. Páginas 299-306.

[13] MAYO GAYARRE F. Viviendas protegidas. Instituto Nacional de la Vivienda, Madrid, 1947. Página 75.

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