
La arquitectura tiene un tiempo y un lugar, un espacio físico que la condiciona y que puede ser elemento de inspiración y definición de sus formas.
Fisac realizó en los años sesenta dos obras en Cuenca que son buenos ejemplos de esta dinámica.
La ironía como argumento.
En 1962 recibe el encargo de la realización de la Casa de Cultura de Cuenca. La zona para el nuevo proyecto es un solar en un ámbito de nuevo desarrollo de la ciudad. Una zona que no le gusta a Fisac que querría haber podido realizar su proyecto en algún espacio de la ciudad histórica. Y cuando el proyecto se presenta en la Revista nacional de Arquitectura lo hace con un dibujo inicial de las Casas Colgadas. Continuar leyendo