SESIÓN CONTINUA
Ya vimos cómo Francia fue pionera en el intento por dotar al cine de consideración artística con el tremendamente aburrido Film D’Art. Los esfuerzos por considerar a las películas obras de arte continuaron en los años 20 y tuvieron éxito en los años 40 con la consideración oficial del cine como Patrimonio de la Humanidad. Esto se logró en parte gracias a la aportación de uno de los primeros críticos de cine de la historia, el galo Louis Delluc, padre de la Fotogenia.
Tras el eclipse de autores como Louis Feuillade y George Méliès después de la Primera Guerra Mundial, en Francia aparecieron una serie de directores que fueron agrupados bajo el mal denominado “Impresionismo francés”, término que carece de sentido, ya que sus miembros no seguían unas reglas artísticas fijas ni compartían estética ni temáticas comunes; pero como en Alemania estaba arrasando el Expresionismo cinematográfico, acuñaron dicha terminología para competir con ellos.
Dentro de este movimiento destacaron sobre todo dos autores: Louis Delluc y Abel Gance, del que hablaremos en el próximo artículo. Louis Delluc tiene una importancia trascendental en la Historia del cine por dos razones, los Cineclubs y la Fotogenia. Delluc es el fundador del Cineclub, una institución fruto de la iniciativa civil en la que no participaron los intereses gubernamentales ni los industriales, que perseguía promover la cultura cinéfila y facilitar la circulación internacional de la producción. Los cineclubs evolucionaron después a los Cines de Arte y ensayo.
El Cineclub se dedicaba a exhibir copias ante un público cinéfilo. Tenía la ventaja de no necesitar licencias comerciales, con lo que podía exhibir cintas que hubieran sido censuradas por el político de turno. Esto permitió que se distribuyeran por toda Europa largometrajes como El acorazado Potemkin, de Eisenstein. Además, en una época en la que al no existir soportes de grabación había una gran nostalgia cinéfila por querer volver a ver películas que habían dejado de exhibirse años atrás, el cineclub permitía a los espectadores reencontrarse con sus piezas favoritas. La idea del cineclub no tardó en extenderse por todo el mundo (En España se fundó el primero en 1927 bajo la iniciativa de los creadores de “La Gaceta Literaria”).
También ofrecía un medio de difusión perfecto para el cine de vanguardia, que es aquel que escapa de la narración convencional y juguetea con otros lenguajes como el de la pintura o la música. Además, como permitía la exhibición de autores relevantes y aceleraba la distribución de los grandes genios del momento, permitía crear una fuerte cinefilia a la vez que daba a los directores ideas sobre el trabajo de sus compañeros.
Los cineclubs tuvieron una influencia directa en la creación de filmotecas, instituciones surgidas para conservar el cine y evitar la destrucción de las películas. De hecho, se estima que de todo el cine realizado solo se conserva en torno al 70 por ciento, siendo la mayor parte del porcentaje perdido cine mudo. De hecho, del propio Delluc, que realizó seis películas, solo conservamos dos: Fiebre (1921) y La mujer de ninguna parte (1922). Se estima que en Europa se ha perdido el 50% de la producción muda; en Estados Unidos, el 30% y en Cuba el 95 %. La primera filmoteca fue fundada, de nuevo en Francia, por Henri Langlois, que recorría todas las distribuidoras recolectando las copias que estaban sentenciadas a la destrucción.
Louis Delluc, más que por su cine, destacó por su labor teórica, muy influyente en el Neorrealismo italiano y en directores como Robert Bresson. Sus escritos se reunieron en el libro Fotogenia, donde definía los elementos constituyentes del cine: Máscara, cadencia, escenario y fotogenia.
La cadencia es el ritmo que se impone mediante el montaje externo (relación de los planos entre sí) y el montaje interno (composición y movimientos que suceden dentro del plano). Es muy semejante a los conceptos que un par de años después trabajaría Eisenstein en la URSS. El escenario es lo que viene determinado por los encuadres elegidos. La máscara es la necesidad de que el actor muestre veracidad en su papel; que si alguien interpreta a un marinero, parezca realmente un marinero y no un modelo guaperas haciendo de marinero.
La fotogenia, término central de su cine, no quiere decir “salir bien” en la película, ni que una persona aparezca muy favorecido en las fotografías, sino que salga tal cual es. La fotogenia es la capacidad para ser reflejado en el celuloide de verdad, sin engaños, tal como somos en nuestra vida real. Delluc defiende que es en la verdad donde radica la belleza. El cine debe representar fielmente la realidad de los objetos y de las personas. Sobrecargar una imagen recurriendo a efectos como el contraluz o el claroscuro desfigura la imagen con una apariencia pretendidamente artística que espanta la verdadera naturaleza del arte cinematográfico.
De hecho, utiliza esta capacidad de las imágenes de representar la realidad de nuestro mundo para obviar la necesidad de usar rótulos, presentando películas en las que la acción se entiende sin necesidad de explicitar diálogos al espectador, de modo que establece un precedente lejano del Kammerspiefilm alemán, o cine de teatro de cámara, del que ya hablaremos más adelante.
La semana que viene trataremos de la obra de Abel Gance, un gran visionario del cine mudo cuya carrera se vio truncada por la aparición del cine sonoro en 1927.
Germán Esteban Espinosa, periodista
Germán es el editor de crítica de cine de la Web Hombre en Camino: Homo Viator.
Excelente artículo. Gracias por ayudar a redescubrir a Louis Delluc y sobre todo su olvidada faceta de cineasta. En 2015 restauramos y editamos en colaboración con la Cinemateca francesa cuatros de sus películas, entre ellas Fiebre y La mujer de ninguna parte, que afortunadamente no son las únicas supervivientes.
Hola, saludos de México, estoy escribiendo una tesis y me gustaría saber de donde obtuviste que el “cine” es considerado patrimonio de la humanidad y que institución le dio este titulo, porque la parecer no hay nada de eso, saludos y gracias.
Yo también soy Doctor. Si necesitas una cita exacta, tendrás que contactar con la fuente de la que he sacado toda la información, el Doctor D. Ignacio Armada Manrique, de la Universidad USP CEU San Pablo, uno de los mayores expertos en Historia del Cine de España..p