
El homenaje del año 2001, a Ignasi Solà Morales, en el número 37 de la revista PH, Boletín del Instituto del Patrimonio de Andalucía, introducía una pieza relevante a nuestros propósitos. Un homenaje que encabezaba Víctor Pérez Escolano, con un texto breve y clarificador sobre la relevancia del historiador y crítico desaparecido ese mismo año en Ámsterdam. Tan relevante la pieza de ISM, como desapercibida había pasado, desde el momento de su publicación inicial, tres años atrás, en 1998 en la revista Loggia: Arquitectura&Restauración en su número 5 del año citado.
Me refiero al muy relevante ‘Patrimonio arquitectónico o parque temático’. Disyuntiva la desplegada por ISM, que dejaba ver algunas cuestiones relevantes que venían produciéndose en el entorno contemporáneo de los conceptos patrimoniales, asaeteados por el turismo galopante y creciente como forma de nueva conducta sociocultural. Cuestiones conceptuales que acababan por introducir nuevas formas de relación con los conceptos de Patrimonio Arquitectónico –piezas monumentales, Bienes de Interés Cultural, Ciudades declaradas, Parques Arqueológicos y las estrategias mismas de los Museos– desde las premisas del consumo recreativo existente en esa categoría –no sé si del Espíritu o del Ocio– de los llamados Parque Temáticos o Parques Recreativos, con cualquier finalidad posible, desde Isla Mágica a Disneyland, desde Terra mítica a Puy du Fou. Esquemas visuales y formales que superponen el recreo turístico propio de las estrategias del Ocio recreativo con universo de construcción simbólica de las estrategias culturales, como ya apuntamos en la serie de textos, Follies: entre la extravagancia y el capricho, publicadas en estas mismas páginas entre febrero y mayo de 2021. Continuar leyendo