Villalba, la abstracción popular [Teodoro Sánchez-Migallón]

Dos poblados que siguen pautas realizadas en Vegaviana, Cáceres, años antes, al construir con el rigor y la sensibilidad de un cuadro de Mondrian, componiendo con huecos y volúmenes, apoyándose en la expresividad matérica de las texturas. Artesanía del espacio, expresión de la materia hecha objeto artístico. Lo popular como fuente de inspiración. El autor mismo comenta que dos materiales son mejor que tres, un solo hueco bien situado provoca con más intensidad a la comprensión de una intención, que las mil formas y texturas que puedan imponerse a un muro. Una fachada siempre son dos caras, resumen y evidencia de la historia, de la vida y de la filosofía del lugar. Del Amo concede a las viviendas el contorno más agradable, funcional, su idoneidad orgánica y su belleza urbana. Dentro y fuera, armónico, sin mimetismos, sin exotismos.

Es una arquitectura pobre como las construcciones pobres del racionalismo alemán de 1918, o el neoplasticismo holandés.

Refleja en sus obras el saber geométrico de la arquitectura mediterránea, la sencillez y claridad de las formas cúbicas, la vitalidad de lo orgánico, la experiencia de lo tradicional, dentro de un entorno histórico-arquitectónico de neoclasicismos académicos, neogóticos y neorenacentistas, cubismo y funcionalismo sin digerir.

En Villalba, destaca la trama urbana, compuesta de una malla de elipses truncadas, al tresbolillo, sin jerarquizar, produce un efecto de geometría infinita, pero cerrada, limitando perspectivas y creando espacios intermedios, ensanchamientos del acerado, zaguanes abiertos en los retranqueos producidos por el escalonamiento de las casas.

Vía Crucis, Pablo Serrano.

La iglesia será el edificio que albergue las obras de los mejores artistas españoles del momento, la impresionante cerámica de Mompó, y el no menos exquisito Vía Crucis y retablo en retícula de forja de Pablo Serrano, con un sagrario de Canivet y un mosaico en la capilla del bautismo de Julián Gil, dentro de una sala de ladrillo y mampostería encalada, con detalles de una finura plástica y de un tacto expresivo, difícil de encontrar hoy día.

Y toda la apertura plástica de nuestra arquitectura gracias al ojo atento de Kindel.

Teodoro Sánchez-Migallón Jiménez, arquitecto.

El autor es actualmente el presidente de la Demarcación del C.O.A.C.M. de Ciudad Real.

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