La Escuela de Gimnasia, libros y recuerdos 3 [Luis Antolín Jimeno]

1965  Pedagogía de la Educación Física


En 1961 se publica la ley de la Educación Física y del Deporte que proclama el derecho y el deber de los españoles a la educación física. En sus artículos desglosa el reparto de funciones y preceptos para su desarrollo. Se crea el Instituto Nacional de Educación Física y la Escuela de Gimnasia (Escuela Central de Educación Física), a la que se le reconoce el trabajo realizado, pasa a ser colaboradora de esta institución. Esta ley acaba con la dependencia política de la educación física y el deporte y se abren a nuevos desarrollos teóricos y prácticos. Otra consecuencia de esta ley es la posibilidad de que el Consejo Superior de Deportes subvencione nuevas instalaciones en la Escuela de Gimnasia, pero esto requiere que se abra a la población civil y facilite su uso.

Con esos pelos, ninguno hubiera podido entrar en la Escuela de Gimnasia

En ese contexto, en 1964, un grupo de jóvenes, convocados por el Comandante Acevedo, nos reuníamos en las pistas de atletismo para poner a prueba nuestras capacidades atléticas. Pero la disciplina militar que se nos pedía para acceder a las instalaciones no facilitaba el entusiasmo. La exigencia del pelo corto o, los más mayores, no llevar barba o el bigote sin guías, era disuasoria para quienes se iniciaban en un deporte del que no estábamos muy seguros si era divertido. Además, el sistema de acceso a las instalaciones, quedaba en manos del soldado de guardia y, con frecuencia, nos teníamos que volver a casa sin entrenar. O lo que era peor, decidíamos saltar la valla para evitar el control y acabábamos detenidos en el Cuerpo de Guardia amenazados de rapa. La paradoja era que entre nosotros estaba un nieto del General Villalba Rubio que acababa siendo nuestro aval para que no nos cortaran el pelo al cero. Para nuestros catorce años, con los Beatles señalando un camino que ponía de los nervios a los mayores, no parecía la mejor pedagogía. A pesar de no ser fácil, compartí la pista de atletismo esos años con Gaitán, Ortega, Isabel, Velasco, Hidalgo, Melguizo.

Otro grupo se estaba iniciando en la esgrima con el Comandante Odón. Éste era una persona de una calidad humana admirable que dedicó mucho esfuerzo a hacernos atractivo el deporte. En el año 1965 publicó un libro sobre pedagogía que demuestra la evolución de los contenidos y la metodología didáctica de la educación física. Así como de las dificultades para cambiar mentalidades cuando aún estábamos en plena dictadura.

Pedagogía de la Educación Física

La primera dificultad que afronta este libro es que se admita la pedagogía como una ciencia que mejora los procesos de aprendizaje. Ya avisa el Coronel Ynglés en la presentación cuando alerta contra el error del menosprecio por la pedagogía. En el prólogo, el autor también alerta sobre el descuido de esta materia, sobre todo de la pedagogía de la educación física, que muchos quisieran que estuviera en manos, no de buenos maestros, sino de practicantes virtuosos o fortachones.

El siguiente problema que afronta el autor es consigo mismo y la institución en la que ejerce su docencia. Porque una cosa es dictar discursos en una clase y otra, bien diferente exponer conocimientos, organizarlos y dejarlos escritos. Las consignas, recurrentes en la época, de coraje, disciplina, valor, sangre fría y otras virtudes patrióticas o teologales, se tambaleaban si lo que se quería era organizar la docencia del juego o de la salud.

Así, por mucho que el autor se apoyara en bibliografías confesionales, como la obra de Consuelo Sánchez Buchón o del Papa Pio XI para conseguir el objetivo, por medio de la educación física, “del ideal humano impuesto por Dios”, luego, en las propuestas pedagógicas concretas, no encuentra ningún apoyo en la religión y, las soluciones pedagógicas, tienen que ser laicas y profundamente humanas. Mostrando contradicciones como si el autor, en el transcurso de su trabajo, hubiera caído del caballo deslumbrado por la luz de la ciencia.

En la publicación, como no podía ser de otra forma, el autor se ve obligado a afrontar los capítulos en los que la educación física muestra más retraso con respecto a la época (moral, mujer, deporte) con una mirada puesta en la tradición y otra en la modernidad.

Por eso, cuando va a hablar de educación moral habla de educación religiosa y, en un equilibrio de funámbulo, las cuatro páginas que dedica a este apartado, las despacha sin nombrar a Dios. Y sin decir lo que hay de moral (o inmoral) en la práctica deportiva.

Al hablar del derecho de la mujer al deporte habla de la maternidad como “peculiaridad” que debe condicionar su educación física. Se debate entre la doctrina nacional sindicalista de la Sección Femenina, los prejuicios sobre su desarrollo y la evidencia, ya universal, de la bondad del ejercicio también para la mujer, en igualdad con el hombre, para terminar haciéndose eco de los estudios que demuestran que antes, durante y después del parto, el ejercicio es bueno. Con lo que podría haberse ahorrado gran parte del sufrimiento y la tortura con que está escrito este capítulo.

Los elogios al deporte como sistema de educación ya son evidentes y dedica una gran parte de su estudio a ubicarlo en la educación física. Da la sensación de que la pedagogía que propone, encontrará sus mejores resultados en el deporte y en el entrenamiento deportivo.

A pesar de las contradicciones y los párrafos dedicados a sosegar la crítica ideológica que va a recibir, el libro mira hacia delante y es de agradecer. El ejemplar que yo tengo está dedicado a mi padre, aunque sus destinatarias eran mis hermanas, Instructoras Generales de la Sección Femenina. En esos años parece que en mi familia, todos teníamos algo que ver con el deporte y la Escuela de Gimnasia.

Pase de Mañana para la piscina. Cara y envés.

Epílogo

El Comandante Odón trasladó su convencimiento personal sobre la bondad del deporte y sus principios pedagógicos a los grupos civiles a los que enseñaba esgrima en la Sala de Armas de la Escuela. En el primer grupo estuvo mi hermano y, no me extrañaría que con él estuvieran Juan Pa, Chiqui y Cesar. Luego fuimos los que seguíamos su estela. Sus recursos para motivarnos, además del intrínseco de la parafernalia de las armas y la lucha, eran los campeonatos y las exhibiciones y, su arma secreta para retenernos, era la propuesta de que se iba a incorporar un grupo de chicas. Hicimos campeonatos y exhibiciones en el patio del Alcázar, en el Colegio de los Maristas y en la Vega durante las fiestas de agosto. Incluso participamos en un campeonato de España juvenil en Madrid. A veces tiraban armas con nosotros oficiales de la Escuela, recuerdo a Perote y Cerdido. Por fin, en un viaje para hacer una exhibición en Talavera de la Reina, en la parte de atrás del autobús subió un grupo de chicas, lo que en esos tiempos de educación segregada y en esa edad de hormonas de punta, resultaba un argumento muy convincente sobre la bondad educativa del deporte.

Pase de pistas.

No me acuerdo quien, nos propuso participar en un campeonato de Pentatlón Moderno y, sin haber disparado nunca una pistola, ni saber montar a caballo, competimos con otros deportistas que necesitaban comparsas para hacer sus marcas. Después, ya hablo de 1971, el capitán Perote, que supo de mi intención de ingresar en el Instituto Nacional de Educación Física me propuso ayudarle en el entrenamiento de un grupo de nadadores: Tito Recio, Luis Martínez, Cesar, Lanza… Luego me quedé a cargo de aquel mini equipo de natación, el director de la Escuela, Coronel del Barrio hizo una carta de recomendación dirigida a D. José María Cagigal por si ayudaba para mis pruebas de ingreso, aprobé y, ahí empieza para mí otra vida, otros libros, otros pelos y otra manera de vivir el deporte.

Luis Antolín Jimeno

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La Escuela de Gimnasia, libros y recuerdos 1 y la Escuela de Gimnasia, libros y recuerdos 2.

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4 Comments

  • Jechu

    Yo bien me inicié en el mundo del Deporte, Pentathlon Moderno, el la ECEF la Escuela allá por 1982. En el que todavía sigo compitiendo en categoría Másters, como heredero de esos fantásticos pioneros de la EF. También acabé estudiando en el Inef de Madrid. Un abrazo.

    • Un placer. Espero no aburrir con estas batallitas. Nunca viene mal un poco de historia reciente, de la mano del recuerdo. Seguro que los colegas de profesión, y espero que alguien más, entienden la pasión que es vivir unidos al deporte.

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