Al final del texto titulado “Arrastrarse hasta Belén”, ensayo de 1967, escrito por Joan Didion, se describe la enorme confusión que estuvo presente en el demasiadas veces idealizado universo “hippy”. En una de las varias visitas que la periodista hace a algunos de los grupos concentrados en San Francisco, encuentra a una niña de 5 años con los labios pintados de blanco. La madre le ha proporcionado una dosis abundante de LSD que alterna con peyote. La escena representa el final del disparate que fue aquel fenómeno que se produjo en California de una sociedad desarticulada, desorientada y sin rumbo como eran, y continúan siendo los Estados Unidos, cuyos gestos y costumbres nos empeñamos en imitar. Pero, ¿quién es Joan Didion, se preguntarán el lector?
Para terminar de completar el horroroso año 2021, el día 23 de diciembre fallecía, a los 87 años, Joan Didion. Unos días antes se producía la muerte de Eve Babitz, autora del libro titulado “El otro Hollywood” que se publicó por la recomendación de Joan Didion. En la introducción de este libro la autora, entre otras muchas, se lo dedica “a los Didion-Dunne, por ser lo que no soy”. Como dato para saber algo de Babitz anotar que fue la chica que se enfrentó desnuda en una partida de ajedrez con un trajeado Duchamp. El provocador, provocado. Duchamp parecía un ejecutivo aburrido de Wall Street. Claro, que todavía el lector se seguirá preguntado quién es Joan Didion, por qué se ha convertido en una escritora de culto, reconocida por Barak Obama, aunque poco de esto se conozca en España. Lo corriente por aquí es que las cosas y personas interesantes siempre lleguen con retraso.
Joan Didion nació en Sacramento, California, “la tierra dorada donde el futuro siempre es atractivo porque nadie recuerda el pasado”. En el seno de una familia republicana, de padre militar. En1961se trasladó a Nueva York y empezó a trabajar en Vogue. En sus oficinas aprendió a conocer el poder de las palabras según el manejo y las combinaciones que con ellas se hagan. Forma parte de la revolución que supuso el nacimiento del llamado “Nuevo Periodismo”, junto con Tom Wolf, Gay Talese o Hunter Thompson. A los textos periodísticos se les aplicaban técnicas propias de las novelas para hacerlos más atractivos. Junto con su marido, el también escritor John Gregory Dunne, escribió varios guiones de películas entre ellos “Intimo y personal”, “Confesiones verdaderas” o “Ha nacido una estrella”, la versión de Bárbara Streisand, no la más reciente de Lady Gaga.
Conocí a Joan Didion allá por el lejano año de 2012 en la antología de algunos ensayos que se incluyó en el libro “Los que sueñan el sueño dorado”. Fue un proyecto para España, cuando nadie sabía nada de la periodista, del editor Claudio López Lamadrid quién convenció a la autora para que hiciera esta antología. El texto es recomendable porque contiene algunos de los ensayos que condensan la esencia crítica y literaria de la escritora. En ellos además disecciona, al margen de tópicos y mensajes de mercadotecnia, a la sociedad norteamericana y, sobre todo, californiana de la época, “en los únicos sitios donde sabe buscar: en las películas y en los periódicos la última parada para todo el mundo que viene de otra parte, para todo el mundo que ha llegado aquí huyendo del frio y del pasado y de las costumbres de antaño. Se trata del lugar donde esa gente intenta encontrar un nuevo estilo de vida, e intenta encontrarlo en los periódicos y en el cine. Hoy diríamos en las redes sociales y en las televisiones. Ahora, que ha fallecido, abundan sus libros en las librerías. Aunque les sugiero encarecidamente “Los que sueñan el sueño dorado”. Es un librazo.
” … una sociedad desarticulada, desorientada y sin rumbo como eran, y siguen siendo los Estados Unidos,,, ”
Esta aseveración, hecha desde la llamada Unión Europea y mas concretamente desde España, la veo un poco arriesgada y, desde luego, merecedora de explicación.
En todo caso, es muy deseable que ia obra de Joan Didion sea más conocida en España, aunque su estilo requiera una traducción muy técnica para no perderlo.
Ah, y muy buena, por sugerente, la foto de la cubierta del libro, asomada a la ventanilla de un Chevrolet Corvette, todo un símbolo del sueño americano.
me gusta como Duchamp se centra en el tablero y como lo capta el fotógrafo, toda una ironía ante la trémula carnosidad, la abstracción del pensamiento geométrico del juego, tiempos de aperturas desde el escondrijo, desde la esquina, saltando al frente, gracias por abrir la ventana, sopla la brisa fresca de los sesenta