Toledo, la ciudad de Toledo, es algo más que los tópicos que creen sus habitantes o los tópicos que reciben los de fuera de ella. Como todas las ciudades esconde un patrimonio que no se suele ver. Puede ser inmobiliario, mobiliario, cultural, social, ideológico, o de costumbres. Toledo es, por esta lógica, algo más que el Greco, dos sinagogas, una catedral gótica, el monasterio de San Juan de los Reyes o una trama urbana medieval, mejor o peor conservada. Uno de los elementos desconocido absolutamente es un mural de cerámica de más de 130 metros cuadrados de escenografía y colorido exuberantes, que se encuentra en la antigua Universidad Laboral, hoy Centro de Enseñanzas Integradas.
No describiré las peculiaridades arquitectónicas del centro ni los objetivos ideológico-pedagógicos del proyecto educativo en los años en los que se construyeron. No es el tema. Dispusieron, en general, de un gran profesorado, diverso y complejo, como todo profesorado, y multitud de alumnos, que sin esas aulas y sus condiciones, jamás hubieran estudiado. No dependían del Ministerio de Educación, aunque estuvieran relacionados, sino de los equivalentes ministeriales de trabajo. Tenían autonomía de recursos y de programaciones. En función de esa autonomía fue posible que el primer director del centro, D. José Manuel Gutiérrez-Bravo, concertara con un matrimonio francés, afincado en Toledo, la creación de una obra decorativa que resultaría única. No hubo límites ni condicionantes políticos o temáticos, sólo que al final el dinero empezó a escasear. Los autores actuaron según su criterio. Sabían, eso sí, que su actividad debía considerarse didáctica para alumnos interesados en el oficio de la cerámica. Se buscaba que los estudiantes se aficionaran a la cerámica de antigua tradición toledana que, por aquellos años, iniciaba el declive. Precisamente por los mismos años, un profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, Sebastián Aguado, investigaba y rebuscaba entre escombros para recuperar las técnicas de cerámica de cuerda seca y la de reflejos metálicos.
El centro se inauguró en octubre de 1972. Fue una de las últimas obras de este género. Años después, las paredes de los módulos –es un centro de estructura orgánica- seguían blancas. El director se propuso cambiar ese aspecto desaliñado. Dos franceses que residían en Toledo, Suzanne Grange y Raymond Edanz, que tiempos más tarde elegiría el apellido Neve para enlazar con un antecesor familiar, Felipe de Neve, fundador y primer gobernador de la ciudad de Los Ángeles, obtendrían el encargo de embellecer alguna de aquellas paredes. Su estancia en Toledo sirvió, así mismo, para que un joven desorientado en su futuro, entrara en contacto con ellos para conocer sobre las narraciones del ciclo artúrico, ignoradas completamente en España. Producto de la colaboración entre ambos fue la traducción e ilustración de “Mor Artur”, por Suzanne Grange. La primera época de la editorial Siruela arrancaría con la iniciativa de aquel matrimonio francés, amantes de los gatos, que trabajaron y vivieron durante trece años en Toledo. (Ver “Extraños entre nosotros” 28/03/2016 HdP)
La obra la titularon “El Mural del Anillo”, tal vez como eco de las novelas del entonces, como hoy ignorado, Tolkien. Aunque lo explicaron de otra manera. Contaron que un día, pasando por la carretera de circunvalación de la ciudad, conocida popularmente como carretera del Valle, vieron la ciudad flotando por encima de un círculo mágico de niebla, que subía del Tajo. Precisamente el Tajo se asemeja a un anillo que circunda la ciudad. Lo recogerían en uno de los lienzos del mural: en la pared en la que recrean una visión de Toledo, rodeada de un río feraz. El mural está realizado en cerámica esmaltada, cocida en diferentes sesiones a 1200 grados de temperatura, algo que nunca se había experimentado en las cochuras de cerámica en Toledo. El “Mural” se pegó al lugar elegido, la cafetería del centro, como una piel de impactante colorido.
En el lienzo de pared, la de la izquierda, según se entra en la cafetería, se presenta la ciudad con los más representativos edificios, visibles desde la carretera de circunvalación. En la actualidad parada inexcusable para quienes quieran conseguir una visión global de la ciudad. Como ya hiciera El Greco – también innovador y extranjero – alteraron la composición del plano de Toledo, concentrando los edificios simbólicos en torno al paisaje que lo circunda, río Tajo, vegas y montes incluidos. En la ciudad idealizada predominan los tonos tierras, malvas y azules suaves, poblada de personajes diversos, tanto arriba como abajo, (vestigios probables de las aficiones ocultistas de los autores).
Desde la pared donde se realizado el plano de la ciudad se accede al panel central, un salón amplio y con sucesión de ventanales, a través una puerta que hubiera copiado Tamerlán o cualquier constructor hindú. En el salón se celebrará una fiesta en la que el azul intenso del cielo estrellado, una naturaleza colorida y dispersa por todo el escenario, más la sucesión de columnas en oro y amarillo, trasmiten el brillo de un palacio oriental. Dentro se mueve un conjunto de personas, con vestidos cortesanos unos, con diseños imaginarios y muy coloridos, otros. Se acumulan bailarinas, pajes, mujeres llamando la atención al espectador, un niño y un trovador medieval, entre otros variados personajes. ¿Asistimos a la representación de una fiesta galante de Bretaña o de Flandes? ¿Es la recreación de la corte de Camelot, influidos por la traducción y dibujos para el libro la muerte del rey Arturo?
El tercer panel, en la pared de la derecha, siguiendo la entrada a la cafetería, es algo distinto. Mantiene la impresión general de unidad temática, aunque predominan los rojos, blancos intensos y azules, casi negros. Los personajes son diferentes a los anteriores, todos con un antifaz o careta que les transforma en agentes de un carnaval veneciano. La fuerza de atracción de esta escena proviene de la intensidad de los rojos en la diversidad de matices que ha posibilitado el fuego. Es el panel donde manejan con mayor solvencia las técnicas experimentadas en los cuadros anteriores porque ya conocen los comportamientos de óxidos, ácidos y mezclas. Son figuras irreales, cercanas a individuos que se han sometido a alguna clase de transformación. Una mujer hierática, en pie, misteriosa, cierra el último paño del mural.
Resta, al margen de las tres paredes, un apéndice por el acceso o salida de la cafetería, con toda ella cubierta por una arco coloreado y otra mujer, más amable que la anterior, que da la bienvenida-despedida a quién ha entrado en un espacio real, como es la cafetería, y mágico, como se escenifica en el mural. Y en la parte baja de la barra, una naturaleza esplendorosa de plantas y peces completan el mural.
Jesús Fuentes Lázaro
Excelente, ameno y bien documentado relato de Jesús Fuentes. Tuve el privilegio de ver, ladrillo a ladrillo, como nació y creció el mural, conocer a los autores, y disfrutar de su exquisito trato personal . De su generosidad y mil vicisitudes para llevar a buen fin esa obra maestra.
El Laboral nace del proyecto de 1972, de Fernando Moreno Barberá, que tiene obras importantes en Valencia. Y se entiende esa integración de las Artes en el contexto de las experiencias de las Universidades Laborales. Que despliegan otro campo experimental importante en esas tareas de unificación de campos creativos .
Hola, Jesús. Gracias por escribir un fantástico artículo sobre el mural que hicieron mis padres. Si aún estuvieran con nosotros, se habrían alegrado muchísimo, te lo aseguro. Es raro que alguien vea el mural y no se quede atónito. Fueron tres años de duro trabajo, pero también puedo asegurarte que disfrutaron mucho haciéndolo y que les aportó muchísimo. Si me permites, solo quisiera hacer un pequeño comentario. Mi padre nunca coció a 1.200 grados, como mucho a mil. Si hubiera subido más la temperatura de la mufla, no habría obtenido estos resultados. Un abrazo muy grande.
Mathilde Grange
Gracias a todos por vuestros comentarios, sugerencias y aportaciones en un asunto tan importante como descubrir a la mayoría una obra de arte desconocida.