Después del exilio del gran Cardenal Lorenzana, Toledo entra en una fase definitiva de ostracismo. Una ciudad dormida, en la que las imágenes que nos llegan demuestran la decrepitud de un tejido urbano abandonado y pobre. Una ciudad en la que se pueden dar personajes como D. Suero, en cuya intención pone D. Benito Pérez Galdós en su novela Ángel Guerra escrita en 1890, la siguiente propuesta:
“No volvería al Ayuntamiento si no con vara alta para su proyectado embellecimiento de la ciudad, contando con los mayores contribuyentes, los representantes en Cortes, el Cabildo y el Cardenal. Derribando San Servando, por tierra todas las murallas viejas y el recinto interior de la puerta de Visagra (sic), con el valor de la piedra se abriría una nueva arteria entre Zocodover y la Catedral, la cual sería rodeada de jardines a la inglesa…”
Y continua con su proyecto diciendo:
“respetando los grandes monumentos, Catedral, Alcázar, San Juan y poco más, debemos meter la piqueta por todas partes, y luego alinear, alinear bien. Vengan bonitas fachadas, vías amplias, con árboles, kioscos y candelabros de gas… ¡qué hermoso sería aislar completamente la Catedral, ensanchar la calle del Comercio y poner un tranvía de punta a punta”.
Menos mal que su “proyecto” no pasara de la mera exposición en una novela, ya que era tendencia que este tipo de medidas se llevara a cabo para modernizar las ciudades. Quizás fuera solo la falta de recursos la que impidió que saliera adelante.
Mientras, los viajeros románticos empiezan a llegar a la ciudad, los dibujos de Gustavo Doré, los textos de Mauricio Barrés, los más tardíos de Rilke.
Todos tenían para elegir qué cara de ese maravilloso diamante que es Toledo, preferían para definir lo indefinible por su complejidad. Un Toledo que formaba parte de las diez ciudades históricas de referencia en Europa. Un Toledo que había llegado así por haber quedado al margen de una modernidad y un progreso que se había cargado los cascos históricos de cientos de ciudades en España y en Europa.
Y esto supuso que decir Toledo a principios del siglo XX era hacer referencia a una ciudad que englobaba un mito. Mito de ciudad de las tres culturas, la de los Concilios, la de la Escuela de Traductores, la del Emperador Carlos, la del Greco, la de las églogas de Garcilaso y los escritos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa.
Y llega la destrucción que trajo la Guerra Civil y hay que reconstruir. En 1940 Toledo es declarado conjunto monumental y eso supone establecer criterios de conservación muy estrictos y que las licencias urbanísticas dependan de la Dirección General de Bellas Artes. Además por las Direcciones Generales de Arquitectura y Regiones Devastadas, se ponen en marcha los trabajos que dan pie al Plan General de Ordenación de 1943. Aflora un urbanismo diferente que se impuso en los alrededores del Alcázar y en la Avenida de la Reconquista. Los barrios de la periferia empiezan a surgir.
En 1956 con la nueva Ley del Suelo, todos los municipios tienen que tener un Plan de Ordenación. Toledo ha de modificar el voluntarismo del Plan de 1943 por uno nuevo. Y empieza lo que será una constante a lo largo de los últimos 80 años. hay que adecuar lo construido en los últimos años a las exigencias de la legalidad. Además, Toledo acoge uno de los Polígonos de descongestión de Madrid. El planeamiento del Polígono de Santa María de Benquerencia, aunque positivo a la larga para el crecimiento de la ciudad, tampoco corresponde a lo que debería haber sido consecuencia de un Modelo de Ciudad.
Y llega el Plan General de 1964, que, como dijo el arquitecto Tomás Rubio Marín:
“La habilidad de los urbanistas empezó a utilizarse más para redactar memorias justificativas que para definir modelos o tomar decisiones sobre el futuro de la ciudad”
Y la mejor situación económica trajo la sustitución de inmuebles y la construcción de un Toledo diferente en los antiguos arrabales. Se fueron consolidando los barrios de Santa Bárbara, Reconquista, Santa Teresa, Palomarejos, Buenavista, Santa María de Benquerencia. Y el casco fue encerrándose en otro nuevo sueño, pero vaciándose de contenido. Una falta de modelo de planeamiento que ha supuesto que el crecimiento de Toledo haya traído vaciar el casco y, encima, no saber cómo volver a llenarlo.
Y llegó el Plan General de Ordenación Urbana de 1986, y se decide crecer hacia el nordeste creando una ciudad alargada, con barrios como Valparaíso, San Bernardo, La Legua, Montesión, más alejados aún del casco. Y además deja fuera de ordenación al Casco Histórico que no es hasta el Plan Especial de 1995 que tendrá su propia ordenación y esto, todo hay que decirlo, por el empuje de una Fundación Privada la Real Fundación de Toledo que, a iniciativa, fundamentalmente de Gregorio Marañón, lleva empujando en la defensa del patrimonio de nuestra Ciudad desde su creación en el año 88.
Y todo esto supone un movimiento periférico en el crecimiento de los pueblos del entorno de Toledo, llegando alguno de ellos, como Cobisa a crecer más de un 2000% en 20 años. Ciudades dormitorio con déficit de servicios y con una presión sobre los accesos a Toledo que incrementa los problemas de movilidad.
Y vino el último Plan, el POM de 2007, que preveía un crecimiento de suelo urbano para edificar 62.000 nuevas viviendas, casi el mismo número que habitantes Toledo tenía en ese momento. Una tramitación engorrosa ha supuesto que el Tribunal Supremo declare ilegal dicho POM después de años de pleitos, incertidumbres y vacíos legales, y que ahora estemos en una situación delicada de la que se debería salir cuanto antes, pero no haciendo lo que ya pasó en los planeamientos de 1956 y 1986 de resolver lo existente mediante memorias justificativas, si no planteando de una vez por todas un modelo de ciudad que tenga como herramienta el urbanismo para hacer un proyecto que responda a lo que los toledanos queremos y podemos hacer.
Y aunque ha habido muchas cosas buenas que han hecho que el Toledo de hoy sea, incuestionablemente, una ciudad mucho mejor que la de hace un siglo, hoy ya no estamos en ese ranking de las mejor valoradas de Europa. Ya el Mito, aun subsistiendo, queda lejos de tener el peso que en su día tuvo. Así que, agradeciendo y reconociendo el buen trabajo de muchos a lo largo de este siglo, debemos de hacer autocrítica de lo que no hemos hecho suficientemente bien, o que hemos hecho mal, para que la distancia entre Toledo y aquellas otras ciudades Mito que nos acompañaban a principios del XX, no se agrande.
El nombre de Toledo encierra un gran fondo de comercio que debemos aprovechar, superando lo de “que el buen paño en el arca se vende”. O dejándonos llevar de la inercia de los tiempos a través de apuntarnos a proyectos puntuales, o felices ideas que no corresponden a un proyecto definido que, en conjunto, nos permita ser eficientes.
Y es que Séneca ya nos advirtió que “No hay viento favorable para el que no sabe dónde va” Y ¿Sabemos en Toledo a dónde queremos ir? La complejidad de la sociedad contemporánea, el avance de los medios que disponemos y la necesidad de optimizar el uso de los recursos a nuestro alcance, nos obliga a preguntarnos y a preguntar
¿Tenemos un modelo de Ciudad? ¿Sabemos que queremos hacer en y con Toledo?
Llevamos décadas con este asunto encima de la mesa. La libertad de iniciativa de la sociedad es muy importante, pero la regulación, el marco jurídico, y el proyecto al que tienen que ir destinados los esfuerzos de los sectores públicos y privados, exige que, entre todos definamos que es lo que queremos hacer.
Analicemos cuanto tiempo se ha tardado en poner en marcha proyectos importantes. Los remontes de Recaredo y Miradero han superado, desde que se tuvo la idea hasta que se pudieron inaugurar casi una década, el Palacio de Congresos tres cuartos de lo mismo. ¿a lo largo de cuantos años se han construido las sedes de las distintas consejerías y dependencias de la Junta? ¿qué tiempo ha sido preciso para disponer de las sedes universitarias de San Pedro Mártir, Madre de Dios o el Campus Tecnológico de la Fábrica de Armas? Desde que se anunció hasta que se inauguró ¿cuántos años pasaron por el Alcázar para ver la Biblioteca o el Museo? Nadie duda del éxito del año Greco, ¿Pero saben Uds. los años de trabajo que se emplearon para alcanzar los resultados finales?
Es obvio que en todos estos casos estamos hablando de periodos que superan con creces una legislatura. Quién proyecta no suele ser el que inaugura, así pues ¿tanto trabajo cuesta ponernos de acuerdo en lo que tenemos que hacer?
Ángel Dorado Concejal del Ayuntamiento de Toledo durante cuatro legislaturas, primero por el PCE y luego dentro del grupo de Izquierda Unida, formando parte tanto del Gobierno Municipal como de la oposición, dijo lo siguiente haciendo referencia a lo que él considera “Una experiencia histórica”:
“A ese respecto, siempre que puedo recuerdo la experiencia novedosa, creo que única en España, que se vivió en la primera Corporación democrática allá por 1979 en la que siendo alcalde Juan Ignacio de Mesa todos los grupos, a propuesta de este, llegaron al acuerdo de tener responsabilidades de gobierno en distintas áreas. Lo más curiosos e importante de aquel encaje de bolillos es que los concejales que no pertenecían al partido que tenía la Alcaldía seguían siendo oposición en las materias que ostentaban los de ese partido. El resultado en términos generales fue bastante beneficioso para la ciudad y por ende para los ciudadanos”
Perdonen por la cita, pero es que creo que es muy importante lo último que en la misma se dice, “Fue bastante beneficioso para la ciudad y por ende para los ciudadanos”
Han pasado muchos años e, insisto, mucho y bueno se ha hecho. San Marcos como Centro Cultural. Los accesos al casco con los remontes de Recaredo y el Miradero, la rehabilitación de San Pedro Mártir y Madre de Dios como sede de la Facultad de CC. JJ y SS. de la UCLM, la recuperación de la Fábrica de Armas como Campus Universitario. La recuperación de las márgenes del Tajo, aunque solo sirvan para dar mejor imagen a la cloaca en la que el Trasvase y la contaminación lo han convertido. El parque de las Tres Culturas. La llegada de la Alta velocidad a Toledo, actuaciones muy importantes en el equipamiento de los barrios de la ciudad, bibliotecas, centros deportivos. Y, sobre todo, el aumento de la sensibilidad de los ciudadanos para comprometerse en la mejora de la misma. Quizás por esto es por lo que debemos considerar si ha llegado el momento de volver a poner encima de la mesa la cuestión fundamental ¿tenemos un modelo de ciudad?
Siento tener que decir que no. Las actuaciones que se han llevado a cabo, siendo importantes, no corresponden a un proyecto general de ciudad. ¿A dónde vamos? ¿Qué proyectos son prioritarios a la hora de destinar los recursos que disponemos?
A lo largo de los años 90, muchas ciudades españolas llevaron a cabo cambios estructurales muy importantes basados en Planes estratégicos estudiados a tal fin. Barcelona para sus Olimpiadas. Bilbao con la recuperación de la ría y el montaje del Guggenheim. Vitoria para convertirse en la Ciudad Europea con mayor superficie verde. Todas fueron ejemplo de que se debía y podía aspirar a comprometer a las administraciones y a los ciudadanos en la consecución de proyectos de ciudad.
Toledo fue la segunda ciudad de España (la primera fue Santiago de Compostela) en disponer de un Consorcio en que, con representación de todas las administraciones, se pudieran llevar a cabo actuaciones en el Casco Histórico. Pero siendo todo esto muy importante, seguíamos y seguimos, sin tener un proyecto integral para toda la ciudad que nos permita saber qué modelo queremos para Toledo.
El experimento que se llevó a cabo a principios de esta década para diseñar el plan Estratégico de la ciudad y que establecía un periodo de actuación 2012-2020, quedó en eso, un experimento por cuestiones partidistas que impidieron que el Pleno Municipal lo aprobara en tiempo y forma.
Pero hay que ser optimista, o al menos, yo prefiero serlo. Si hace 11 años en el DAFO que se aprobó en el Consejo Social de la Ciudad, figuraban muchos interrogantes, hoy podemos seguir utilizando aquella información para poder tener una base de partida sobre lo que debemos hacer. Y doy prioridad a nuestras Fortalezas y Oportunidades que son muchas.
Como FORTALEZAS
- Ser capital de la provincia y de Castilla – La Mancha.
- Ser ciudad universitaria.
- Ser Ciudad Histórica, Patrimonio de la Humanidad.
- La proximidad de la Comunidad de Madrid en cuanto que mercado turístico y cultural inmediato.
- Estar en el centro geográfico de la Península Ibérica.
- Tener un sistema de comunicaciones rápido con Madrid.
- Estar a 90 Km, y a poco más de una hora de distancia, del aeropuerto internacional de Madrid – Barajas.
- Estar a 80 minutos del futuro aeropuerto de Ciudad Real. (Fallo de previsión)
- Estar conectada, por autovía, con el Centro de la Región, a través de la Autovía de los Viñedos.
- Mejora inmediata del sistema de comunicaciones – Autovía de Castilla – La Mancha; futura autopista de Peaje Toledo – Córdoba, futuro intercambiador de transportes ferroviarios de la Sagra.
Como OPORTUNIDADES
- Oferta turística, cultural y monumental inmejorable
- Posibilidades de desarrollo de empresas logísticas y de servicios, como descongestión de Madrid, y de distribución tanto para ese mercado como para buena parte del conjunto castellano – manchego.
- Impulso del desarrollo universitario, que puede incrementar y mejorar su oferta universitaria.
- Recuperar el río Tajo.
- Toledo como ciudad de encuentro y ciudad de las tres culturas. Turismo de congresos.
- El entorno natural de los Montes de Toledo como ámbito de esparcimiento lúdico complementario al de la ciudad.
- Hacer un desarrollo modélico de ciudad como consecuencia de la aprobación del POM donde primen los desarrollos de la ciudad y la calidad de vida de sus ciudadanos sobre los meros intereses constructivos. Construir con calidad, con urbanismo de diseño, con amplitud en los espacios y cohesión de la ciudad. Nuevas infraestructuras.
- Puesta en valor de la figura y obra de EL GRECO como reclamo del turismo cultural europeo. IV Centenario. (Toledo puede acoger múltiples conmemoraciones)
- La peatonalización del Casco Histórico y su consiguiente impulso como zona residencial, administrativa, turística, cultural, museística, comercial y de ocio.
La población de Toledo creció un 42% entre 1981 y 2008. El Área metropolitana, que engloba a los nueve municipios próximos a Toledo, se incrementó, en el mismo periodo en un 64%, 22 puntos más que toda la provincia. Es obvio que la proximidad a Madrid ejerce una influencia importante en las cifras de crecimiento demográfico, muy por encima de los que el índice de natalidad permitiría alcanzar. Pero fijar crecimiento superior al 300% en la ciudad de Toledo no se le hubiera ocurrido ni al personaje de D. Benito. El POM de 2007 intentaba enladrillar todo el término municipal en un despilfarro de suelo e infraestructuras totalmente injustificado.
El POM de 2007 es un problema en lugar de una solución. En estos momentos el Ayuntamiento centra su gestión en resolver las licencias concedidas al amparo de dicho Plan. Esa elucubración que los responsables del Plan tuvieron de fijar un horizonte de 200.000 habitantes para los, hipotéticamente, ocho años que debe tener de objetivo un Plan, solo ha servido para crear unas estructuras comerciales que han cambiado el modelo de suministro al ciudadano, han destruido el comercio de proximidad y ha concentrado el trafico particular de manera opresiva en algunas vías de comunicación.
Desde el año 2007 a hoy, y se considera un éxito, solo hemos alcanzado la cifra de 85.000 habitantes sin tener déficit de viviendas. Y el mayor porcentaje de crecimiento se ha generado en los dos últimos años con una media de 1000 habitantes en cada ejercicio. Con este ritmo de crecimiento, que es bastante sensato, el POM de 2007 debería haber estado durante ciento quince años.
Dado que empecé con una frase de Seneca, permítanme que termine con una sura del Corán que dice que “El hombre que no sabe a dónde va, termina llegando a ninguna parte”
¿Queremos saber a dónde vamos? ¿Alguien quiere liderar definir un modelo de ciudad?
El Ayuntamiento debería retomar este proyecto, los ciudadanos deberíamos saber quién está comprometido con el pacto interpartidista que esto supone. ¿Queremos representantes que encuentren un problema para cada solución? O somos ya una sociedad democrática madura en la que queremos y podemos exigir soluciones a los problemas que como Ciudad tenemos.
Todo liderazgo se debe ejercer anticipándose a los retos que están por venir. La evolución de los tiempos hace prever que los nuevos retos a los que nos tenemos que enfrentar exigen soluciones imaginativas. Las fuentes de energía, la movilidad, la logística, los servicios, todo será diferente en el próximo lustro. Estamos en una sociedad que, lentamente, asume las respuestas a un modelo digital que avanza exponencialmente. Trabajo a distancia, la red como elemento de soporte y traslado de información, cambio en el modelo de propiedad de los medios de transporte, la velocidad a que se están produciendo muchos de los cambios que parecían lejanos hace escasos años nos obliga a procurar ir más deprisa aun en la respuesta a los nuevos retos que estos cambios van a suponer.
Y el soporte para resolver muchos de estos retos, está en que todos podamos acceder a Internet en alta velocidad. Fibra óptica, tecnología 5G, Wi-Fi, cualquier solución técnica que permita que en cualquier sitio y mediante cualquier medio, el ciudadano tenga acceso rápido y fiable al conocimiento. Y no solo para el vecino y residente, si no para nuestros visitantes y para las empresas que quieran asentarse en nuestro término municipal. Tenemos que planificar espacios para aparcamiento o intercambiadores para vehículos autónomos.
¿Sabemos las respuestas para preguntas que ni siquiera nos estamos planteando?
Hay muchos cambios que están ya en la puerta de nuestra casa y Toledo no tiene los medios para responder a este reto.
En la sociedad 4.0 a la que estamos abocados muy a corto plazo, el casco histórico de Toledo está excluido por omisión de los operadores y por falta de medidas a adoptar por las administraciones. En 1992 la Real Fundación de Toledo, entregó en el Ayuntamiento el proyecto de zanja Única homologado por los prestatarios de servicios, Iberdrola, Telefónico, etc. En 26 años, solo se hizo un trazado en la subida de la Cuesta de las Armas sin terminar de dar servicio a los vecinos.
Debemos exigir que, ya que no podemos recuperar el nivel que el Mito de Toledo supone, al menos nuestra generación pueda decir con dignidad que ha sabido llevar a la ciudad a una realidad acorde con nuestro tiempo.
TOLEDO 22 de febrero de 2018
(Transcripción de la clase impartida por el profesor Juan Ignacio de Mesa Ruiz en el acto de honor a Gregorio Marañón, “Toledo lugar clave del pensamiento y la historia” , el día 22 de febrero, en el Paraninfo del Palacio de Lorenzana)