SESIÓN CONTINUA
El genial teórico español Vicente Sánchez Biosca diferenció en el cine alemán de entreguerras dos corrientes francamente distintas de modelos narrativos: el cine transparente-narrativo y el hermético-simbólico, siendo el expresionismo el máximo exponente del segundo caso. Béla Balázs en El hombre invisible (1924), hablaba de que la clave del cine expresionista alemán radicaba en la fisonomía latente, el auténtico rostro de la realidad, que se mostraba al artista a través del espíritu colectivo y le permitía plasmar la realidad tal cual es: ilógica, sucia, desquiciada, sin sentido, dominada por fuerzas macabras, sin corrección política, sin modales, sin velos de ninguna naturaleza. Continuar leyendo