De Caligari a Hitler IV: Kammerspielfilm. [Germán Esteban Espinosa]

SESION CINE ALEMAN IV

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Dejando a un lado el expresionismo alemán, vamos a saltar al otro gran estilo creado en los años 20 en Alemania: El Kammerspielfilm o Cine de Teatro de Cámara, llamado así por la influencia de la dirección escénica del gran Max Reinhardt, uno de los directores de teatro claves del siglo XX, cuyos pinitos en el cine se pueden rastrear en Sueño de una noche de verano.

En un número anterior citamos a Sombras de Weimar, de Vicente Sánchez Biosa, como una obra esencial para entender este periodo. Decíamos que el autor divide los modelos de representación cinematográficos de la etapa en modelos hermético-simbólicos (Expresionismo) y transparente-narrativos (Kammerspielfilm). Este tipo de cine es completamente opuesto al expresionismo. Busca ser lo más verosímil posible. Destaca, de hecho, por prescindir de los rótulos. La producción se entiende por sí misma, sin necesidad de subtítulos pese a ser cine mudo. El kammerspielfilm logra por fin la aspiración del cine de ser universal, de atravesar las fronteras del lenguaje, de superar la maldición de la Torre de Babel.

Cuando Max Reinhardt se arruinó, suceso común entre los directores de escena del siglo XX, transportó su teatro a otro mucho más pequeño, con espacio para pocas personas, y descubrió que este reducido tamaño, al proporcionar un acercamiento mayor entre actores y público, permitía centrarse más en el naturalismo que en la exageración, pudiendo los espectadores apreciar con facilidad los leves movimientos de los rostros de los actores, sin que estos tuvieran que recurrir a exageraciones sobreactuadas.

De caligari a Hitler - El último
Fotograma de: “El último” (Der letzte Mann) 1924.

Esto es lo que lleva a que el Kammerspielfilm se llene de primeros planos y de una interpretación inmensamente más naturalista que el modelo expresionista. Ya no buscan mostrar la fisonomía latente, sino la realidad tal cual es, apoyándose en la música, las transparencias, la superposición de fotogramas y muchos primeros planos y encuadres detalle para dotar de ritmo y significado a la narración, consiguiendo crear las películas más frescas y modernas de todo el cine mudo, películas que son fácilmente disfrutables sin necesidad de concienciarnos previamente. Es un estilo cinematográfico asombroso.

El Último, de Murnau: Cumbre del Kammerspielfilm.

Si hay una película que resume a la perfección los rasgos estilísticos del Kammerspielefilm es El Último (1924), de Friedrich Wilhem Murnau. El último, interpretado por la espalda del cine alemán Emil Jannings, apodado así por su curiosa capacidad de expresar todo lo necesario con la posición y el movimiento de su espalda, y conocido mundialmente por ser el profesor que pierde la cabeza por Marlene Dietrich (otro talento de Hollywood importado desde Europa) en El Ángel Azul de Josef Von Sternberg (1930).

De caligari a Hitler 4 Murnau
Friedrich Wilhem Murnau

El último nos cuenta la vida de un orgulloso portero de hotel que, por su avanzada edad, deja de poder realizar su trabajo al no poder cargar bien las maletas. Por ello, el hotel decide cambiarle del puesto de portero a asistente de lavabos (la persona encargada de proporcionar colonias o espuma de afeitar a los usuarios de los baños, labor que entonces era notablemente mejor remunerada que el de portero). Esto conlleva la pérdida del uniforme, lo que supone un gran trauma para Jannings, además de sentir la futura humillación a la que le someterán los vecinos de su barrio, por perder el uniforme.

De caligari a Hitler 4 fotograma el Ultimo
Fotograma de: “El último”. Busca mostrar la realidad tal cual es.

Es curioso que cuando la película llegó a Norteamérica, los estadounidenses no le encontraban la lógica, la percibían como completamente absurda. No comprendían por qué el protagonista se sentía tan molesto si en el nuevo empleo ganaba más dinero que en el anterior y con notablemente menos esfuerzo. La respuesta la hallamos en La pantalla demoníaca, de Lotte H. Eisner: “el vestuario en Alemania lo es todo”. En efecto. En Alemania el vestuario resumía la posición social, el puesto de trabajo, la clase, todo. Perder el traje es perder la dignidad, es perder la fortaleza.

Esta película también instaura un recurso fílmico utilizado hasta la saciedad: la aparición de muchas bocas superpuestas en la cara del protagonista, riéndose, aumentando así la sensación de vergüenza que siente el personaje y materializando su humillación sin necesidad de tener que explicar nada ni con el sonido ni con los subtítulos.

El último demuestra tanto una excelente labor de dirección como lo bien que funcionaba Murnau trabajando con Carl Mayer, que como recordarán, fue uno de los creadores y guionista de El Gabinete del Doctor Caligari. A continuación pueden disfrutar de El Último, película que además, fiel a su propósito de transparencia narrativa, obvia los baños cromáticos y apuesta por el riguroso blanco y negro.

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Germán Esteban Espinosa, periodista

Germán es el editor de crítica de cine de la Web  Hombre en Camino: Homo Viator

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