Cuando en 1595 el Greco pinta el cuadro La Sagrada Familia (óleo de 127 X 106 cm) que hoy se expone en la biblioteca del Museo de Tavera, en Toledo, seguro que ya pensaba en la posibilidad de que dentro o fuera de su Escuela se realizarían copias con mayor o menor acierto y calidad artística.Continuar leyendo
Dejando a un lado el expresionismo alemán, vamos a saltar al otro gran estilo creado en los años 20 en Alemania: El Kammerspielfilm o Cine de Teatro de Cámara, llamado así por la influencia de la dirección escénica del gran Max Reinhardt, uno de los directores de teatro claves del siglo XX, cuyos pinitos en el cine se pueden rastrear en Sueño de una noche de verano.Continuar leyendo
Desde hace un tiempo la intervención en el castillo de Matrera, situado en el cerro de Pajarete de Villamartín en Cádiz, se ha convertido en un suceso mediático. La obra, concretamente la restauración torre del homenaje, ha sufrido numerosas críticas y una presencia en los medios de comunicación poco habitual en este tipo de intervenciones. Acompañamos aquí varios enlaces con críticas que han llegado hasta de las islas británicas: El País, El Mundo, Abc y The Guardian. Mención especial es la negativa atención dedicada desde Hispania Nostra. Sin embargo, en un sentido diametralmente opuesto, la obra ha merecido recientemente una distinción internacional en la categoría de restauración: Architizer A+. Continuar leyendo
Plaza del Ayuntamiento. Toledo 1968. Valerio Lazarov rueda para TVE la película “La última moda“. Un jovencísimo Hilario Barrero (nuestro particular poeta en Nueva York) aprovecha uno de los descansos para entrevistar al director y realizador de origen rumano, afincado en nuestro país y que, por aquellos años, iniciaba su particular revolución en el modo de hacer televisión. Su “salto a la fama” lo alcanzó con la emisión en TVE de “El irreal Madrid“. A partir de ese momento Lazarov y Televisión serán un binomio inseparable.Continuar leyendo
Se inicia como orfebre y escultor. Personaje novedoso, en su época, en la representación de sus trabajos e incompatible con la tradición. Sólo basta con estudiar el concurso (1401) que pierde para la ejecución de las puertas del Baptisterio de Florencia frente a Ghiberti, de las que se conservan las tablas de prueba que realizaron ambos, para demostrarlo.
“El sacrifico de Isaac”: (izq) Ghiberti (der) Brunelleschi. Museo Nacionale del Bargallo, Florencia
Es habitual que cuando un desconocido te pregunta por tu profesión y le respondes: “Arqueólogo”, inmediatamente te habla de los dinosaurios. Aquí, amablemente le explicas que “eso” es “cosa” de los paleontólogos y añades ya en voz baja: “en esa época no existía el hombre”. Tu interlocutor, rápidamente, sin ni siquiera pensar lo que le acabar de comentar, te tira a bocajarro: “Habrás ido a Atapuerca”. A lo que respondes: “…que sí, que muchas veces”. En este caso he de reconocer que la pregunta duele en lo más íntimo. Hace años mi hijo pequeño, después de una visita a Atapuerca, donde le montaron en un Land Rover y a cada sitio que iba le daban un refresco y un bocadillo de jamón, me dijo: “Papa no te enfades, en los yacimientos en los que trabajas la gente es muy simpática, pero esto si que está bien montado (sic. del original) ”. Tu propio hijo, sangre de tu sangre, deslumbrado por el “hall palace” de la arqueología hispana. El tercer “topic” que se suelta siempre tu interlocutor es el de si has viajado a Egipto. A lo que respondes, ya de mala gana, que sí, aunque ya no le aclaras que has ido por el mundo copto y el islámico. Finaliza, la conversación con una pregunta básica: “¿Has descubierto algún tesoro?” A lo que tú respondes: “¡No, nunca!”. Ha quedado claro para mi interlocutor que soy un arqueólogo pésimo, “malo de narices”. L@s lector@s pensarán que esta conversación es exagerada, pero les puedo asegurar que se ha repetido muchas veces y me consta que muchos de mis colegas han sufrido el mismo interrogatorio.
¿Dónde estaban los derechos de los niños? ¿Y los adultos? Parece que solo sobre el dibujo trazado con “tiralíneas”, “escuadra” y “cartabón”.
Queremos pensar que cuando se programó el desarrollo urbanístico de la actual margen derecha de la avenida de la Reconquista, frente a los bloques conocidos popularmente como “de los militares”, no se olvidaron de dibujar las zonas verdes, plazas y aceras. Pensamos que se trata -ni más ni menos- solamente de invertir la prioridad constructiva: primero la vivienda y luego el entorno.Continuar leyendo
Vamos a dedicar el presente artículo a analizar la película El gabinete del Doctor Caligari (1920), que entre otras cosas tiene el mérito de probablemente ser la única película completamente expresionista que conservamos, con lo que nos sirve como referencia indiscutible para demostrar si otro largometraje es o no es expresionista.Continuar leyendo
Año 2000, verano a juzgar por el torso desnudo que Technoviking luce durante su desfile a propósito de la berlinesa Fuck Parade. No más de diez personas acompañan al nórdico líder, bailan con el hastío de quien se sabe moderno y cargan con la despreocupación en sus mochilas de tela. Tengo una peluca azul idéntica a la que porta la víctima del patoso de turno, me la he puesto un par de veces pero nunca con chándal, porque yo no soy de esas. Música techno enmudece a los personajes de la escena y aporta la banda sonora perfecta al meme más famoso de los últimos tiempos. Continuar leyendo
La utilización de los “matasellos” con fines propagandísticos y promocionales tiene una dilatada historia en la Dirección General de Correos y Telégrafos. Acontecimientos, instituciones y ciudades han visto plasmado su mensaje en los sobres gestionados a través de este servicio estatal.
El genial teórico español Vicente Sánchez Biosca diferenció en el cine alemán de entreguerras dos corrientes francamente distintas de modelos narrativos: el cine transparente-narrativo y el hermético-simbólico, siendo el expresionismo el máximo exponente del segundo caso. Béla Balázs en El hombre invisible (1924), hablaba de que la clave del cine expresionista alemán radicaba en la fisonomía latente, el auténtico rostro de la realidad, que se mostraba al artista a través del espíritu colectivo y le permitía plasmar la realidad tal cual es: ilógica, sucia, desquiciada, sin sentido, dominada por fuerzas macabras, sin corrección política, sin modales, sin velos de ninguna naturaleza.Continuar leyendo
Llegaron a Toledo como en un acto automático. Como si un mecanismo voluntarioso les empujara hacia una ciudad legendaria. Tal vez se debiera a la inspiración de un genio cibernético o a un espíritu de inteligencia artificial compleja. También pudo ser el sustrato activo de las tiempos antiguos, aquellos en los que se escribió la Materia de Bretaña. O fue la lectura de Tolkien, cuando por aquí nadie sabía nada del “Señor de los Anillos”. Peter Jackson aún no había filmado su popular trilogía. Aunque bien pudieron ser las añoranzas distópicas que impulsan a los humanos a encontrar en el pasado las verdades y los secretos de la sabiduría y la felicidad. Ignoramos qué buscaban. Ni siquiera sí lo que buscaban, lo encontraron. ¿Iban detrás de las formulas antiguas de los antiguos magos que en antiguos tiempos habitaron en Toledo?
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