El Patrimonio y la Filomena [Luis Miguel Muñoz Fragua]

Por fin y con verdadero alivio “La Filomena” se fue, pero hemos podido ver y sufrir los estragos que ha dejado; de hecho Toledo ha sido declarada como zona catastrófica. Hemos visto como la nieve ha causado daños en la vegetación, se han  perdido muchos árboles y plantas, y en el mejor de los casos gran cantidad de ramas rotas. Igualmente muchas marquesinas, porches y cubiertas han sucumbido a la nieve y al hielo, y en silencio, todos los edificios han sufrido más o menos de alguna de sus maneras. Ya lo anunció hace unos días el director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo: que los ciclos de deshílelo y heladas provocan daños irreparables al introducirse el agua  por fisuras y microfisuras, y con su posterior aumento de volumen al congelarse vemos como literalmente han estallado elementos tanto pétreos como cerámicos en nuestro patrimonio, daños que con el tiempo se acentuarán y podrán provocar caídas, desprendimientos o colapsos de dichas estructuras. Lo vimos hace poco cuando varias piedras de la torre de la Catedral cayeron a la vía. Sin duda es una cuestión  difícil de prever, aunque sí es cierto que en algunos países se cubren las esculturas y los elementos decorativos de los inmuebles para minimizar el impacto de la congelación. Pero lo que realmente me preocupa, y de hecho es de lo que quiero hablar en este pequeño artículo, es del efecto nocivo de la sal que se esparce por las calles con el fin de que la nieve y el hielo se transforme en agua y desaparezca de nuestras calles. Antes de ello y como he comenzado hablando de la nieve, os voy a mostrar algunos datos  fisicoquímicos de esta.

La nieve esta formada por cristales resultantes de la condensación lenta de la humedad atmosférica a una temperatura cercana a los 0ºC,  aunque es posible que se forme incluso a bajo cero. Los cristales de nieve son diferentes según las condiciones de formación y su calidad depende a la temperatura del aire y el viento; en el caso de que sea menor a cero grados centígrados se produce nieve húmeda teniendo un peso entre 90 – 180 Kg./m3.  Y si es incluso inferior a -5ºC, se origina nieve seca, cuya densidad puede alcanzar entre 40-90 Kg./m3.

El viento influye rompiendo los cristales de nieve al hacerlos rodar, lo que produce un apelmazamiento entre ellos, ocupando menos espacio y, en consecuencia, haciendo la capa más densa, llegando a alcanzar entre 140-290 Kg./m3.

Por tanto es evidente el peso que tienen que soportar todas las estructuras, por ello es fundamental un mantenimiento invernal y actuar a tiempo. Todo esto se puede conseguir evidentemente con las previsiones meteorológicas que se facilitan con suficiente antelación de forma que se puedan prever las inclemencias del hielo y sus conocidas consecuencias; la eficacia de la lucha contra el hielo exige conocer la evolución meteorológica para poder anticipar su formación. Ejemplos tan sencillos como la limpieza de canalones, tejados o imbornales, y la aplicación de los llamados fundentes para deshacer tanto la nieve como el hielo.

Su principio se basa en impedir la formación de hielo o fundir la nieve disminuyendo su tensión de vapor y temperatura de congelación del agua. La temperatura de congelación de la solución disminuye aumentando la cantidad de sales en la disolución; estas sales funden dando lugar a una solución que tiene tensión de vapor menor que la del agua y el hielo por haber absorbido vapor de agua de la atmosfera o estar disueltas en agua.

Tales soluciones puestas en contacto con nieve o hielo pueden coexistir en equilibrio con ellos a temperaturas ambientales superiores al punto eutéctico (-21,1ºC  para el Cloruro de sodio y -52ºC para el de calcio). Esto significa  que el Cloruro de Sodio en solución acuosa con concentración de 23,1% puede fundir el hielo hasta la temperatura de -21,1ºC.  Igualmente el Cloruro de Calcio en solución acuosa con concentración del 30% eutéctica puede fundir el hielo hasta la temperatura de -52ºC.

Antiguamente se utilizaba para fundir estas capas tanto el estiércol y la ceniza -muy engorrosos los dos sistemas-, pero prácticamente inocuos con los materiales patrimoniales. Desafortunadamente en las últimas décadas el uso de las sales es el recurso más utilizado y efectivo, aunque enormemente dañinos, no solo para cualquier material como para la propia naturaleza, ya que es un agente corrosivo de primer orden; y es más, en algunos países del norte de Europa se ha prohibido el uso de estas sales.

Las más conocidas son:

Cloruro Sódico (Na Cl) con una granulometría entre 0,2-5mm. Siendo fundente hasta -5ºC.

Cloruro de Calcio (Ca Cl2), siendo un subproducto de la fabricación de la sosa y es eficaz hasta temperaturas de -35ºC. A esta sal se le puede añadir a la mezcla una proporción variable de (Na Cl) entre un 77-80%.

Cloruro de magnesio (Mg CL2). Este caso es subproducto de la fabricación de la potasa. Es más barato que los anteriores y su propiedad fundente actúa por encima de los -9ºC.

Afortunadamente existen otras alternativas menos nocivas para los Bienes Culturales.

Urea (C0 (NH2)2. Sustancia cristalina suministrada en forma de gránulos de 1 a 2 mm.  De todas las mencionadas ésta no es corrosiva, aunque dada su ligereza necesita ser mezclada con agua o arena micronizada para que no la desplace el viento. Su precio es bastante elevado y apenas se utiliza por ello; solo en casos muy especiales como aeropuertos o obras de fábrica delicadas.

Alcoholes y Glicoles. Igualmente su elevado precio hace que únicamente se utilice en aeropuertos.

Y por último el Acetato de calcio magnésico (CMA), que igualmente no es corrosivo; pero al necesitar mucha cantidad de producto para poder fundir nieve y hielo, deja cuando se seca una capa semi sólida de polvo, ya que también necesita arena micronizada en su mezcla y de todos los productos este es perjudicial para el ser humano y los seres vivos.

Por tanto teniendo estos datos es totalmente aconsejable tanto el uso de Urea como el de alcoholes y glicoles, en vez de cualquier sal corrosiva. Ya sé que el precio de estos productos superan al de las sales sustancialmente, pero pienso que a la larga esa inversión, es menor que la de tener que invertir en la eliminación de sales y restauración de nuestros bienes inmuebles. Es cierto que a priori pueda existir una limitación económica para un simple mantenimiento, pero es necesario concienciar a los responsables tanto políticos como técnicos que gastar dinero en la prevención de los agentes naturales invernales, es una buena inversión de futuro en todos los aspectos, no solo en los económicos.

Luis Miguel Muñoz Fragua

Conservador Restaurador de Bienes Culturales. (ESCCRBC Madrid)

Máster en Conservación Preventiva de Obras de Arte. (UCM Facultad de BBAA)

Las fotografías del artículo son del propio autor.

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4 Comments

  • Antonio Ballesteros

    Y todo lo anterior, además, no minimiza el devastador efecto que sobre las tierras y los ríos significa el derrame de esas toneladas de sal…

    • Luismi Alcaén

      Sin duda ese es otro de nuestros patrimonios amenazados.
      La urea puede servir de fertilizante, pero no se aconseja aplicarla en parques naturales en altas concentraciones provoca fenómenos de eutrofización. Ciertamente la fundir la nieve y el hielo es un gran problema.

  • José-Antonio Marín Jimenez-Ridruejo

    La urea se utiliza desde hace muchos años como fertilizante, quizá mejor sería decir que como aporte a las substancias nitrogenadas que facilitan la absorción del resto de materiales fertilizantes, ricos en fósforo y potasio, de dificil absorción por los vegetales.
    En el mercado se encuentra urea en varias granulometrías, cuanto mas gruesa mas lenta en su disolucion, por lo que parece que ésta no sería útil como fundente.
    Que toda la urea que se distribuya sobre nieve o hielo pase a los ríos o a los campos es muy dificil que produzca daños, y menos en nuestro clima. Llegar a un estado eutrófico cuando pasan años sin utilizarse como fundente urbano, o se usase en cantidades mínimas salvo en casos como el de dias pasados o en la anterior helada de 1971 lo considero dificilísimo (pero es una opinion personal.

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