Pintar la arquitectura [Diego Peris Sánchez]

Fotografía: La Tribuna de Ciudad Real

Asistimos en los últimos años a una fiebre de pintar paramentos y edificios como manifestaciones del “arte urbano”, promovido por ayuntamientos, concejalías y demás corporaciones con ayudas económicas e implicación de numerosos colectivos. Es bueno hacer una reflexión sobre estas actividades que, en la mayoría de los casos, están incidiendo negativa y gravemente en el patrimonio arquitectónico.

El soporte es importante.

La primera consideración es que la mayoría de estas intervenciones ignoran el soporte sobre el que se realizan alterando gravemente su composición y por tanto sus valores estéticos esenciales. El ejemplo del Pabellón Polideportivo de Getafe en el que el colectivo Boamistura realiza una intervención es un buen ejemplo de ello. Un proyecto realizado por Sara González, Blanca Aleixandre, Fernando Sánchez-Mora, Leonardo Oro y Miguel Fisac y que tiene en elementos como las texturas de las fachadas o el uso de las grandes vigas pretensadas el sello de la presencia de Fisac.

El Pabellón polideportivo tiene en sus fachadas una composición y un ritmo definido por la presencia de la estructura vertical que marca la modulación del conjunto, modulación que se subraya con el vuelo de las grandes vigas de cubierta que definen formas que marcan la definición del edificio. Una estructura que quiere dejar visto en el exterior las grandes vigas pretensadas de la cubierta interior.

Esta composición esencial en la definición de la arquitectura es olvidada totalmente en la intervención realizada que establece una continuidad del plano inferior con sus colores e incluso con un texto que se continúa a lo largo de todos los paramentos del edificio. Se produce así una grave alteración de las formas del edificio, de sus equilibrios y composición general.

Fotografía: Europa Press

El color en la arquitectura.

La arquitectura utiliza el color como elemento importante en sus composiciones tanto interiores como exteriores. Así lo ha hecho a lo largo de la historia. En el caso del Pabellón Polideportivo de Getafe son los colores del material los que definen la imagen del edificio en su exterior. El hormigón visto tiene unas cualidades cromáticas especiales que se van matizando y modificando con la acción y el paso del tiempo. Pero en este caso la intencionalidad del autor está clara en una voluntad austera y sobria de dejar al propio material utilizado, duradero y resistente la imagen del edificio.

Los añadidos de colores intensos que se han superpuesto en este caso al edificio como en la mayoría de estas actuaciones tienen una voluntad de llamar la atención desde la estridencia que se agota rápidamente y que tiene una escasa o nula cualificación.

En el caso del Pabellón de Getafe hay un elemento esencial añadido como es el de las texturas de la superficie. La preocupación de Fisac por los acabados del hormigón, especialmente en la última etapa de sus proyectos le lleva a investigar diferentes sistemas de encofrados y acabados del edificio. Las formas del hormigón conforman finalmente una textura sutil y peculiar para este Pabellón, que se altera gravemente con la presencia de colores diversos sobre la superficie de la misma.

La arquitectura en el medio urbano y natural.

La arquitectura planteada correctamente tiene una relación con el medio urbano o natural en el que se inserta. Y conforma junto a otros muchos elementos el paisaje final de la ciudad o del medio natural. Las alteraciones que colorean estos elementos alteran no sólo la realidad construida sino el entorno en el que se localizan. Y pienso ahora en la aberrante intervención en el faro de Ajo pintado por OKuda que ha alterado gravemente la composición de una pieza de volúmenes sencillos pensada para hacerse visible en la costa y realizar su función de ayuda a la navegación.

La reversibilidad de algunas de estas actuaciones abre la esperanza de su solución. Concebidas como actuaciones efímeras de un ejercicio temporal pueden entenderse, aunque aún en estos casos sería mejor realizar el juego con otras formas de actuación ya sea por los materiales utilizados o por las formas de realización. La reivindicación del equipo de arquitectos autores del proyecto de la vuelta atrás en la actuación debería ser secundada por los colegios de arquitectos, profesionales y ciudadanos que aprecian su patrimonio como propiedad colectiva que debemos conservar y mantener en sus auténticos valores.

La actuación, falta de una reflexión y análisis previo, ha producido un grave deterioro al edificio, pero al menos debemos tratar de corregirlo exigiendo la retirada de las pinturas sobre su superficie.

Diego Peris, doctor arquitecto.

El autor preside actualmente la Fundación Miguel Fisac

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0 Comment

  • Acertada crítica de Diego a este ejercicio carente de sensibilidad, y sobre todo de civismo, independientemente de una falta de cultura arquitectónica, se reconoce la provocación y la prepotencia. Ya que la intervención no ha consultado a las partes, ni seguramente al colectivo.
    Está claro, como muestran las imágenes que nos ha facilitado nuestro compañero, que la estructura de cubierta en primer lugar, y el patrón de la textura y brillo del encofrado plástico del hormigón en sus cerramientos, en segundo lugar, son los principios arquitectónicos del edificio. Y el continuo del nuevo revestimiento, incluso el mensaje, se impone, y desarticula, descompone el edificio, Las sombras sobre el gris ya no marcaran el rítmico vuelo de esas finas alas estructurales, se ha perdido el compás musical, solo estridentes ruidos, no nos permiten disfrutar de la sensual caricia del acolchado, con sus costuras diagonales y una segunda escala de sutiles sombras cóncavas sobre brillos convexos, en voluptuoso dialogo .
    Esperemos que el tiempo pueda degradar hasta borrar este vómito coloreado, fruto quizás de la descomposición ética de nuestra sociedad en estos momentos

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