En los últimos meses he trabajado en la restauración de la cubierta de una iglesia en un pequeño pueblo de Ciudad Real. Un proyecto humilde, pero necesario para garantizar las condiciones de mantenimiento de una de las iglesias barrocas más atractivas de la provincia. Un proyecto de una iglesia de peregrinación construido por el impulso de la Orden de Santiago. Una iglesia de planta cuadrada de 20×20 metros pero que quiere hacerse presente en el entorno con la fuerza de los remates de su cubierta.
La iglesia tiene cuatro torreones en sus esquinas en los que, sobre un cuerpo de ladrillo, se levantan las estructuras de madera recubiertas de pizarra con formas y estructuras de gran interés constructivo y formal. Pero la gran apuesta del proyecto está en el remate de su cuerpo central. Una gran cúpula que se apoya sobre una impresionante estructura de madera soporta en su centro un esbelto chapitel que llega a alcanzar en su punto central una altura de cincuenta metros.
La obra tenía una documentación inicial histórica amplia, una serie de planos y detalles sobre el trabajo a realizar como corresponde a un proyecto de restauración de un edificio singular. El andamiaje para realizar esta sencilla obra ha sido espectacular para permitir llegar a la coronación final del chapitel y sus cincuenta metros. La estructura montada permitía recorrer cada una de las partes del edificio y acceder desde la proximidad e inmediatez a cada uno de los detalles.
En la base de cada uno de los torreones los carpinteros montaron su taller para sustituir prácticamente la totalidad de las piezas de madera que estaban desechos por la entrada del agua. Y sobre esa estructura los nuevos tableros con sus impermeabilizaciones soportaron la colocación de las pizarras que recuperaron las formas de cada uno de los torreones. Hemos dibujado cada uno de ellos, hemos medido las piezas de madera de cada parte construida y hemos documentado fotográficamente la restauración como avanzaba semana a semana.
En la cúpula central y chapitel hemos tenido más suerte pues las grandes escuadrías de la estructura han permitido su conservación a pesar de la entrada de agua por diferentes zonas. La cubierta superior de la cúpula y el chapitel así como la de los torreones estaba realizada con piezas de uralita cortadas como si de piezas de pizarra se tratase. Piezas que habían envejecido de forma razonable y que en este elemento central de la cúpula y chapitel hemos mantenido. El acceso con el andamiaje a todos los elementos de esta estructura nos ha permitido documentar de nuevo esta parte del edificio. Fotografías, planos, detalles constructivos, dimensiones y en general la estructura del edificio han sido un trabajo de documentación esencial de la restauración realizada. Porque si en la actuación sobre un bien patrimonial es importante la información previa, casi más lo es el dejar constancia del trabajo realizado, aprovechar las infraestructuras auxiliares para documentar detalladamente el edificio. La sección general de la iglesia de San Carlos del Valle (que no había localizado nunca) da una muestra del funcionamiento especial del edificio con su imagen externa espectacular y el ingenioso sistema para lograr que la luz entre en el centro de la iglesia en su interior. Restaurar también es documentar y dejar constancia del trabajo para los que lo harán después de nosotros.
Diego Peris, doctor arquitecto.