Convento de San Juan de la Penitencia (I), Toledo: Patrimonio desaparecido. [Joaquín López López]

El convento de San Juan de la Penitencia en torno a 1855, redibujado de la litografía de Alfred Guesdon.

“La fundación de esta iglesia, que es indudablemente de las más ricas que tiene Toledo, fue debida al cardenal don Francisco Jiménez Cisneros, en el año 1514.- El mérito principal de este edificio… consiste en la mezcla que en él se advierte de la arquitectura arábiga con la del renacimiento, mezcla que basta para caracterizar el estado del arte de edificar á principios del siglo XVI…”*

*. Amador de los Ríos, José, “Toledo Pintoresca”. Ignacio Boix, Madrid, 1845, pág. 186

San Juan de la Penitencia: reseña histórica.

La tipología conventual.

Sabemos que mediado el siglo XIX, tras la exclaustración, cinco eran los conventos que existían en Toledo de la orden seráfica, epíteto angelical que suele darse a San Francisco de Asís y a su Orden, del total de veinte conventos agrupados en las seis comunidades o reglas distintas existentes en la ciudad.

Se habían fijado tras el Concordato de 1851 en Toledo el número de veinte monasterios que debían poblar 523 religiosas, las cuales además de la vida contemplativa y de las obligaciones esenciales de su especial instituto, habrían de dedicarse a la beneficencia y la enseñanza de niñas (objetivos muy necesarios en la España de la época): en consecuencia habían elegido la enseñanza pública de labores con nociones de lectura y doctrina cristiana. Cinco de ellas habían escogido el ramo de la beneficencia (1). Entre ellas la del convento que nos ocupa: San Juan de la Penitencia. Autorizado para componerse de veinticuatro religiosas, que se dedicaban a la enseñanza de niñas, con arreglo a las últimas disposiciones. (2).

“… su institución era para veinticuatro doncellas pobres, pero bien nacidas, que estaban en el colegio seis años, educándose bajo la dirección de las religiosas, y al concluirlos, si querían ser monjas, se les administraba gratuitamente en el convento, y si se casaban se les daba una dote de 25.000 mrs … y tenían su coro ó tribuna, separada también de la iglesia, encima del coro alto de las monjas…” (3).

Fundado por el Cardenal Jiménez Cisneros, con el doble fin de servir como convento de religiosas y como colegio de doncellas pobres que no nobles, en el año de 1511 (4), 1512 (5) ó 1514 (6) según diferentes autores; parece ser que si estaba ya habitado en 1515 aunque sin finalizar aún las obras.

Las cinco primeras propiedades que adquiere el Cardenal desde 1512 (7) en adelante configuran el núcleo central de lo que será el convento.

Redibujado de: Passini, Jean. “Casas y casas principales urbanas…”. UCLM, 2004, pág. 562.

Así pues, se produce en el primer cuarto del siglo XVI con la adquisición de estas casas una transformación en la trama urbana de la ciudad de relativa importancia; se provoca un cambio y retranqueo en la alineación de la manzana por su lado norte que facilitará el acceso desde la calle a la iglesia del convento. Dentro de lo que era la estrecha y compleja trama medieval se abre un espacio amplio en dimensiones, que organiza un eje visual que amplía la perspectiva y  la percepción de lo que será el acceso a la iglesia, enfrentando lo que será la plaza con el lateral de la iglesia que con una pequeña escalinata de bajada terminará en la portada de acceso a ésta.

Esta transformación queda ya reflejada en el plano de El Greco, aportando dicho plano poca información más acerca de este edificio, tan sólo que el callejón de San Justo es algo más corto y el cementerio de San Justo no aparece, sí apareciendo en cambio el de Juan Guas. La geometría de la parcela al sur por el callejón del Alcahoz como es habitual en este plano es divergente con el parcelario actual.

El plano de El Greco (1610-1614) y el parcelario actual.

A este primer elemento compositivo puramente espacial y escenográfico se le interpone de manera transversal un volumen en dos alturas que conforma el cuerpo de la iglesia y la capilla mayor, esta última de mayor altura, con planta de cruz latina. Terminada en torno a 1527 según menciona Jean Passini.

“… mandó construir la capilla mayor el obispo de Ávila, don Francisco Ruiz, compañero del cardenal Jiménez en el Consejo Supremo…”

Imágenes (F-5/F-6 y F-7) del Sepulcro y artesonado de techo de la capilla mayor de la iglesia. Casiano Alguacil. Finales del siglo XIX y principios del XX.

“… la media naranja de su capilla mayor pertenece, pues, á la época del renacimiento, al mismo tiempo que se vé apeada en cuatro grandes y graciosas pechinas arábigas: el artesonado del cuerpo de la iglesia es enteramente arabesco, dando a conocer aquella manera de construir adoptada por Diego López de Arenas y otros artífices del mencionado tiempo…” (8).

A los pies de ésta se sitúa el coro, de menor altura, separado debidamente del cuerpo de la iglesia. Tan sólo dos huecos con sus correspondientes elementos de rejería maciza servirán como punto de unión con la anterior. Se inicia la clausura y finalizan los espacios de relación del convento con el mundo exterior.

Imágenes (F-1/F-2/F-3 y F-4) de: a la izquierda nave de la iglesia y su artesonado de techo. A la derecha el coro y su retablo. Casiano Alguacil. Finales del siglo XIX y principios del XX.

Responde al “tipo”: la iglesia es la casa de Dios, se reza y se da lectura al Evangelio; es el volumen más grande y lujoso. A ésta se le adosa el coro, separándolo de los fieles y es el sector específico de la congregación dentro de la iglesia.

El eje visual, la iglesia, la capilla mayor y el coro.

Parece ser que Pedro Gumiel pudo ser el arquitecto de las obras, al menos de la capilla, aunque también se le atribuye el claustro (9), trabajando también los artistas Enrique Egas y Diego de Córdoba, entre otros (10).

El convento en su conjunto, obedece a la tipología de convento, desde fuera será un elemento cerrado, inaccesible, delimitado por tapias y muros sin apenas huecos. Se configurará como una pequeña ciudad con sus zonas de relación, de uso privado, de esparcimiento y de servicios.

La panorámica de Arroyo Palomeque, dibujada a principios del XVIII entre los años 1718-1721, nos aporta escasa información sobre el edificio salvo la que comentan  Julio Porres y demás autores:

 “Por problemas de espacio, tal vez, el extenso convento fundado por el cardenal Cisneros se reproduce  muy reducido, indicándose desde luego el atrio ante la puerta de su iglesia y la puerta reglar al costado opuesto, así como el pretil ante ella para salvar el fuerte desnivel existente” (11).

Panorámica de Arroyo Palomeque. 1718-1721. Con el nº 34 San Juan de la Penitencia.

Al cuerpo de la iglesia se le adosa el claustro, lugar en el que se meditaba o leía situándose al sur del templo como manda el tipo, de dimensión considerable y concebida como pieza autónoma; de planta ligeramente trapezoidal y alrededor del cual se disponen los espacios de relación de la clausura.

(5) Imágenes (F-8 y F-9) de: a la izquierda el claustro en planta primera. A la derecha detalle de planta primera. Archivo Rodríguez. Principios del XX.
Imágenes (F-10/F-11 y F-12) de: a la izquierda el claustro. A la derecha detalle planta baja. Casiano Alguacil. Finales del siglo XIX y principios del XX.

Flanqueado éste a un lado (el oeste) por la sala capitular, que es el lugar destinado a la lectura y a la meditación de la regla de la orden, segunda sala en importancia y después de la iglesia de mayor lujo artístico. Al otro lado (al este) flanquea al claustro el refectorio, lugar en el que durante la comida se escucha la palabra de Dios y tercera pieza en importancia. Al sur del claustro se sitúa la llamada sala “de profundis” dedicada a honrar a los muertos.

En tres de los rincones del claustro se disponen los espacios de comunicación con el resto del convento, como si del resto de la ciudad se tratara, realizándose la conexión por espacios estrechos y angostos. El rincón nor-este servirá de acceso principal propiamente dicho a la zona de clausura, es exageradamente estrecho y tortuoso. El nor-oeste, servirá para comunicar con las plantas superiores y de acceso-separación de la zona de educandos, término sutil éste empleado para nombrar a las doncellas pobres en el siglo XIX, también de dimensiones reducidas si se compara con las dependencias ya comentadas. Y por último, el sur-oeste más amplio, servirá de acceso a las zonas de dormitorio de la clausura, remarcándose hacia el exterior con un potente volumen en forma de torreón; articulando así con un ligero giro en su planta  la crujía sur del claustro con la de los dormitorios. Este volumen albergará también dependencias de la sacristía del convento dedicada probablemente a alguno de los misterios.  

El claustro y los espacios que lo flanquean: sala capitular, refectorio y sala “de profundis”.

En posterior entrega hasta completar el “tipo” veremos lo que ocurre con las zonas de dormitorios, esparcimiento y acceso.

Joaquín López López, arquitecto.

PLANO BASE DE TRABAJO nº1:

Redibujado: Planos del Instituto Geográfico y Estadística, febrero de 1882.
Redibujado: Covento de San Juan de la Penitencia e Iglesia de San Justo. Plano del Instituto Geográfico y Estadística, febrero de 1882.
  • 1.-Ramón Parro, Sixto. “Toledo en la mano”. Imprenta Severiano López Fando, 1857, pág. 161.
  • 2.-Ramón Parro, Sixto. “Toledo en la mano”. Imprenta Severiano López Fando, 1857, pág. 140.
  • 3.-Ramón Parro, Sixto. “Toledo en la mano”. Imprenta Severiano López Fando, 1857, pág. 413.
  • 4.-Maquedano Carrasco, Bienvenido y otros. “Las líneas del Patrimonio Histórico. Planos topográficos del siglo XIX de la provincia de Toledo”. Diputación Provincial de Toledo. COACM, 2006, tomo III pág. 74.
  • 5.-Passini, Jean. “Casas y casas principales urbanas. El espacio doméstico de Toledo a fines de la Edad Media”. UCLM, 2004, pág. 561 y 562.
  • 6.-Amador de los Ríos, José, “Toledo Pintoresca”. Ignacio Boix, Madrid, 1845, pág. 186.
  • 7.-Passini, Jean. “Casas y casas principales urbanas. El espacio doméstico de Toledo a fines de la Edad Media”. UCLM, 2004, pág. 561 y 562.
  • 8.-Amador de los Ríos, José, “Toledo Pintoresca”. Ignacio Boix, Madrid, 1845, pág. 186.
  • 9.-Maquedano Carrasco, Bienvenido y otros. “Las líneas del Patrimonio Histórico. Planos topográficos del siglo XIX de la provincia de Toledo”. Diputación Provincial de Toledo. COACM, 2006, tomo III pág. 74.
  • 10.-Porres Martín-Cleto, Julio y otros. “Toledo visto por el litógrafo Alfred Guesdon”. IPIET, Diputación Provincial de Toledo, 1991, pág. 81.
  • 11.-Porres Martín-Cleto, Julio y otros. “Panorámica de Toledo de Arroyo Palomeque”. IPIET, Diputación Provincial de Toledo, 1992, pág. 14 y 41.
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