PRÓLOGO
La declaración de “Estado de Alarma” por la aparición de un virus incontrolable suspendió la realidad. Pero no solo el presente, también el futuro, se congelaba. Quedaba únicamente el pasado. Recordar el pasado nos podía mantener en una cierta sensación de continuidad. Pero ¿qué periodo del pasado elegir para no perder la seguridad de la pertenencia? Lo aconsejable: un tiempo en el que casi todo pudiera ser “inventado”. Un siglo propicio podía ser el XII. Tan lejano como para que pudieran cohabitar, sin molestos chirridos, la realidad de los sucesos con la irrealidad de lo imaginado. Aunque, lo advierto, nada de relacionarlo de la serie “El Ministerio del Tiempo”. Continuar leyendo