
Afortunadamente en los últimos años se ha generado una nueva corriente historiográfica en la que se produce la “visibilización” de las mujeres en los conflictos bélicos de los siglos XX y XXI, no sólo como víctimas, sino en su participación activa en los diferentes conflictos, como observadoras o participantes en múltiples actividades, entre las que se encuentra la de combatiente. Por desgracia, nuestro país se va incorporando muy lentamente a esta corriente y son escasos los investigador@s, que se ocupan de estos aspectos, no sólo en el tema referido sino también en los patrimoniales de cualquier índole. Recientemente se han traducido libros como Una mujer en Berlín, publicado por Anagrama, que recoge el testimonio de una berlinesa sobre la caída de Berlín, donde se aborda el tabú de las violaciones masivas de los soviéticos a las mujeres alemanas: “¿Qué significa violación? Cuando escuché esa palabra en voz alta el viernes por la noche en el refugio, me recorrió un escalofrío por toda la espalda. Ahora ya puedo pensar en su significado, la puedo escribir sin que me tiemblen las manos. La pronuncio para mí, para acostumbrarme a su sonido. Suena a lo más extremo imaginable, pero no lo es sin embargo”. Violaciones masivas, que luego fueron sustituidas por el “sexo fácil” de las tropas aliadas –Violaciones y “sexo fácil”- que ahí siguen presentes en los conflictos contemporáneos, desde los Balcanes al Próximo Oriente. La utilización de las violaciones como un “ama de guerra” sigue siendo un tabú en la historiografía española y rara vez se menciona, atribuyéndolo esporádicamente a los combatientes norteafricanos del ejército de Franco –arengas radiofónicas de Quipo de Llano- o el de las religiosas en el republicano. A lo que habría que sumar la violencia sexual que se ejerció en la represión después de la guerra. En el año 2014, Cynthia Simmons y Nina Perlina editaron en Ed. La Uña Rota, Escritos de mujeres desde el sitio de Stalingrado, uno de los asedios más crueles de la historia que duró 872 días y donde las mujeres fueron las protagonistas del mismo. La concesión del Nobel de literatura a Svetlana Alexiévich en el año 2015 ha servido para que se traduzca al español su obra La guerra no tiene rostro de mujer, que recoge cientos de testimonios de mujeres que participaron en la SGM en los ejércitos de la URSS. Por citar algunos de los ejemplos más conocidos. Continuar leyendo