Parece que el Ayuntamiento de Toledo está condenado, como Sísifo, a cargar con el POM desde tiempos inmemoriales y, cuando parece que termina de escalar la montaña, los dioses le castigan a comenzar de nuevo el trabajo.
Han tenido que pasar más de 10 años para que el Tribunal Supremo sentencie, definitivamente, al Ayuntamiento de Toledo y a su Plan de Ordenación Municipal como “no ajustado a derecho”.
Los grupos políticos, PP y PSOE, que en su momento aprobaron la norma, (24 concejales de 25), además de pedir disculpas a todos los ciudadanos, deberían dar alguna explicación, porque parece que el POM lo promovieron y tramitaron partidos políticos de otra galaxia y sería bueno recordar que la actual Alcaldesa y algún concejal más apoyaron con su voto el documento rechazado, ahora, por el Tribunal Supremo
Por otro lado ha quedado claro que, además de la cuestión jurídica, el POM reprobado no era asumible para esta ciudad: 60.000 viviendas en un horizonte de 15 años y unas infraestructuras imposibles de financiar y ejecutar.
Sin embargo, días pasados, el actual concejal de urbanismo, no sabemos si en nombre del gobierno o como portavoz de la Alcaldesa, ha manifestado que asumirían todos los Planes Parciales aprobados, al amparo del planeamiento declarado ilegal y, aclaraba: “estamos trabajando para garantizar nuestro desarrollo urbano y social y que la ciudad no se paralice”. A los ciudadanos que nos preocupan estos temas, pocos por desgracia, nos han empezado a asaltar diversas dudas y nos hacemos algunas preguntas que no tienen, de momento, respuestas claras al hilo de esta declaración solemne.
Cuando el concejal de urbanismo se refiere a “desarrollo social y urbanístico para el futuro” tendría que aclarar qué entiende el Gobierno y la Alcaldesa por tales conceptos porque hasta hace unos años el único desarrollo que se entendía era el causado por la burbuja inmobiliaria.
En cualquier caso, ya el futuro desarrollo que se plantee en la ciudad, ya sean propuestas razonables o locuras megalómanas, va a nacer con fuertes condicionantes: unos, responsabilidad del Ayuntamiento, otros, de otras administraciones. Entre los que conciernen al Ayuntamiento están los diferentes planes parciales aprobados: La Peraleda y Pinedo o el desarrollado de la Abadía. Entre los que conciernen a otras administraciones el más importante es el nuevo hospital que se construye en el Polígono.
Con estos mimbres no estaría mal que los diferentes grupos políticos nos explicasen qué ideas o propuestas tienen para el futuro de nuestra ciudad porque hasta ahora solo conocemos que han aprobado construir un campo de golf en Pinedo con parcelas para construir chalets, construir centenares de viviendas en La Peraleda sin ninguna infraestructura o que en Toledo se construya un parque temático sin tener en cuenta que decenas de miles de visitantes a nuestro Casco Histórico pueden poner en gravísimo riesgo el patrimonio monumental que es de todos o que el agua escasea o aprobar un edificio repulsivo en el entorno del Circo Romano.
Establecer las líneas maestras de lo que queremos para el futuro no es otra cosa que proponer soluciones a los problemas que tenemos en el momento actual, en este caso urbanístico, pero también a problemas sociales en la medida que el urbanismo influye en el estilo de vida de los ciudadanos.
Deberíamos conocer de nuestros representantes qué proponen para Vega Baja o la zona del Circo Romano; en la conexión de los diferentes barrios, por ejemplo con el Hospital; si creen necesario el proyectar nuevos barrios o desarrollar los suelos vacantes y rehabilitar algunas zonas deterioradas para la ocupación de vecinos y no de turistas; si creen necesario y prioritario establecer una conexión del Polígono con Azucaica y por lo tanto remodelar la zona industrial, etc.
Estas cuestiones concretas u otras muchas son los asuntos que deberían estar en la agenda de nuestros responsables políticos, más allá de declaraciones más o menos rimbombantes y la mayoría de las veces vacías, pero mucho nos tememos que, como decía al principio, como Sísifo, carguemos con nuestros problemas una y otra vez y nunca encontremos el final de nuestra maldición.
José E. Chozas
Al leer esta entrada y meditar sobre lo que en ella se expone lo primero que pienso es que los toledanos tenemos una clara inclinación a dar nuestro voto a personas inadecuadas para la responsabilidad que les encomendamos, y no en la últimas elecciones, sino en las anteriores, en las anteriores a las anteriores y así hasta donde la memoria alcanza.
La gravedad de estos pensamientos se agudiza cuando entro en detalles de lo que parece que nuestros ediles consideran oportuno hacer, o autorizar, o promover para el desarrollo urbanístico de Toledo. Paralelamente, nuestros ediles no hacen ni promueven nada concreto que sea adecuado o favorable al desarrollo equilibrado de la actividad turística.
Luego, considerando los diez (DIEZ) años que han transcurrido hasta obtener sentencia del Tribunal Supremo sobre este asunto, me entran serias dudas sobre el funcionamiento del sistema judicial español. Albergo dudas sobre la idoneidad de los medios, la idoneidad de la organización o la de las personas de su organigrama.
Estas cuestiones municipales han apartado momentáneamente de mis pensamientos la actualidad política nacional. Volviendo a ella me doy cuenta de que no los toledanos, sino todos los españoles tenemos una clara inclinación a dar nuestro voto a personas inadecuadas para la responsabilidad que les encomendamos, y no solo en la últimas elecciones.
Espero (pero no creo) estar equivocado. Porque si no, nuestro porvenir es más negro que las aguas de la Estigia.