Sucedió en Toledo. 7 D18 Archivo VASIL
Las actividades deportivas han ocupado siempre un gran espacio en este Archivo Vasil. Campeonatos Escolares, Juegos de la Mancha, ligas provinciales…… el fin de semana era para el deporte. Unas veces con mejores resultados y otras en las que como decía el eslogan de la época “lo importante es participar”.
Aquellas jornadas interminables en la Escuela Central de Educación Física, que eran las únicas pistas aptas para la practica deportiva sin riesgo de la salud, nos permiten hoy traer a este blog grandes imágenes de los chicos y chicas deportistas de entonces, abuelas y abuelos de hoy.
Jóvenes y musculosos (tres de los cuatro) posan ufanos tras lograr varias medallas en las pruebas de natación. De izquierda a derecha Miguel Lanza, Luis “Neno”, Tito Recio y Baez. No era fácil practicar natación en los años sesenta y setenta. La única piscina cubierta se encontraba en el interior de la Escuela de Educación Física, inaccesible para la mayoría de los toledanos. Solo las personas vinculadas al ámbito militar de la ciudad podían pretender ser nadadores. En verano, la cosa de las piscinas no mejoraba mucho; de ahí el gran mérito de nuestros representantes en croll, braza, espalda y mariposa.
Si en natación la cosa estaba difícil y reducida -salvo excepciones- a familias como los Baez, Recio o Fuentes, entre otros, en el atletismo el panorama era un poco más amplio. El estamento militar -dueño de las pistas- permitía un acceso algo más abierto, pero muy controlado (por razones de seguridad, argumentaban).
Los deportistas de aquellos años recordamos el privilegio de poder jugar y entrenar en aquellas magnificas instalaciones. Eso sí, había peaje. Y me explico para los más jóvenes.
Una vez que conseguías pertenecer a un equipo, a un club o a un grupo de entrenamiento, debías solicitar un pase especial que el soldado de guardia se encargaba de validar. Pero el peaje más alto era el del pelo. Sí, el pelo. Por orden expresa del Coronel, nadie podía acceder a las instalaciones con el pelo largo y el centinela era responsable de que la medida de nuestro cabello fuera el adecuado.
Si tenemos en cuenta que eran los mismos años en los que “la melena” se convertía en seña de identidad de la “juventud rebelde”, tenias que elegir entre rebelarte o entrenarte. Con el tiempo, la orden se fue “ablandando” permitiendo, incluso, camuflar la melena bajo un gorro de lana o lona que no permitiera correr “melena al viento”.
Nunca supimos el porqué real de esta orden militar para el personal civil: ¿igualar a la baja?.
En la foto superior, Luis Miguel García Bermejo, Mimi, probablemente desoyendo la orden del Coronel, luce melena, mientras ejecuta un salto de longitud. Tanto a él como a sus hermanos Kakó y Anón, se les podía ver compitiendo en varias disciplinas deportivas; eran lo que podríamos denominar, unos hermanos “polideportivos”.
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Quique J. Silva
Me encanta. Menudos madrugones se daban las jugadoras de de Balonmano …
La foto de los nadadores posiblemente sea de 1972, tal vez 1971. Este grupo de nadadores los entrenaba el Capitán Perote (que se hizo famoso por temas distintos al deporte). Pero en ese año me dejó a mí (recientemente entrenador provincial) sustituyéndolo. Desde aquí envío un saludo a estos chicos (Recio andaba por el minuto en 100 m. libres, Baez hacía un magnífico 1,07 en espalda) que he recordado siempre. Por mi trabajo en la natación, el Ayuntamiento me concedió la medalla de Deporte para Todos, ese año. Luego me iría de Toledo para estudiar en el INEF de Madrid. A Luis todavía le veo de vez en cuando. Un abrazo