- Domingo, 29 de marzo, de 2009. Se reúne de urgencia el Consejo de Ministros del Gobierno de España con un solo punto en el orden del día: “aprobar un aval de 9000 millones de euros para el ejercicio del año 2009, para la Caja de Ahorros de Castilla-la Mancha.
- El mismo día 29, de marzo, se publica Resolución del Banco de España en la que se nombran tres administradores para regir los destinos de CCM. Hasta tanto se encuentre una solución razonable a la crisis de la entidad financiera.
- CCM ha sido intervenida. La primera entidad financiera en años, después de Banesto.
- Un mes más tarde. Día 23 de abril de 2009, el decreto-ley del Gobierno por el que se intervenía CCM es ratificado por mayoría absoluta (324 votos favorables) por el Congreso de los Diputados.
- Día 3 de noviembre de 2009, el Banco de España autoriza “la integración parcial” de CCM en Cajastur.
- Día 1 de julio de 2010, desaparece CCM como Caja de Ahorros. Se creará el Banco de Castilla-la Mancha.
- Desde el año 1999 hasta la intervención del Gobierno, el 29 de marzo de 2009, el Presidente de la entidad ha sido D. Juan Pedro Hernández Moltó.
- Día 5 de noviembre de 2018, el diario “La Tribuna” publica un texto con el siguiente titular: “CCM ya es oficialmente historia”. En el texto se da la noticia de la desaparición del Banco de Castilla-la Mancha, que había sustituido a la intervenida CCM. “La entonces Caja de Ahorros – dice el texto del diario local – se ha ido diluyendo en un juego de fusiones que han terminado con su desaparición final hace unos días”.
El viernes, 29 de marzo de 2019, se cumplirán diez años de aquel domingo vertiginoso de 2009, cuando en convocatoria extraordinaria y urgente, se reunía el Consejo de Ministros y ponía fin a un proyecto que durante años había sido la entidad cercana, casi familiar, donde los ahorradores guardaban sus economías domésticas, domiciliaban sus salarios y facturas, solicitaban sus hipotecas que amortizaban religiosamente. La noticia se extendió, seca como un disparo, por las llanuras asustadas de Castilla-la Mancha. Pero antes, mucho antes, se había producido la ensoñación de unos cuantos individuos que no altruistamente creyeron importante fundar entidades de ahorro en algunas capitales de provincia. Entre ellas, Toledo. No era una ensoñación abstracta sino repleta de dinero.
Habrán transcurrido diez años del día en el que Castilla-la Mancha posponía su futuro, tras haber dilapidado espléndidamente su pasado. Ni Obra Social ni créditos ventajosos para infraestructuras comunitarias. Una entidad financiera y económica que se había identificado con los ciudadanos de las cinco provincias de la Región, se derrumbaba con estrépito nacional. Un símbolo de variadas caras, a la espera de un Indiana Jones que desentrañe las marañas.
La embriaguez de “nuevos ricos” había invadido a la institución. Como ejemplos anecdóticos, recordar los viajes de directivos y allegados a Nueva York, capital del imperio. En el paseo en helicóptero por Manhattan, rozando sus rascacielos fulgurantes, probablemente algunos experimentaron la enorme felicidad de saberse entre los elegidos por un dedo poderoso en unos territorios pobres. Actuar como rico con los ahorros de los pobres crea ilusiones similares a las de un coctel adictivo. Idéntica sensación sentirían en los cruceros que surcaban los mares desde habitaciones y restaurantes de lujo. Como en la serie “Vacaciones en el Mar”.
Aunque cometeríamos un error estratégico si creyéramos que en los pequeños detalles se encuentra la clave del hundimiento de la entidad. Solamente es cotilleo de revista rosa o envidia de desairados. Fueron las inversiones desmedidas. Había que hacer historia y nada tan apasionante como construirla con dinero ajeno. Fueron las operaciones de riesgo, los préstamos sobre préstamos para apoyar compras, ventas y reventas que, tras su deambular aparentemente desnortado, dejaban altos beneficios y sustanciosos agradecimientos. Fue la ambición de crecimiento y expansión de la mano de especuladores y comisionistas que se subieron con dinero ajeno a la burbuja de la construcción y numerosas maniobras financieras ruinosas.
Nada de cuanto se hizo iba a salir gratis. Aunque claro, se desconocía entonces. Las perspectivas se centraban en que la verbena no acabaría nunca. No era un círculo, ni una espiral, era una línea continua que se prolongaba hasta el infinito. Castilla-la Mancha era un parque temático de Florida, abierto todo el año, veinticuatro horas del día.
Los meses anteriores al Consejo de Ministros que acabaría con CCM cuentan, desde la hemeroteca, el ir y venir los políticos locales. El trasiego de unos y de otros, y de los allegados. Ninguno, ni los del Gobierno, ni los de la Oposición dan noticias de otra cosa que sus trapicheos de esquina y navaja. Unos, para justificar lo injustificable; los otros, para aprovechar el momento y conseguir réditos electorales. En algo si coincidieron. Todos se olvidaron de los ahorradores y del territorio regional. Importaba cómo cada uno se protegía tras unas siglas, tras otra entidad financiera o, simplemente, cómo se capeaba el temporal con declaraciones hinchadas e iniciativas sin contenido.
Lo que se lee en los diarios y revistas, tanto locales como nacionales, forma el relato variado de gentes que han sido superadas por las maquinarias del dinero y de los especuladores, habituados a grandes escenarios en las que ellos siempre ganan. Como la banca de los Casinos. Pero si los políticos no dieron el nivel, tampoco lo dieron las entidades y asociaciones que se sumaron a la procesión de beneficios menores y a los efectos del el crecimiento de una organización que a ellos les encontraba bien situados. La acumulación de dinamita durante años, por muchos colaboradores sociales que se juntaran, no podrían eludir la deflagración, si la estabilidad ambiental se alteraba.
No hay que olvidar el contexto mundial en el que CCM saltó por los aires. El año 2009 fue el más agónico de la historia económica reciente, equiparable a la crisis de 1929. Antes se había producido el “trimestre del diablo”, desde septiembre a diciembre del 2008. El coloso Leheman Brothers se hundía, tras buscar diferentes apoyos. La aseguradora AIG era nacionalizada junto con las entidades hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac. En España explotaba la burbuja de la construcción. Se abría paso una crisis que aún no ha sido superada. El desempleo se disparaba hasta un índice del 23% y los bancos reclamaban intervenciones urgentes. Desde el Gobierno se multiplicaban los mensajes de tranquilidad cuando a empresas, trabajadores y familias les llegaba el agua al cuello.
El escenario internacional y nacional se utilizaría para justificar la intervención del Gobierno en CCM, una entidad no muy grande, como aviso precoz para otras entidades que seguían las mismas sendas. Argumento tan débil como trasladar el motivo del desplome a la Oposición, por muy mal intencionada que esta fuera, que lo fue. Las excusas sonaban a intentos de diluir la responsabilidad de quienes, en diferentes niveles, habían disfrutado de “diez años de oro”, que abarcaron desde 1999 a 2009. Terminaban los días de vino y créditos fáciles a quienes venían apoyados por gentes poderosas, de equipos de fútbol exitosos o de triunfos de conjuntos de balonmano..
Cuando lean este texto habrán transcurrido diez años de aquel domingo que acabó con el pasado y habrá condicionado el futuro de Castilla-la Mancha.
Diez años es tiempo sobrado para olvidar. De hecho, ya se ha olvidado. Pero ningún olvido, por tóxico que sea, puede ocultar a los perdedores, directos e indirectos.
Y tampoco a los ganadores. Aunque ignoremos quiénes fueron, salvo rumores y comentarios apócrifos.
Jesús Fuentes Lázaro
Ilustración de portada de Mercedes Juan.
A mi se me ocurre un trabajillo para valientes: revisar el rosario de sentencias relacionadas con creditos de CCM que vayan saliendo de los juzgados y hacer una tabla de beneficiarios, sobrevaloraciones, inexistencia de garantias …La realidad siempre superará a la mejor ficción. Enhorabuena Jesús.
MUCHAS GRACIAS POR LOS COMENTARIOS
Sospecho que se se pasa de puntillas por las responsabilidades políticas derivadas de prácticas crediticias insostenibles. Lo mejor la máxima de ‘vivir como ricos en una región de pobres’, que se aplicaron tantos gestores advenedizos y aprovechados. Hernández Moltó no sólo fue Consejero de Economía con Bono, sino voz destacada en el Parlamento regional y primer espada en el PSOE toledano. Y pidió a Mariano Rubio, Gobernador del Banco de España, en su etapa como Diputado en Cortes, aquello de ‘Míreme a los ojos’. Pues eso, ‘Míreme a los ojos’. Hay quien cuenta que se esta reproduciendo otro caso CCM paralelo,con la traída y llevada Colección de Arte Roberto Polo. Lo veremos.
Puñalada trapera a quienes se dejaron la piel para que “la Caja” fuera lo que era entre ellos mi padre. Ya no vive para recordarlo.
Es cierto. Tal vez para mi no era el momento de hacer referencias políticas. Mejor, dejarlo para otros en el futuro.
Excelente artículo de Jesús Fuentes. Documentado y rotundo. Clarificador y objetivo, de principio a fin, sin histrionismos ni piruetas surrealistas. Exento de excesos verbales, mesurado pero firme y contundente. Y el que quiera entender… que entienda. Enhorabuena, una vez más, a un autor creible, certero, serio, valiente y honesto. Un lujo social en una época confusa.