Una peseta
Hoy es domingo. Pero parece lunes, martes, miércoles, jueves, viernes o sábado. Ahora todos los días son iguales. Ni siquiera se puede ir a misa.
Como debería hacer cualquier otro domingo, me he puesto a lavar el coche. Sí, lo reconozco, soy un privilegiado con espacio para ello, pero no lo hago nunca.
Por fuera y por dentro. Cepillo y manguera en mano cual lanza de caballero, he cabalgado durante toda la mañana buscando el lustre del metal (y plástico) pintado de gris metalizado.
Luego he cambiado la “lanza de mojar” por la de “aspirar”; a fondo, como nunca. Hoy tengo todo el día.
Tan a fondo que he encontrado una moneda de una peseta y otra de un duro en la abertura del freno de mano.
@Jesús Gómez-Escalonilla Sánchez-Infante. Diario alegre de un encierro triste. Día 6¡Que decepción! ¿El tesoro? No, el resultado.
Yo que pensaba dejar el coche como nuevo, ahora está aún más viejo. Al quitarle el polvo, han salido todos los arañazos del salpicadero, los restregones con la columna del garaje y el tono blanquecino de las gomas de las puertas.
Lo dicho, ¡qué decepción!
Tendrán que volver a pasar muchos meses para que “la pátina del tiempo” deje mi coche tan lustroso como estaba antes de que yo lo estropeara.
Objetivo del día: No se puede ser tan “relimpio”.
Y mañana será otro día.
Quique J. Silva