I
La actual denominación del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda urbana, que comanda José Luís Ábalos desde la sede que diseñara Zuazo en el Paseo de la Castellana, viene a sustituir a otras anteriores en las que campaban otros atributos funcionales, así como unidades administrativas diversas que hoy no se sabe dónde ubicarlas si es que siguen existiendo. Así desde las más próximas denominaciones de Obras Públicas y Urbanismo a Fomento simplemente, a otras en que en ocasiones han emergido las Infraestructuras varias y las Obras Hidráulicas. Incluso ya, lejanamente, hubo una rama administrativa ministerial que concentraba las competencias de Vivienda. Que tuvo ministerio propio desde 1957 y que más tarde aparecía y desaparecía cual Guadiana ministerial. Pero no solo la Vivienda funcional, sino incluso la propia Arquitectura, que ha solido contar con Dirección General propia y que ahora no se si cuenta con aparato administrativo propio o ha sido desplazada a lugares oscuros del subsuelo.
Los partidarios de tal medida del Gobierno de la coalición progresista apuntan a que la ubicación precisa de la Arquitectura debería ser la del Ministerio de Cultura y Deporte. Incluso los más forofos aluden a que las competencias básicas han sido trasferidas a las Comunidades Autónomas. Todo ello, la extinción de esas Direcciones Generales no ha sido óbice para la aparición de otras bien resonantes. Han creado Direcciones Generales de Derechos de animales, de Igualdad racial y de Diversidad sexual. Todas ellas en el Ministerio batidora que rige con gesto de samurái el Vicepresidencia de Pablo Iglesias.
II
La recientemente publicada Ley del mecenazgo de Castilla La Mancha establece en su artículo 2, el ámbito de aplicación de la misma. Y precisa con detalle a los que denomina servicios y productos de contenido cultural. Para llegar a fijar: “Esta Ley será aplicable a los servicios y productos de contenido cultural derivados de las siguientes actividades:
La cinematografía, las artes audiovisuales y las artes multimedia. b) Las artes escénicas, la música, la danza, el teatro y el circo. c) Las artes visuales, las artes plásticas o bellas artes, la fotografía y el diseño. d) Las ediciones literarias, fonográficas y cinematográficas, en cualquier soporte o formato. e) Las relacionadas con la investigación, documentación, conservación, restauración, recuperación, difusión y promoción del patrimonio cultural. f) Aquellas otras actividades de carácter cultural que reglamentariamente se establezcan”.
Donde en el pormenorizado de campos creativos susceptibles del beneficio que la ley promueve, no alude a la Arquitectura, salvo que se la quiera englobar en el difuso mar de Las Artes visuales. Los forofos del oficialismo eluden la carga de la crítica, advirtiendo que la Arquitectura ejerce su presencia en proximidad de la construcción que es una actividad industrial y raramente cultural. Y por ello, la elusión. Aunque habría que advertirles que más industrial que la Cinematografía hay pocas actividades del listado, y ello no ha sido razón para excluir dicha práctica de los potenciales beneficios.
III
En la recientemente aparecida revista Monograma, número 6, dedicada a la cultura en Castilla-La Mancha (Lumbre y ascuas. Apuntes sobre cultura en Castilla-La Mancha a comienzos del siglo XXI). Mi inmersión en el capítulo correspondiente, la he denominado Las Artes Plásticas: Estos años veloces y las artes venideras, donde el espacio dictado para la arquitectura se resuelve con brevedad. “Hacer constar, dentro del universo de la fotografía, la presentación del trabajo Miguel Fisac. Fotografías, coordinado por Javier López Rivera y Diego Peris y editado por el Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha, y que da cuenta de la captura de las obras del arquitecto daimieleño por parte de fotógrafos tan destacados como Kindel, Nicolás Müller, Pando Barreiro o Albert Schommer… La condición de la arquitectura realmente existente, entre las dudas patrimoniales (Art Nouveau en el olvido, La Tribuna, 5 de marzo 2017), a propósito del Palacio de Gosálvez, BIC desde 1993 y amenazado de ruina; y la paralización inversora, parece conceder un compás de espera que propicia alguna reflexión entre crítica y melancólica. Como reflejan los congresos del DOCOMOMO de 2016 (Patrimonio cultural y sociedad) y de 2018 (El Instituto Nacional de Colonización), o la exposición de 2019 del Colegio de Arquitectos de Ciudad Real, 10 años de arquitectura”.
IV
La repetida proeza china de levantar en Wuham un hospital de 25.000 metros cuadrados en el reducido plazo de 10 días, como medida preventiva para controlar y tratar la epidemia de coronavirus en China, es el último episodio del llamado eclipse de la arquitectura. Las referencias informativas disponibles, aluden a una gesta que ha necesitado la intervención del ejército de la República Popular. Y así, las fotos difundidas remiten al universo de la medicina militar y de los hospitales de campaña, con un cierto aroma de batalla invisible librada no contra el espacio sino contra el tiempo. En la medida en que el desafío impuesto para solventar, lo que luego han tratado de igualar a un virus gripal, es finalmente un desafío más temporal que espacial; más un resto médico que arquitectónico. Y esa es la elocuencia de las imágenes difundidas, la de trabajadores agrupados en equipos homogéneos y uniformados por colores clasificados, dirigidos por un comandante de zapadores o de ingenieros y mirando obsesivamente al cronómetro que marca el final del plazo otorgado. Rara vez se ha hablado –posiblemente en momentos de emergencia, sobre cualquier alusión a la arquitectura, o ésta esté de más– de cuestiones de arquitectura, absorbida ésta por la prefabricación y la mecanización. Como si en la lucha médica por controlar al virus la Arquitectura estuviera presa del contagio de la velocidad. Que justamente está en las antípodas de sus intereses.
José Rivero Serrano, arquitecto
Es de obtusos, es decir, ni rectos ni agudos, olvidar la Arquitectura, que es el eje sobre el que se sustentan la inmensa mayoría de las demás bellas artes.