Sucedió en Toledo. 21 D17 Archivo VASIL
Mira que en este apartado del Blog HdP no somos partidarios de “meternos en jardines” que no nos corresponden, pero esto de la Memoria Histórica tiene su miga.
Cada segundo, cada minuto que ha pasado, ya es “historia”. Nos acostamos cada día y lo que dejamos atrás, es “historia”. Si tenemos la suerte de acordarnos al día siguiente, diremos entonces que, además, tenemos “memoria”.
Y digo yo, con perdón y sin ánimo de ofender, ¿existe alguna otra memoria que no sea la histórica? Más o menos reciente, más o menos inmediata, pero todo lo que ocupa un lugar en la memoria forma parte de la historia. Propia o ajena.
También se enseña en las facultades de casi todas las disciplinas que “el conocimiento de la historia nos ayuda a no cometer los mismos errores”. ¡Eso es lo importante!
En ese ámbito de la denominada Memoria Histórica reproducimos hoy unas fotografías del Valle de los Caídos. De la misma forma que recordamos el deporte, las fiestas o las obras públicas, durante los años sesenta y parte de los setenta existía una ceremonia anual que congregaba a miles de personas en la basílica y exteriores de este enclave tan simbólico para el régimen de Franco. Era el día de Toledo.
Centenares de autobuses partían desde los pueblos de la provincia y lógicamente desde la capital, rumbo a la sierra de Madrid. Personas mayores, medianas, excombatientes e incluso niños (que ese día concentraban toda su didáctica en la Formación del Espíritu Nacional) se sumaban al “acto de afirmación nacional” con la ofrenda de 5 rosas en la tumba de José Antonio Primo de Rivera (fundador de la Falange), misa solemne y después las arengas políticas de las autoridades civiles y militares en la explanada.
Había que estar allí. Era conveniente. Aparentemente, nadie iba obligado; y sin embargo, la mayoría hubieran preferido no ir. Pero había que estar allí rindiendo tributo al “poder establecido”. Lo contrario era colgarte el sambenito del “maestro rojo”, el “obrero anarquista” o la “tendera ladrona”.
Los más disciplinados, convencidos o complacientes, reforzaban su presencia luciendo una flamante camisa azul “que tú bordaste en rojo ayer”. A medida que la presión del régimen fue “aflojando”, la presencia era más escasa hasta su total desaparición con la muerte de Franco y el cambio de régimen.
¿Quién tiene interés de que esto se borre de nuestra memoria histórica?.
Aquí, como siempre, solo traemos algunas fotos testigo de esa historia y cada cual que saque sus conclusiones….. que ya somos mayorcitos.
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Quique J. Silva
Dos precisiones:
1. “También se enseña en las facultades de casi todas las disciplinas que “el conocimiento de la historia nos ayuda a no cometer los mismos errores”. ¡Eso es lo importante!”
En las facultades de Historia lo que se enseña precisamente es que la Historia no se repite jamás, del mismo modo que nadie se baña dos veces en el mismo río.
2. “Había que estar allí. Era conveniente. Aparentemente, nadie iba obligado; y sin embargo, la mayoría hubieran preferido no ir”.
No todo el mundo iba, el que tenía convicción nunca fue. Parece que era inevitable adscribirse al franquismo, y aunque la mayoría de la gente era partidaria del dictador, algunas personas (las menos) mantuvieron una oposición a la dictadura. Ser antifranquista podía traer problemas pero jamás nadie fue represaliado por no asistir a este tipo de actos. No era lo mismo ser antifranquista en 1940 que en 1970. La mayoría de los que iban a estas cosas lo hacía por convicción, no por miedo.
Gracias por tus apreciaciones José Luis. Lejos de nuestra intención abrir polémicas. Todos los puntos de vista son respetables.
El olvido de la historia hace ciertamente de que se repita,
Pero más bien sería el olvido de una parte de la historia, conservando una visión limitada de la misma hace que se repita la misma Historia
El olvido de las guerras carlistas, provoca que la mayoría de la gente no recuerde lo pasado en una guerra civil,
La consecuencia fue que se produjeron hechos que llevaron a otra guerra civil.
El que se quiera olvidar lo pasado en la guerra civil nos lleva a olvidar y estar repitiendo los hechos que nos llevaron a ella.
Yo no he conocido directamente los años anteriores a los 70, (nací en el 66) pero si escuché a mis padres y a mis abuelos. Y a mis tíos, especialmente mis tíos maternos que si conocieron la guerra,
La sensación que daban al contar lo que vivieron daba a entender, que si la guerra fue terrible lo vivido antes no fue mejor. contaban como antes de la guerra y durante ella también, desde Toledo llegaban gente de los republicanos y del PCE y los quitaban hoy unos las ovejas y mañana otros las patatas, Ciertamente pensaban que la guerra había salvado al país de acabar aun peor.
Había quien iba casi obligado es cierto, había quien se sabia o sentía mirado en el barrio donde vivía como dices “obrero anarquista” o incluso cosas peores y para tratar de evitarlo iba a esos actos, algunos iban para ocultar su pertenencia a otros grupos,
Pero muchos acudían por si mismos por sus propias vivencias o convicciones.