Síntesis, integración y fusión de las artes en la arquitectura de los 50 (y 8) [José Rivero Serrano]

Cruz Guía
LA INTEGRACIÓN DE LAS ARTES Y EL I.N.C. (III).

Y ello, acentúa la importancia de la aventura alentada y auspiciada por Fernández del Amo dentro del Instituto Nacional de Colonización, en unos años difíciles y estrechos y en una experiencia singular que se erige como laboratorio preliminar de prácticas artísticas aventajadas. Prácticas que van a permitir a buen número de artistas la verificación de diferentes ensayos y pruebas, y la posibilidad de acercarse a otros territorios distintos de los usuales, como fuera el Arte Sacro. El tratamiento formal y específico de las diferentes iglesias construidas por el Instituto Nacional de Colonización[1] en los años citados, va a demandar como complemento de la arquitectura, la participación de diferentes creadores provenientes de campos diversos en una órbita como la fijada por Pablo Serrano como ‘la obra de arte única’[2]. Bastaría para ello recordar, que en el proceso de levantamiento de una Iglesia del Instituto Nacional de Colonización se advertía la secuencia que viajaba desde el propio proyecto del edificio en primer lugar, a las imágenes en segundo término. Para avanzar con la definición de los elementos de mobiliario (bancos, lámparas, confesionarios, viacrucis, pila bautismal y púlpito[3]) y finalizaba con los “ornamentos, utensilios y vasos sagrados precisos para la total instalación de la iglesia”. Continuar leyendo

Síntesis, integración y fusión de las artes en la arquitectura de los 50 (7) [José Rivero Serrano]

 

Algallarín (Córdoba)

LA INTEGRACIÓN DE LAS ARTES Y EL I.N.C. (II).

Rara vez los intereses fundamentales del Instituto Nacional de Colonización, se verían confundidos con el territorio de las Artes y particularmente con el de las Artes Sacras, por más que hoy podamos apreciar la singularidad de algunas de esas intervenciones. Sus intereses prioritarios estaban más próximos a los problemas de la modernización agraria y al levantamiento de un buen número de pueblos de nueva planta, vinculados a la transformación territorial en curso, que a la incorporación al debate coetáneo sobre la renovación de las Artes. Pero ello no fue óbice para que en 1956 se produjera una circular interna referida a las ‘Normas regulando la construcción de Iglesias por el Instituto’[1]. Continuar leyendo

Síntesis, integración y fusión de las artes en la arquitectura de los 50 (6) [José Rivero Serrano]

Alberche del Caudillo. Toledo.
LA INTEGRACIÓN DE LAS ARTES Y EL I.N.C.

 

Y es la lectura sosegada de ese fracaso y de esos rechazos lo que nos permite ubicar con exactitud la experiencia desplegada en esos años. Experiencia pretendida y sostenida por Fernández del Amo, pero plagada de dificultades. Más aún en un trayecto edilicio, como el del Instituto Nacional de Colonización que congregó una buena nómina de creadores plásticos como colaboradores diversos de los espacios religiosos desarrollados por el Instituto. Y es que, rara vez, los intereses fundamentales del Instituto Nacional de Colonización, se verían confundidos con el territorio de las Artes Plásticas y, particularmente, con el de las Artes Sacras; por más que hoy podamos apreciar la singularidad y excepcionalidad de algunas de esas intervenciones. Continuar leyendo

Síntesis, integración y fusión de las artes en la arquitectura de los 50 (5) [José Rivero Serrano]

Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu. Entrada a la basílica, 1968.

Fernández del Amo, Fisac y Saénz de Oiza.

Que el debate sobre la Integración de las Artes, no fuera exclusivo del ámbito religioso[1] puede deducirse de algunos textos elaborados por los arquitectos señalados páginas atrás. Serían los casos de Fernández del Amo,  de Fisac y de Saénz de Oiza. La relación del primero con el mundo de las Artes Plásticas es de sobra conocida y desarrollada desde su puesto de director del Museo de Arte Contemporáneo, desde 1952, lo que le permitiría un contacto continuado con muy diversos creadores, como se desprende de alguna antología de sus escritos[2]. Creadores como Pablo Serrano, Ángel Ferrant, Manuel Millares o José Guerrero, merecieron la atención crítica de Fernández del Amo.  Por el contrario el volumen antológico de escritos diversos de Fisac[3], sólo contempla tres textos generales producidos entre 1953 y 1969. Por ello, revisten singular interés los dos comentarios críticos realizados sobre artistas individualizados, como fueran los producidos en los Cuadernos del Arte del Ateneo de Madrid: Labra en 1953 [4] y Farreras en 1959[5]. Similar es el caso de Sáenz de Oiza, que sostuvo diversos trabajos en el ámbito religioso, como Aranzazu, la basílica Hispanoamericana de la Merced y la capilla del Camino de Santiago; pero que rara vez realizó una incursión reflexiva sobre las artes plásticas. Lo que no es óbice para que en 1958 realizara en el texto de la exposición de Lucio Muñoz[6], un interesante y sugestivo trabajo en pro de la Abstracción. “La pintura como abstracción abandona la repetición del paisaje físico y se aproxima a las otras artes hermanas, música y arquitectura que, como artes, no han sido nunca directamente imitativas de la Naturaleza…El abandono del objeto directo, no significa, entendámonos, renuncia del hombre ni de la humanidad del hombre, como muy bien plantea Venturi. Si esto fuera así, la otra de las artes abstractas por antonomasia, la arquitectura, resultaría que después de tanto años de existencia sobre una misma trayectoria no era un arte humano, puesto que nunca representa del hombre su imagen perfecta”. Continuar leyendo

Síntesis, integración y fusión de las artes en la arquitectura de los 50 (4) [José Rivero Serrano]

LA INTEGRACIÓN DE LAS ARTES Y EL ARTE RELIGIOSO

Justamente esos años cincuenta, son los mismos años en que el debate nacional sobre la nueva sacralidad o la nueva espacialidad religiosa se impregna de tales categorías transversales emuladoras de la experiencia francesa. Aunque la historiografía señale más bien, el extendido debate de la Abstracción dentro de las coordenadas del Arte Sacro, como realizara Gabriel Ureña, al denominar uno de sus epígrafes como ‘La polémica integración Arte Sacro/Arte Abstracto[1]; no se pueden ignorar otras razones, como las señaladas por el padre Aguilar: “Lo importante es considerar que artistas de primera categoría vuelvan a acometer el tema religioso; que además, trabajan, generalmente en equipo, con los buenos frutos de una visión compartida y estudiada bajo la inspiración de un ambiente litúrgico de plena renovación, y casi siempre con un amplio asesoramiento religioso en el diálogo fecundo del artista y del sacerdote. Esto ha hecho que en España no haya habido que lamentar desviaciones ni abusos”[2]. Desviaciones y abusos que se desprenderían de la publicación en el número 203 de la revista Arquitectura, de diciembre de 1958, de la Encíclica Mediator Dei de Pío XII. Que entre otras cuestiones planteaba una consideración sobre los nuevos lenguajes expresivos. “No se deben despreciar y repudiar genéricamente y como criterio fijo las formas e imágenes recientes más adaptadas a los nuevos materiales con los que hoy se confeccionan aquellas, pero evitando en un prudente equilibrio el excesivo realismo por una parte y el exagerado simbolismo por otra….es necesario dar libre campo también al arte moderno siempre que sirva con la debida reverencia y el honor debido a los sagrados sacrificios y a los ritos sagrados”[3]. Pero ese Papa era el mismo Papa que zanjó, años más tarde, el debate de los murales y grupo escultórico del Santuario de Aránzazu con su prohibición. También y en la misma senda, pueden citarse otros trabajos coetáneos[4] que muestran la preocupación por ese territorio referido, pero también por su estricto control pastoral. Por lo que cabe interrogarse por la coherencia de tales posiciones de apertura plástica en la jerarquía católica.

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Síntesis, integración y fusión de las artes en la arquitectura de los 50 (3) [José Rivero Serrano]

De la Síntesis de las Artes a la Integración de las Artes

Integración de las Artes, que llega a adquirir un acento pronunciado y prolongado, que merece un punto y aparte, bajo la definición de Le Corbusier, que pasaría a denominarse ya como Síntesis de las Artes; con un carácter bien diferente, al menos en sus principios declarados. Toda vez, dice Von Mooos, que “una síntesis semejante abarca el conjunto de la civilización maquinista. Su objeto no es el arte o la arquitectura en particular, sino la totalidad del mundo técnico”. Y es aquí, donde es observable la inversión realizada por la propuesta de Le Corbusier, con relación a las pretensiones románticas; a las que le da la vuelta como si de un guante se tratara. De la  Gesamtkunstwerk del romanticismo antimaquinista y antiindustrial, a la Síntesis de las Artes como visión Total del nuevo Maquinismo industrialista. O, en palabras de Mumford: “Hasta que hayamos absorbido las lecciones de la objetividad, impersonalidad, neutralidad, las lecciones del reino mecánico, no podremos seguir por el camino de progreso hacia lo más ricamente orgánico, lo más profundamente humano”[1]. Continuar leyendo

Síntesis, integración y fusión de las artes en la arquitectura de los 50 (2) [José Rivero Serrano]

Del Romanticismo al Maquinismo

Un concepto novedoso el de Integración de las Artes en el panorama creativo español, pero que no nos puede hacer olvidar sus precedentes operativos e históricos. Precedentes operativos lejanos y precedentes operativos próximos. Precedentes lejanos que arrancarían de la conceptualización wagneriana del Gesamtkunstwerk, que bebería de las fuentes del romanticismo alemán, y particularmente de autores como Schelling y de Schelegel. Conceptualizaciones que operan preferentemente en torno a la música como Arte Total; y por ello la arquitectura no deja de ser una “erstarrte musik” para el primero, o  la misma arquitectura no sería sino “ein musikalische plastik”.

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Síntesis, integración y fusión de las artes en la arquitectura de los 50 (1) [José Rivero Serrano]

LA INTEGRACIÓN DE LAS ARTES EN ESPAÑA

Quizás sea el concepto transversal de Integración de las Artes, el desplegado en la práctica y en la literatura artística de los años cincuenta, uno de los más frecuentes y citados por la historiografía; al referirse tanto al trayecto expresivo e integrador de esos años, como a las preocupaciones de la arquitectura en general y, particularmente, en la arquitectura religiosa de los años cincuenta[1]. Aunque la  Integración de las Artes no fuera privativa de ese ámbito religioso parece claro, tal y como relata Delgado Orusco en su trabajo[2], que las experiencias sostenidas en el trabajo de la Basílica de Aranzazu[3] por Oíza y Laorga; los casos capitaneados por Fernández del Amo en el Instituto Nacional de Colonización[4] y el protagonismo de Miguel Fisac[5] en su periplo por la edificación religiosa, nos permitan entender la centralidad de la experiencia de ese concepto, en ese ámbito espacial de lo sacro. O, al menos, el empeño por su verificación. El empeño por ‘la interdependencia de las artes’ es tal que ya en 1951, Juan Ramírez de Lucas afirma que “es un fenómeno de sobra estudiado, tanto que hace innecesario insistir en una idea que está en la mente de todos”[6]. Idea de la “interdependencia de las artes” que, incluso se aventura a sintetizar en sus precedentes históricos. Así: “Basta con recordar las obras legadas por la antigüedad en que no se concebía edificación sin sus bellos acompañamientos pictóricos y esculturales…Pero donde se eleva al máximo  este ensamblaje de las artes es en la catedrales medievales en las que la materia petra se hace ya casi música, en las que lo escultórico prodiga su orfebrería como una enredadera trepadora y lo pictórico se endure en las vidrieras con calidades de joyas celestiales”[7]. Con ello, Ramírez de Lucas plantea dos cuestiones centrales: la primera, la Integración de las Artes siempre estuvo presente en la historia, y la segunda es la duda de su denominación, ya como  ‘interdependencia de las artes ya como ‘ensamblaje de las artes’. Continuar leyendo