Entre el 14 de Diciembre y hasta el 9 de Enero de 2017 se podía visitar en el “Grand Palais” de París la exposición Sites Éternels. De Bâmiyân à Palmyre. La exposición invita al visitante a reflexionar sobre la destrucción de espacios que están asociados a nuestra cultura y que han sido asolados conscientemente en las guerras de Iraq y Siria.
La exposición arranca en un pequeño espacio en el que se repite una y otra vez la demolición de los budas rupestres de Afganistán, punto de partida de esta nueva locura de la Humanidad. Desde allí se accede a una gran sala donde el visitante asiste en silencio y sobrecogido a una sucesión de imágenes de Khorsabad, Palmira, la gran mezquita de los Omeyas en Damasco y el Krak de los Caballeros.
Sin duda, la destrucción de Palmira es la más conocida, a la que se han sumado otras ciudades como Hatra, pero también ha sido igual de dolorosa la destrucción de la fortaleza de Sargon II, en la actual Khorsabad al norte de Iraq. No sólo arrasada, sino ahora saqueadas sus ruinas y los objetos de sus antiguos habitantes.
La amenaza se cierne ahora sobre la Gran Mezquita de Damasco, una de las maravillas del mundo árabe, construida entre el 705 al 725 y que ya fue pasto de un terrible incendio en 1893. Sin embargo, el edificio y sus espectaculares mosaicos fueron laboriosamente restaurados para devolverles el esplendor original. Esta joya de la arquitectura, escultura y musitaría bizantina puesta al servicio de la nueva dinastía de los Omeyas puede desaparecer para siempre.
El Krak de los Caballeros, imponente fortaleza construida por los Hospitalarios entre 1142 a 1271, testimonio de la presencia franca en Oriente, y que fue respetado por los Mamelucos, Tamerlan e, incluso, por la instalación de una población hasta el presente. Ha sido objeto de terribles bombardeos entre 2012 a 2014.
La destrucción de estos grandes espacios va ligada desgraciadamente a la condición humana. Tito cuando conquisto Jerusalén se ocupó de destruir el Templo de los judíos y la propia ciudad. No hace tanto vivimos la destrucción masiva de nuestro patrimonio en las dos Guerras mundiales o en el conflicto de los Balcanes.
Sin embargo, parece novedosa la destrucción per se de estos tiempos, a la que va ligado el pillaje, y que de una manera simplista de liga al mundo árabe. Desgraciadamente, este fenómeno tampoco es novedoso, no exclusivo de los sectores radicalizados del Islam. La destrucción iconoclasta se vivió en el mundo bizantino en diferentes épocas, también en el mundo islámico a lo largo de varios momentos, pero nunca con la virulencia de los tiempos modernos. Así, en los albores del siglo XIX las tropas francesas destruyeron una parte importante del patrimonio religioso español y se entregaron a un saqueo continuo. La respuesta hispana no fue menor: los clérigos llamando a la caza del francés; destruimos nuestras ciudades -Gerona, Zaragoza…- para combatir en sus ruinas…y a la forma de combate sin tregua le llamamos “guerrilla”, gran aportación española al léxico bélico. Todo lo vivido en Oriente Próximo, en Iraq y Siria, ya lo desarrollamos españoles y franceses en la Guerra de la Independencia. No son hechos ligados a una religión concreta, sino a la radicalidad de los combatientes y a la negativa de buscar nexos de unión en vez de conflicto.
No queremos entrar en polémicas sobre la interpretación del eterno conflicto en Oriente próximo, pero a lo bélico de suma un nuevo dilema: ¿Qué hacer con los espacios destruidos?¿Reconstruirlos de nuevo para devolverles el aspecto original? ¿Dejarlos en ruinas para que su contemplación nos recuerde la crueldad humana?….
Es este también un viejo debate, al que las nuevas tecnologías -Drones, escáner-láser, 3D, etc- permiten plantear una nueva posibilidad, la restitución de lo existente y su reconstrucción virtual.
La exposición de París, no huye del drama humano, pero también plantea un debate de especialistas. Un debate que se tendrá que dirimir cuando acabe el conflicto: reconstruir o restituir. Mientras tanto, cerraremos los ojos y mientras nos llega el sueño recordaremos esos escenarios tantas veces soñados, anhelados, imaginados…y tan vivos, que nunca nadie podrá eliminarlos de nuestra mente.
Jorge Morín de Pablos, Doctor arqueólogo.
Fig 1a, b y c. Exposición Sites Éternels. Grand Palais, París. 14 de diciembre de 2016 a 9 de enero de 2017.
Fig 2a y b. Khorsabad, Iraq.
Fig 3a y b. Palmira, Siria.
Fig. 4a y b. Gran Mezquita de los Omeyas en Damasco y Krak de los Caballeros, Siria.
Fig 5 a,b y c. interior de la exposición
Fig. 6. Dron utilizado para filmar las imágenes de la exposición.
Fig 7a. L-F Cassas, Vue des ruines de Palmyre, 1821. Museo de Bellas Artes, Tours. B. Restitución 3D del templo de Bèl, Palmira. Iconem/DGAM
Fig 8a. Palmira. Gran avenida y arco de triunfo. Félix Bonfils, 1875. b. Palmira arco después de su destrucción.
Fig. 9. Palmira. Joven soñando sobre un capitel, 1875. Fonds Bonfils – MAPA.