Fiebres
¿Os acordáis? Cuando éramos pequeños y nos daba fiebre, nuestras madres (porque eso era cosa de madres) nos dejaban en casa y no teníamos que ir al cole, lo cual representaba una cierta ventaja dentro de la adversidad.
Nos quedábamos acurrucados, mimados, arropados, usando los juguetes que nunca nos dejaban nuestros hermanos…. Aquello parecía un pequeño “chollo” y todo gracias a nuestro aislamiento temporal.
También nos decían que cuando saliéramos, después de la fiebre, habríamos crecido unos centímetros. Supongo que sería para animarnos porque, a mí, nunca me funcionó.
Cuando me llaman “gordo”, siempre lo digo, según las tablas de la OMS (Organización Mundial de la Salud) “yo estoy bien de peso, de lo que estoy mal es de altura”
En estos momentos, pongo encima de la mesa aquella teoría del crecimiento avalada por la sabiduría de nuestras madres y abuelas, con la esperanza de que, después de quedarnos estos días en casa (con fiebre o no) cuando salgamos hayamos crecido.
No en altura (que eso ya a estas alturas de la vida no tiene remedio). Debemos crecer en inteligencia, en solidaridad, en civismo….en ser, al menos, mejores que antes. No unos centímetros……muchos. (*)
(*) Me guardo esta reflexión que ya me sirve como Objetivo del día, del año…. y de la vida.
Mañana será otro día.
Quique J. Silva