En estos lienzos horadados de sombras de Alberche del Caudillo, se puede apreciar como el autor abstrae la ilusión por un desarrollo rural, con una moderna lectura del agro. En estos pueblos de colonización perdidos entre regadíos, se matizan los prismas de Braque, entreverados con un expresionismo cinematográfico. La madurez de la arquitectura de los años treinta, aflora entre arcilla y cal, en los cincuenta, y un urbanismo integrador, que ha sabido leer lo étnico, abre plazoletas, paseos arbolados, fuentes-abrevaderos, ejes y centralidades, danzando entre lo orgánico y lo cartesiano. 335 viviendas a 9 km de Talavera construyó Manuel Jiménez Varea, de manos del I.N.C. (Instituto Nacional de Colonización).
Las vegas y riberas del Tajo y de algunos de sus afluentes fueron objeto de una política de riego e industrialización especialmente en las denominadas Tierras de Talavera.
San Antonio, Bernuy, Talavera la Nueva, Corralejos, El Bercial y La Rinconada, son ejemplos toledanos del urbanismo de la autarquía. Programas de colonialismo propagandístico, reconstrucción ingeniosa y limpieza moderna, consiguen una imagen cubista de la España profunda. El lenguaje ortogonal busca los contrastes, los claroscuros, las banderas ondean azules y rojas. Pero se aprecian grises en el horizonte.
Un pequeño recuerdo para los arquitectos Cesar Casado de Pablos y Jiménez Varea desde esta esquina de cal soleada, entre el antilenguaje y la conceptualidad.
Teodoro Sánchez-Migallón Jiménez, arquitecto.
El autor es actualmente el presidente de la Demarcación del C.O.A.C.M. de Ciudad Real.