Juan Ávila: la chaqueta del deporte toledano [Quique J. Silva]

Sucedió en Toledo. 13 D20 Archivo VASIL


Juan Ávila en una de las muchas entregas de medallas que presidió.

Juan Ávila fue durante muchos años el alma institucional del deporte toledano. Desde su despacho en la calle Duque de Lerma dirigió la actividad deportiva de la provincia, obteniendo, entre otros logros, el desarrollo de los famosos Juegos Deportivos de la Mancha.

Era el señor “con traje” que frecuentaba todo tipo de pruebas y competiciones, de cualquier modalidad, en cualquier momento y en cualquier sitio. 

Terminabas un cross y allí estaba, en la meta con los jueces. En el descanso de un partido se acercaba a saludar, a animar e incluso a sugerir algún cambio de táctica si fuera preciso.

Todo el deporte de la provincia de Toledo pasaba por él y por su gente. Dos de los colaboradores más fieles y eficaces que tuvo a lo largo de su mandato fueron Agustín Jiménez y José Galán. Ambos soportaban el trabajo administrativo y “de campo” de este incansable Delegado Provincial de Deportes.

Equipo de ciclismo participante en uno de los Juegos de la Mancha. A izquierda y derecha, respectivamente, Agustín Jiménez y José Galán.

Si en aquellos años se hubieran almacenado los datos, probablemente Juan Ávila sería el que más kilómetros habría recorrido asistiendo a pruebas y entregas de premios, a inauguraciones de instalaciones o a actividades de formación deportiva a todos los niveles. 

Juan era ese señor, siempre impoluto, que luchó por el deporte toledano ante las altas instancias gubernativas.

El problema de las instalaciones deportivas militares y civiles lo vivió y sufrió en primera persona. Siempre contaba -y parecía verdad- que la escasez de pistas, piscinas y otras equipaciones deportivas públicas, era debido a que en la Delegación Nacional de Deportes, las instalaciones militares de la Academia y la Escuela de Gimnasia se censaban en “Toledo”. Pero él luchaba cada día por separar una cosa de la otra, a la vez que mantenía unas excelentes relaciones para que las pistas de la Escuela pudieran estar -aún con restricciones- al servicio de la sociedad civil.

Juan Ávila, como otros muchos protagonistas de la historia de Toledo durante los años sesenta y setenta, se diluyeron en la transición sin más reconocimiento que el orgullo personal del “deber cumplido”. 

Sí, eran tiempos de dictadura, de represión, de falta de libertades; pero, a pesar de todo Juan fue uno de nuestros gobernantes que, con las limitaciones propias del régimen, logró realizar con su misión.

Hoy, todos los que en aquellos años practicamos algún deporte, individual o colectivo, le recordamos como “aquel hombre del traje, que te daba una palmadita en la espalda, sobre todo cuando no ganabas”.

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Quique J. Silva

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0 Comment

  • Luis Antolín Jimeno

    Como no recordarlo, además de ser vecinos, Juan Ávila me entregó la medalla del deporte para todos en 1971. Y más cosas compartimos. Discreto y eficaz nunca me dio la espalda en las iniciativas deportivas.

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