Sucedió en Toledo. 27 D17 Archivo VASIL
Conferencia de don Marcelo en el altar mayor de la catedral de Toledo
De Astorga a Barcelona, por obediencia
Son las 10.30; la hora pactada con don Santiago Calvo para hablar sobre el archivo de don Marcelo. Don Santiago es la persona que durante toda su vida sacerdotal estuvo al lado de don Marcelo González Martín. Ambos han tenido una andadura paralela y ello le ha permitido estar junto al prelado en todos los momentos importantes, trascendentes, difíciles, tristes y, cómo no, los alegres (que son los más).
Desde la muerte del cardenal, el exsecretario, exdeán de la catedral de Toledo y actual canónigo de su cabildo, se ha dedicado en cuerpo y alma a ordenar, clasificar, documentar y recoger toda la historia de don Marcelo, como sacerdote y como persona.
Me encuentro en el claustro alto de la catedral y escucho a lo lejos una voz familiar, es la de don Santiago. ¡Quique, ya estoy contigo! -me grita- y sin saber por cual de los muchos rincones del templo lo ha hecho, el canónigo llega inmediatamente y me saluda con la jovialidad, educación y buen estado de ánimo que siempre le ha caracterizado.
Pasamos a su actual despacho: pequeño, sencillo, pero suficientemente dotado de los medios necesarios para poder realizar su labor. Las paredes revestidas de armarios con carpetas, papeles y Cd´s. Sí, Cd´s.
Lo primero que me dice don Santiago es que tiene todos los documentos digitalizados; no solo los de papel, también los audios y vídeos que existen de la vida de don Marcelo. Sin duda -me comenta- es el cardenal sobre el que más documentación audiovisual existe. Para muestra, un botón…….. y ¡qué botón!
23 de enero de 1972 a su llegada a Toledo el alcalde, don Ángel Vivar, entrega a don Marcelo las llaves de la ciudad que ya no abandonaría. Entre ambos, siempre testigo de excepción, don Santiago Calvo.
Con toda la educación que pagaron mis padres, me dispongo paciente a escuchar un audio de la homilía que pronunció don Marcelo al tomar posesión como arzobispo coadjutor en Barcelona. A medida que va avanzando la oratoria, empiezo a percibir un discurso que, 50 años después, está totalmente vigente. Don Marcelo, con el oficio que le caracterizaba, logra mezclar el agua y el aceite; o lo que es lo mismo, el catalanismo y el catolicismo en una sola España. No me ruboriza admitir que, al margen del contenido puramente confesional, el tono y el contenido me pone los pelos de punta.
“En Barcelona están esperando un obispo catalán y no admitirán a uno que no lo sea”, escribió don Marcelo a sus superiores. La obediencia le llevó a Barcelona y su homilía inicial tenía que ser contundente y, a la vez, conciliadora. El “problema catalán” estaba ya muy inmerso en la sociedad y el papel de González Martín sería muy difícil.
A pesar de las dificultades iniciales, su vida pastoral le llevó al acercamiento con todo tipo de grupos, españolistas, catalanistas, empresarios, trabajadores….., a todos atendió en su misión cristiana. Este era el mandato recibido del mismísimo papa, Pablo VI.
Debió hilvanar tan sumamente bien su labor que despertó grandes escepticismos en la sociedad civil española en Cataluña; hasta el punto de ser “vigilado” por los Servicios de Inteligencia del Estado, lo que le supuso una etiqueta de “tolerante” y “catalanista”.
Esta “fama” le llevaría más tarde a ser rechazado por el gobierno de Franco para ocupar la sede de Madrid, por “liberal” y “tolerante”. Precisamente aquella negativa franquista fue lo que le trajo a Toledo aquel 23 de enero……. Pero eso, ya es otra historia, que contaremos más adelante.
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Quique J. Silva