Sucedió en Toledo. 9 D18 Archivo VASIL
A pesar de que a muchos les pueda parecer lo contrario, lo cierto es que la historia del tráfico en Toledo ha ido evolucionando con el paso de los años….. y casi siempre a mejor.
Hoy recobramos la memoria gráfica en la zona del Museo del Greco y Sinagoga del Tránsito. En los años setenta aun se podían ver autobuses aparcados en los Alamillos del Tránsito, cargando y descargando turistas nacionales y extranjeros. Entre parachoques, ruedas y transeúntes, el histórico vendedor de cerámica trataba de abrirse paso con su borrica, vestido de lagarterano.
Era una escena cotidiana, diaria y digna de observación. Con toda tranquilidad las vecinas situadas a la derecha de la imagen contemplan el ir y venir de coches. Los viejos autobuses tratan de salir del casco mientras furgonetas y vehículos ligeros entran en la zona; y, además, dos coches aparcados.
Si ahora quitamos los autobuses y actualizamos las marcas y modelos de coches y motos, la escena ha variado poco. Algunos coches se han “escondido” en el aparcamiento subterráneo privado del Tránsito: el Tiburón, un Renault-4L y un Simca 1000 se pueden cambiar por un Skoda, un Citroën o un Toyota último modelo; pero el espacio real, ni ha variado ni puede variar.
Por eso, tal vez por eso, cada vez son menos los toledanos que “observan”. Por eso, tal vez por eso, son cada vez menos los toledanos que miran con paciencia.
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Quique J. Silva
Enhorabuena por el artículo. Irreconocible el Tránsito en la primera fotografía. En la segunda, lo que me llama la atención es el tamaño mucho más reducido de los autobuses del momento. Se ven tres enfrente de la fábrica de harinas, y aún queda paso a los turismos. Es evidente que para acceder al casco histórico se debería tender a limitar el tamaño de los autobuses -ya circulan algunos microbuses- y los camiones de reparto. Los vehículos han crecido pero la ciudad antigua no.
Realmente era un caos. Pero… ¡A ver quién se atrevía a cortar el tráfico!