Sucedió en Toledo. 29 D18 Archivo VASIL
Junto al Turismo, la Artesanía ha sido históricamente una de las principales riquezas patrimoniales de nuestra provincia. Desde los estamentos e instituciones públicas la protección y apoyo a la Artesanía ha sido siempre una prioridad; más sentimental que eficiente. Actualmente, el principal exponente de este apoyo institucional es la Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha. Anualmente, artesanos venidos de Albacete, Guadalajara, Ciudad Real, Cuenca y Toledo se concentran en la capital regional para dar a conocer sus productos.
Esta Feria, ahora regional, tiene su antecedente más próximo en el Zoco Provincial de Artesanía, promovido, organizado y costeado por la entonces denominada Obra Sindical de Artesanía.
Sí, aquellos sindicatos verticales dividían sus áreas de actuación de una manera muy particular. Por un lado, cada sindicato tenía la sección “social” y “económica”; sinónimo de “trabajadores” y “empresarios”, respectivamente. Así teníamos los sindicatos del Metal, Radio, TV y Publicidad, Artes Gráficas, Construcción, Banca Bolsa y Ahorro o sindicato del Espectáculo, entre otros.
Luego esta la COSA. Sí, la COSA; no se trataba de ningún monstruo ni individuo deforme. Son las siglas del estamento que se ocupaba de todos los temas agrícolas y ganaderos: Cámara Oficial Sindical Agraria (COSA)
Y por fin llegamos a otro nivel de agrupamiento sectorial dentro de la propia Organización Sindical, cuyas denominaciones por temas eran: Obra Sindical de Cooperación (gestionaba las cooperativas); Obra Sindical de Educación y Descanso (promovía el deporte y los bailes regionales principalmente) y por último la Obra Sindical de Artesanía…. que es la que hoy nos ocupa.
La verticalidad organizativa fue capaz de controlar toda la actividad económica y social de aquellos años.
Todo aquel que tuviera algo que ver en el desarrollo económico y social del país (estado) tenía necesariamente que caminar por los pasillos, despachos y salones de esta organización, que no aparentaba tener tanta importancia y trascendencia como la que realmente tenía.
Hoy, nos referimos a la artesanía. Desde los bordados de Pepita Alía en Lagartera, pasando por las cerámicas de Mauri y Corrochano en Talavera o por las grandes armaduras damasquinadas de Felix del Valle en Toledo, hasta los cacharros de barro de Dolores Coronado en Ocaña. Estos eran los exponentes mas representativos de toda una serie de personas que vivían y sentían la artesanía en primera persona.
Desde hace mas de 50 años se ha venido apoyando la artesanía de manera decidida. Con mucha intención, con mucho discurso, con mucha constancia; pero, tal vez, con poco acierto a la vista de los resultados.
Hoy, la artesanía es prácticamente un artículo de lujo. Los pocos artesanos que nos quedan no pueden competir en un mercado donde prevalece el precio sobre la calidad. Donde se confunde el original con la copia; la verdad con la mentira.
Para que realmente el apoyo a la artesanía puede ser eficaz, algún día habrá que dejar los paternalismos (y matermalismos -claro-) y apostar por el rigor y las estratégicas de mercado.
Hacer ver al mundo que, un cuadro al óleo -por ejemplo- es una obra original y lo que se comercializa popularmente son “láminas”. Un ánfora de cerámica hecho y pintado a mano es una obra de artesanía… y lo demás, son láminas.
Poco o nada haremos en favor de la artesanía, mientras no separemos los originales de “las láminas”.
Mientras no distingamos a los chinos de los japoneses…… que también es muy corriente pensar que todos son iguales.
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Quique J. Silva