A mesa puesta
Los animales pastan; el hombre come; solo un hombre de talento sabe comer
Brillat-Savarin
La perdiz es uno de los bocados más exquisitos del patrimonio gastronómico universal. Es como un Divertimento de Mozart tocado por la Festival Strings Lucerne o como una liebre de Durero o alguna otra ave de las que El Bosco pintara en el paraíso. Arte puro, arte efímero. Unas perdices en escabeche, con judías o a la toledana son una bendición para la mesa y para el paladar. ¡Dedos! ¿Para qué os quiero? ¡Para chuparlos tras comer con ellos la perdiz! Continuar leyendo