Taller del Moro, S.O.S. [Paco Rojas]

Portón y cubo desde acera de la calle

¿Es realmente necesario? Esta es la pregunta que se suscita al observar la ostentosa escalinata e inútil caseta (así se describe en la memoria del proyecto, un cubo de más de 3x3x3 metros) construidos en el adarve de entrada al Taller del Moro, ejemplo único de la arquitectura civil de la España medieval. La manera impositiva de enfrentar lo nuevo: una caseta, un ortopédico salva escaleras y unos aseos para “micciones”, a la fachada del Taller del Moro, carece de la más mínima reflexión urbana y arquitectónica.    

El entorno protegido del Taller del Moro fue aprobado en Consejo de Gobierno y está definido en el DOCM, decreto 46/1999, de 27/04/1999. También el monumento está protegido con el número 34 en el catálogo de bienes y espacios protegidos, con categoría de monumento y protección integral, artículo 1.5 del PECHT. En cuyo artículo 4.1.4, respecto al tipo de actuaciones posibles, se dice:

En los bienes que queden sujetos a este nivel de protección sólo se admitirán las obras de restauración y conservación que persigan el mantenimiento y refuerzo de los elementos estructurales, así como las mejoras de las instalaciones del inmueble.

En aplicación del artículo anterior, es cuestionable la construcción de la caseta; ni debería tener acomodo en el concepto de mejora de las instalaciones del inmueble. El concepto de instalaciones no es ambiguo, se refiere única y exclusivamente a aquellas obras que tienen por objeto la seguridad, la climatización, el abastecimiento de energía o el suministro de agua y su evacuación. Pero ya se habrá ocupado el Ministerio de Wert, promotor y responsable de las obras, de que los papeles e informes preceptivos estén al día y aquí podamos decir poco. ¡Pues no!

La forma de entrar al monumento, en escorzo ocultando la puerta, es una composición de espacio urbano hispano-musulmán. La desproporcionada caseta se ubica en primer plano, rompiendo la secuencia de acceso y quitando protagonismo al monumento, en una clara oposición a la identidad del lugar. Afecta negativamente de forma objetiva a la contemplación del bien objeto de tutela; aspecto que protege la delimitación del entorno protegido.

Respecto a la traza urbana medieval, el adarve de entrada al Taller del Moro fue en su día una calle (denominada callejón de las Vacas) que conectaba con el hoy nombrado como callejón del Alarife. Lo que hace la construcción de nueva planta es ocupar parte de lo que en su día fue trazado urbano medieval. Aspecto este no desdeñable, ya que en la ciudad de Toledo, si hay algo que la hace singular y confiere una identidad única, son los espacios públicos urbanos.

Pero al margen de estos hechos camino de consumarse, quedan preguntas no menos importantes que hacerse. ¿Por qué se talaron seis árboles? El más importante, un ciprés centenario fue mutilado para plantar la caseta. ¿Qué ha sido de la tapia y verja que había, a quién molestaban? ¿Se acabará el edificio con ostentosos mármoles? ¿Cuál es el programa museológico? ¿Cómo se integran los restos arqueológicos, excusa en su momento para la paralización de las obras? ¿Qué funciones albergará? ¿Cuál será su sostenibilidad funcional y económica? ¿Qué ocurrirá cuando se inaugure el monumento (bastante más tarde de lo previsto; antes de las últimas elecciones)? ¿Quedará cerrado, como en otros casos, por falta de previsión?

Una caseta de tickets no justifica una obra de rehabilitación, ni debería hacer tanto daño, hubiese bastado con un simple mostrador en el interior para solucionar este asunto menor, solución que no multiplica por dos el personal necesario (dentro y fuera).

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No hubiese sido más certero recuperar la función primitiva del Taller del Moro: sala de recepciones del Palacio de Fuensalida, con entrada desde el jardín. Si además se nutriera de un programa de representación del arte y la cultura contemporánea de Castilla-La Mancha, serviría para devolver la visibilidad al pensamiento creativo de esta región, hoy exiliado y en olvido por quienes han ocupado tan digno lugar.

                                                                                                Paco Rojas, artista, fundador del grupo Tolmo

                                                                                            

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