Acaba el último cuatrienio político en la corte de la Sedes Regia escenificado en el teatro del Corpus toledano. El diario La Tribuna concita a la Tarasca civil en el Miradero -lugar donde se mira- donde se da inicio a una semana de aromas y orden católico: de pecados, condenas, perdones y transfiguración por gloria divina. En el convite la Tarasca se hace visible, arropada de un corpus ecléctico de obras de arte, entre un decimonónico Hospital de Santa Cruz y la singular rareza de la colección inquilina del Hospital de Santa Fe, que a la larga solo podrán ser cruz y fe juntas.
Allí estaban dando cuerpo a la bestia humeante: los de caparazón de tortuga, los de traje escamado, los de alas de vampiro y aguijón, los de cabeza o piel de serpiente -mudando-, los de pelo de león, y el gigantón Cid Rui Diaz, y alrededor la corte de gigantones, gigantillas y bufones sonrosados… y sin estar también estaba la cabeza de la Ana Bolena. De fondo el My Way de Sinatra acompañaba el desfile en un arrebato de apostasía frente a la popular banda de tambores y cornetas que en la tradición pone son a los movimientos del temido animal. Continuar leyendo