Sucedió en Toledo. 14 D18 Archivo VASIL
No es una agrupación deportiva, ni un movimiento vecinal, tampoco una plataforma política ni un pórtico para la creación de un nuevo partido político.
“Hoy, esta provincia nuestra, se encuentra relegada a una posición casi marginal en el concierto de los pueblos de España, y esto es algo que los hombres y mujeres de Toledo no merecen. Por eso vemos necesario impulsar a las toledanas y toledanos a sacudirnos el letargo y organizar la vida pública en Toledo sobre nuevas bases, más ricas y fecundas. Esto es lo que los promotores de esta iniciativa queremos conseguir”.
“El Club Bisagra nace con el deseo de vitalizar la vida ciudadana, aumentando la participación de las mujeres y los hombres en la discusión de los asuntos públicos, tanto de naturaleza cultural, como económica o política”.
“Trata de promover la cultura, de movilizar inquietudes de tipo humano, político, cultural, histórico, económico o de convivencia humana”.
“Nace como fruto del empeño de un grupo de toledanos que deseamos ante todo vitalizar la vida ciudadana aumentando la participación de las mujeres y los hombres de Toledo”.
“El dialogo, el debate y, en definitiva, la abierta discusión de los problemas públicos constituyen los mejores instrumentos para el desarrollo de una vida democrática fecunda y de una sociedad prospera y dinámica”.
Cualquier agrupación política local podría suscribir estos principios fundamentales y luego elevarlos a sus congresos regionales y nacionales. Las asociaciones vecinales también pueden hacer completamente suyos estos objetivos.
Parece un “nuevo reto” del siglo XXI donde se pone especial énfasis en la participación y presencia de “mujeres” y “hombres”. Parece sacado a consecuencia de los últimos movimientos ciudadanos en favor de la igualdad y la promoción cultural de nuestro entorno más próximo.
Parece nuevo, pero realmente, no lo es.
La presentación de este Club Bisagra, que hoy traemos a nuestras paginas del blog, hace referencia al acto celebrado en Toledo el 2 de julio de 1981. Sí, hace ahora casi 40 años ya era palpable socialmente la necesidad de un movimiento “alternativo” denominado “Club”; que era una palabra exenta de cualquier connotación “impura”.
Todo bellas palabras. Citas eruditas sacadas de libros especialmente editados para asistir a los redactores de estatutos, fines y objetivos.
Palabras, solo palabras, por las que no pasa el tiempo.
Palabras de ayer, de hoy y, lamentablemente, de mañana.
Si los redactores de los estatutos del Club Bisgra pudieran manifestarse -y a ello les invitamos si alguno queda con vida- a la luz de la situación económica, social, cultural y política con la que hemos iniciado este nuevo siglo, sin duda sentirían la frustración del que avanza poco, mal y despacio.
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Quique J. Silva