Sucedió en Toledo. 05 D19 Archivo VASIL
“El ahorro de los toledanos queda en la provincia de Toledo”. “Ahorre, ahorrar es querer”. “Trabajamos por nuestra tierra”. “Tu Caja”. “La nuestra”.
Estas frases y muchas más, forman parte de la historia de la Caja de Ahorro Provincial de Toledo, fundada por la Diputación Provincial en 1956 y diluida a lo largo de su vida financiera; primero en Caja Castilla-La Mancha, luego Liberbank y próximamente en lo que pueda salir de la fusión entre Liberbank y Unicaja. Sí, la historia interminable.
Pero aunque la historia no haya terminado, queremos traer a nuestra sección fotográfica del Blog Hombre de Palo el recuerdo, el reconocimiento y la nostalgia de “nuestra caja”; primero provincial y luego regional, pero siempre “nuestra”.
Tras unos primeros años de proteccionismo institucional de la Diputación, en los que sus primeros empleados ejercían más de funcionarios que de cajeros,en 1962 llegó por fin el primer asentamiento de la Caja en la plaza de Barrio Rey y años después en la calle Nueva 7, que sería la oficina principal hasta su traslado al actual edificio de Zocodover.
El objetivo fundacional era claro. No se trataba de competir con los bancos. La Caja -las Cajas- nacen, sobre todo, para acabar con la exclusión financiera y hacer llegar la red de oficinas a los lugares más recónditos, con independencia de las rentabilidades puramente económicas.
El negocio era transparente y sencillo. Captar el dinero del “pequeño ahorrador”, gestionarlo y con los beneficios obtenidos, revertirlo nuevamente en la sociedad que lo hacía posible, a través de la Obra Social.
Esta fórmula funcionó como un reloj suizo (con algunas convulsiones por el camino) hasta que en los años setenta se dio un gran paso: incorporar al catálogo de operaciones la posibilidad de gestionar letras de cambio (hasta entonces monopolio de la banca). Aquel fue el primer torpedo en la línea de flotación de los bancos tradicionales.
Aquellas pequeñas cajitas, que nadie tenía en cuenta a la hora de analizar los mercados, empezaron a crecer y a posicionarse de manera estructural en el desarrollo económico de sus ámbitos de actuación. Ya no solo entre los pequeños ahorradores, también entre los empresarios.
Aquellas cajitas conformadas por una plantilla entregada a la causa en cuerpo y alma, sin horarios, sin festivos, con más voluntad que formación, obraron el milagro de obtener la gran confianza de sus vecinos y, así, fueron obteniendo cuota de mercado hasta superar los depósitos e inversiones de los bancos, más preocupados de “la venta al por mayor”.
Con la llegada de la nueva Constitución española y las representaciones democráticas en las entidades públicas, las Cajas -y por lo tanto la de Toledo también- se convirtieron en un “objeto del deseo”. Era una herramienta con la que financiar y sufragar los gastos públicos.
La nueva política llegaba a los Consejos de Administración con instrucciones claras….. todos querían su parte del “pastel”.
El negocio seguía siendo tan claro, sencillo y transparente, que había “pastel” para todos. Para que las instituciones financiarán parte de sus proyectos y para que, en nuestro caso, los toledanos, continuáramos recibiendo beneficios a través de las obras sociales.
Ya hemos dicho que el primer punto de inflexión en la vida de la Caja fue completar su catálogo de servicios con las Letras de Cambio. El segundo fue, sin duda, el objetivo de un recién nacido Gobierno Regional empeñado en que las cajas provinciales de Castilla-La Mancha se fusionaran en una sola: “demasiados pasteles, demasiadas moscas”.
Al grito unánime de “Cajas más grandes – Cajas más fuertes” el mapa financiero español se reagrupó con un criterio regional (al margen de Madrid y Barcelona) y la Caja de Ahorro Provincial de Toledo quedó diluida en la Caja de Ahorros de Castilla-La Mancha. Ya solo había un pastel del que comer.
La fórmula seguía siendo la misma: negocio minorista, llegar a todos los rincones sin exclusión y revertir los beneficios en toda la región.
Pero ahora ya las necesidades financieras del gobierno regional eran mucho mayores y los recursos no se habían multiplicado en la misma proporción. El nuevo barco, naciente, era grande pero con poco calado.
La “competencia” (banca tradicional) conocedora de las debilidades de su competidor, que le había comido su propio mercado tradicional, solo tuvo que esperar a los grandes vientos y tormentas. Mientras, ellos, saneaban sus cascos, colocaban parapetos y tensores porque, como dominadores de los mercados, sabían que, antes o después, llegaría el vendaval en forma de crisis inmobiliaria.
….. y las cajas, transformadas en “nuevos ricos” solo pudieron, en el mejor de los casos, recoger velas, tirar al mar los mástiles rotos, pasar a cuchillo a sus capitanes y saltar (las mujeres y los niños primero) a la embarcación más próxima.
En muy pocos meses vimos como la “Armada Española”, en forma de cajas de ahorros, naufragaba.
En el nuevo barco Uni-Liberbank ya no queda nada de aquella Caja de Toledo.
Para algunos, solo el recuerdo y la sensación de que “el hombre es el único ser, capaz de matar a la gallina de los huevos de oro”. R. I. P.
(Archivo VASIL: ver más entradas)
Quique J. Silva
Buen recuerdo Quique.
Gran hombre y mejor Director aún, fue Juan Molero. Nadie estuvo a su altura.
Aunque era muy rígido con él, nos quedamos huérfanos y no hubiéramos llegado a una intervención. Nadie le ha llegado ni a la suela de los zapatos. Ahora están dirigiéndola unos que incumplen sus compromisos, poco de fiar, y con poca credibilidad.
Buen recuerdo, sin duda. Y una pequeña corrección: No se instaló en la Plaza de Barrio Nuevo (que está en la Judería) sino en la de Barrio Rey (junto a Zocodover).
Gracias Antonio por la corrección. Un lapsus. Modificado.
Claro que queda mucho y no solo buenos recuerdos. ¿Dónde está todo el patrimonio cultural que se acumuló? Era social o, mejor dicho, propio de la obra social. Por tanto aquello que era beneficio para la sociedad ¿por qué no ha revertido a la sociedad? ¿Qué entidad o qué personas se han quedado con las obras de arte?
Ahí dejo la pregunta y la reivindicación de que se devuelva ese patrimonio que es de todos.
En ella empecé mi carrera en el mundo financiero, corría el año 1966, primero en la Sucursal de Talavera de la Reina, año siguiente en la recién estrenada “Central”, posteriormente año 1972 como Jefe de Sucursales, entonces contaban 48. Buenos recuerdos con Juan Molero al timón.
Quede aquí mi testimonio, como pequeño homenaje de nuestra Caja.
Miguel Sánchez de Pedro
Recordando lo bonito que fue y lo rápido que ha pasado.En aquella época bien gestionado por todos los empleados que creíamos que era nuestra empresa. Y luego en cuatro días se lo cargaron, los pecholobos.Felix Ludeña
Efectivamente era nuestra Caja y como se decía: eramos ” una familia” y se celebraba la “Sagrada familia”. Mi padre fue el primer delegado de la sucursal de Yepes, su pueblo y mi pueblo y todo lo que vino tras la partida de don Juan Molero Pintado le hizo mucho daño: desde su prejubilación hasta la intervención en vísperas de su muerte. Una vez dije que iba a la ” Caja” y una amiga me replicó ” Liberbank, Liberbank ” y mi respuesta fue : ” la Caja, la de mi padre”. Recuerdo Benacazón donde me fue entregada una bicicleta, un microscopio y un libro de la Vida de Jesús de manos de don Luis Casañas Guas que me correspondió en el sorteo del Día Mundial del Ahorro ( 31 de octubre). Y más y más recuerdos.
Como se llamaba tu padre? creo que le conocí, pero no me acuerdo
Mi padre es Ángel Sánchez-Elvira Alcalá.
muchas gracias Beatriz; le conocí, aunque dejé la Caja en 74, probablemente la Sucursal de Yepes recién abierta, o casi…
Saludos
Primero hubo una corresponsalía y la oficina definitivamente se abrió en 1969. Un abrazo y otro de mi padre desde el cielo
muchas gracias Beatriz, otro abrazo para tí; en algún momento a partir del 71 seguro visité la oficina y por supuesto a tu padre allí y en Benacazón
Fuistes mi 1° jefe, entré en Feb. 74 con 19 añitos, junto con otros 8 compañeros, te fuistes en Sep. y te sustituyó Ignacio, del poco tiempo q te tuve, me dejastes muy BUEN RECUERDO, un fuerte saludo. Emilio Polán
Recuerdo perfectamente a tu padre y a tantos otros “Delegados”, entonces se los llamaba así. Un saludo. Emilio Polán.
Gracias. Qué tiempos más buenos aquellos.
Emilio, te agradezco mucho tu comentario; tanto tiempo ha pasado, y tan breve fue el nuestro de trabajar juntos, dejando un departamento a punto de despegue, con la tensión de visiones diferentes de su misión y encaje organizativo en la institución.
Un fuerte abrazo
Todos los que tuvimos la suerte de pertenecer a la plantilla de nuestra querida CAJA, sabemos que con D. JUAN MOLERO otro gallo hubiera cantado. Los políticos con él eran anécdota y a su falta salieron del gallinero para hacer lo contrario a sus criterios.
Entre el 1 de Abril de 1969 en Caja Toledo en el Departamento de Inmuebles y la alternativa me la dió Felipe Tordesillas Hierro. Mi primera misión fue el sorteo y entrega de 386 viviendas en la Vega, luego 470 en Santa Bárbara y más tarde 420 en Talavera de la Reina.Todos eramos Caja Toledo, eramos una familia que iba de la mano a cenas, bodas, reuniones, etc. En todos los pueblos veías bancos en los jardines de Caja Toledo, marcadores en los pabellones, autobuses para residencias, farolas, amén de los llaveros, bolis, camisetas, agendas, calendarios, naipes…ahora te las ves y te las deseas para conseguir un calendario. Y todo eso se acabó.
Hay una moraleja que dice que si te quieres alimentar de una vaca, la ordeñas y con la leche haces queso y demás derivados…y tienes vaca para siempre. La otra es que la matas y te comes las chuletas…pero cuanto te dura.
Javier, puedo preguntar tu apellido? Por las fechas que comentas, yo también trabajaba en Central, y coincidí con los hermanos Tordesillas, de quienes guardo grato recuerdo y aprecio.
Saludos.
Miguel Sánchez de Pedro
Por entonces aquello era la Caja de Ahorro Provisional de Toledo.
Perdón. Este corrector me juega malas pasadas.
Era la Caja de Ahorro Provincial de Toledo.
Hay una anécdota que no mucha gente conoce y que yo en casa he escuchado muchas veces.
Creo que es sin duda la primera anécdota cómica de la caja.
Los fundadores, Antonio Marañón y José María de Pablos, tuvieron que rebuscarse en los bolsillos las primeras 1000 pesetas que valía el registro y las tasas.
Ese fue durante muchos años espíritu de la caja: todos aportando para un bien común, porque desde el productor más pequeño al más grande todos eran socios iguales y a todos se les trataba por igual, como si de una gran familia se tratara.
Hay infinidad de buenos recuerdos y anécdotas en mi memoria y seguramente, habrá muchas, que se habrán perdido.
De igual manera que se ha perdido aquella caja rural, que miró al sector primario, que gracias a la honradez, honestidad, al esfuerzo y dedicación de todo su personal, muchas familias pudieron salir adelante, y en general a llevar una vida mejor.
Creo que los fundadores, fue la diputación…..José Narua de Pablos era de Caja Rural….. si no me traiciona mi mente
Aunque su nombre oficial era CAJA DE AHORROS PROVINCIAL DE TOLEDO…. en los pueblos no se la reconocía así….
En El Romeral era la Caja de CLETO, en Orgaz la Caja de JUAN JOSE, en La Guardia era la Caja de JUANITO, en Los Yébenes la de SANTI…..
y así todas…. yo entre en marzo 1970 con 15 años…….
José Antonio, la primera oficina de la caja estuvo en sindicatos, la diputación no tuvo nada que ver, la segunda oficina, fue la de Marjaliza (palabras textuales de mi padre), donde según me contó en cierta ocasión, fue donde “reclutó” a Rafael Martín Molero.
De cualquier forma, La Caja de aquella época, dista mucho de la actual.
Hola Gabriel, llevas razon en tus comentarios sobre la Caja Rural y sus origenes; lo que ocurre es que has mezclado dos entradas al blog; la Nº 05/19 referida a la Caja de Toledo y la Nº 02/20 de la Caja Rural. Ambas entidades, con sus similitudes locales y provinciales, siguieron caminos distintos. Gracias por tus aportaciones.