¿Por qué tantos críticos de arte y “curadores” se centran en la anécdota, el esperpento, el escaparatismo o el espectáculo? Buscan lo anecdótico (calavera de diamantes), los escaparates públicos (un enorme monigote reluciente en la Plaza de la Señoría de Florencia) o el espectáculo (una exposición de cuerpos conservados en formol). ¿No hay ningún Meier-Graefe de la primera quincena del siglo XX para la actual quincena del XXI? Meier-Graefe, con su obra Spanische Reise, luchó para implantar un modernismo alemán. Los expresionistas de habla alemana se alimentaron con los fundamentos de Meier-Graef; curiosamente extraídos de su viaje a España: buscaba milagros en Velázquez y los encontró en el Greco.
Ahora, a los críticos y “curadores” de la primera quincena del siglo XXI se les ofrecen dos pilares sobre los que cimentar un nuevo punto de partida: uno, la teoría de que sólo existen seis bases expresivas (mimetismo, geometrización, surrealismo, expresionismo, abstracción y conceptualismo) y dos, que caigan en la cuenta de que, ahora –y desde hace años, incluso siglos-, los eclecticismos (las superposiciones de cualquier expresión) han sido una moneda de cambio natural. A partir de esos dos principios se puede empezar a hablar, a establecer y a renovar ideas.
En este momento, yo estoy actuando a partir del convencimiento eclecticista y de mi tesis sobre las seis bases expresivas de la humanidad (no sólo válida para el arte). Y, entre otras, quiero aportar una conclusión sobre la base surrealista (la más utilizada por la sociedad actual en múltiples aplicaciones: el cine digitalizado, con sus “efectos especiales”, es le ejemplo más simple y abusivo que podemos encontrar). En mis últimas obras incluyo elementos surrealistas figurativos y abstractos (los abstractos también fueron utilizados en el surrealismo de 1924 por Tanguy). Ahora, después de haber analizado la trayectoria de los cuadros de toda mi vida, me encuentro como pez en el agua; he llegado a una conclusión: en casi todas mis etapas ha estado latente el espíritu surrealista: sueños, miedos, deseos de poderes sobrenaturales (milagrosos), fantasías… Hay muchas motivaciones en el alma humana que se encaminan por la base expresiva del surrealismo. Ese espíritu ha estado ahí siempre: en los animales biformes y monstruosos de las civilizaciones antiguas, en algunas muestras de Pompeya, en la literatura escultórica del románico y la pictórica del gótico, y en artistas como El Bosco o Arcimboldo hasta llegar a Goya y al siglo XX.
Pues eso, en algunas facetas de nuestras vidas somos surrealistas y, a la vez, también podemos ser miméticos, constructivistas, expresionistas, abstractos y conceptualistas. Y todo esto lo somos sin necesidad de forzar, ya que estas expresiones, en gran medida, las producimos inconscientemente y de forma natural.
Paco Rojas, artista, fundador del grupo Tolmo