Sucedió en Toledo. 8 D20 Archivo VASIL
No nos resistimos, un año más, a rescatar alguna de esas imágenes del carnaval toledano que ha ido cambiando la vertiente más critica e irónica, por la espectacularidad de la Cabalgata.
Nada que reprochar a esos 1500 “desfilantes” con sus correspondientes tamborradas, watios, grúas, trailers….. todos ellos harán, sin duda, las delicias de los espectadores que esperan pacientes el paso de las comparsas; casi todas a ritmo caribeño.
Nada que reprochar a los organizadores que, año tras año, van corrigiendo y adaptando el recorrido para poder dar cabida a mayores y mejores “carrozas” engalanadas de reinas, deidades religiosas y animales gigantescos.
Si no fuera por los tres Magos de Oriente, cada vez resulta mas difícil distinguir entre la Cabalgata de Reyes y la de Carnaval.
…….. ¡Menos mal que hay un plan “B”! ¡Tomar la calle!
Por una vez y sin que sirva de precedente, las calles del casco son tomadas por la ciudadanía casi descontrolada, en forma de grupos y pandillas que han tirado del baúl de sus padres y abuelos para disfrazarse. (Y por supuesto también de los chinos y de Amazón). Nada que ver con el ambiente “de tarde”.
Aquí, el premio es pasarlo bien. Verbenear por un casco inundado, sobre todo, de jóvenes.
No hay que seguir ninguna coreografía, valen todas. No te penalizan por pararte en esta o en otra esquina para saludar a los amigos. Si te confundes, más risa.
Bares y música, la combinación perfecta.
Pues Feliz Carnaval. Primero a “mirar” y luego a “bailar”.
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Quique J. Silva