Entrar en Toledo supone una afirmación de su propia realidad, hacerlo es afrontar una trama orgánica en la que el lleno de sus edificios junto al vacío de sus calles, plazas y patios, conforman un todo arquitectónico desde tiempos remotos. Este complejo tejido en su trazado y su orografía que podemos definir como un laberinto urbano, necesita de un límite que lo acote. Por una parte su posición geográfica respecto al río y por otro, su perímetro amurallado han hecho de la ciudad sus señas de identidad desde su cara exterior y de su morfología y tazado en su núcleo interno. El Toledo que hoy seguimos viendo, con sus bordes amurallados que siempre defendieron su interior y a la vez, han limitado su acceso, nos ha permitido por tanto entrar en un espacio arquitectónico concreto: La ciudad histórica.
remonte mecánico
Atila convertido o “de cuando el árbol no dejaba ver el bosque”. [Jorge Morín]
Apostillas al libelo*[1]: “La arqueología se ha convertido en un mero trámite incómodo en los proyectos de rehabilitación urbana”[2]
El texto no está disponible
El Dr. Arturo Ruiz, aludido en el artículo del Dr. Jorge Morín, ha demandado la retirada del texto en el blog, que bajo el título del encabezado se publicó el 27 de noviembre, poniendo a los editores en la disyuntiva de acceder a esa demanda o exponerse a un proceso judicial. El autor ha autorizado la supresión del mismo por las razones que expone en los comentarios del 7 de diciembre. Continuar leyendo