Cuando este texto se publique en el blog “Hombre de Palo”, la exposición de dos pintores toledanos, en la Casa de Vacas, del Buen Retiro de Madrid, habrá terminado. Lo siento. Debería haber ido antes a esa exposición luminosa, furiosa de colorido, repleta de formas, y en un lugar emblemático de Madrid. (Al final del artículo se encuentra el catálogo de la exposición REENCUENTRO en formato pdf)Continuar leyendo
Nadie respeta los libros. Por eso se escriben tantos y tan malos. Escribir un libro nunca ha sido fácil, por mucho que algunos se obstinen en escribirlos. Escribir un libro sobre Toledo parece fácil, como lo atestiguan los numerosos que se presentan. Lo complicado es escribir un libro de calidad y que resulte apasionante. Un libro que cuente las historias de la Historia, como si fuera una aventura de enanos y gigantes, en expresión de Gregorio Morán. En ella habrá intriga, pasión, violencia, sexo y sangre, mucha sangre. Ingredientes básicos de las novelas. Para conseguirlo solo se necesita buena narración y mejor documentación. Es el caso de Fernando Martínez Gil. Sus libros, incluso los menores, nunca son irrelevantes. Ya nos sorprendió con aquel otro titulado “La invención de Toledo”. Ahora nos asombra con “Una historia de Toledo”. Ambos títulos mantienen una continuada relación, aunque en el último se afina más la narrativa. Es la Historia contada como si fuera una novela histórica de la buena.Continuar leyendo
De vez en cuando es aconsejable acercarse a los clásicos, aunque sean modernos. Sus obras descubren el vacío de los libros actuales, las narraciones hechas con plantillas, los escenarios y situaciones que lo mismo sirven para una novela de intriga que para una histórica. En fin, la ausencia de literatura. Se escribe como se habla, porque al lector no se le puede complicar la lectura con retoricas literarias o con una sintaxis que no sea plana. Sobre esa base se fundamentan los best-seller actuales. La novela del clásico que propongo se titula “El Último Magnate” (The Last Tycoon). Y es la novela inacabada del escritor dorado de la “generación perdida” norteamericana, Francis ScottFitzgerald.Continuar leyendo
Año 1935. El premio Nobel norteamericano Sinclair Lewis publica una novela distópica. “Eso no puede pasar aquí”, será el titulo. En ella se narra la llegada a la Casa Blanca del senador Berzelius Windrip, “Buzz…Buzz” para sus seguidores y votantes. Un demagogo, autoritario y un populista que busca votos entre todos los desahuciados o perjudicados por la crisis. Su proclamación como Presidente supondrá la suspensión de la Constitución; la persecución de la prensa y medios de comunicación; la anulación de los derechos y garantías cívicas; el aislacionismo económico y social, el recrudecimiento del rechazo a los negros; la malditización de los judíos; la aparición de una xenofobia generalizada. Cuantos se opongan a las decisiones del Presidente Windrip, serán considerados enemigos de Norteamérica, enemigos del pueblo. Serán perseguidos, represaliados, aislados, golpeados, encarcelados y asesinados por el ejército de voluntarios, los “Minute Men”, una especie de SS alemanes. Cuanto sucede nadie podía creer que pudiera pasar en su país. La frase repetida por todos y en todos los lugares será “Eso no puede pasar aquí”. Y es que mucha gente se niega a creer en lo que sucede hasta que sucede.Continuar leyendo
Hace cien años, en octubre de 1917, se producía una revolución que trastocaría al mundo. En Rusia el gobierno de los zares era sustituido por la dictadura del proletariado. En el mismo año, esta vez en Nueva York, Marcel Duchamp entraba en un almacén de la Quinta Avenida. Tras vueltas y revueltas adquiría un urinario de porcelana de los que se colocan en la pared en los lugares públicos. Llegado a su estudio lo situó para que se viera que estaba al revés. Firmó la pieza como R. Mutt, puso fecha, 1917, y le adjudicó un titulo “Fuente”. Un objeto vulgar se convertía, por la voluntad de un hombre, en una obra para la Exposición de los Independientes – organizada por la Sociedad de Artistas Independientes – en la edición del año 1917 en Nueva York. El mundo del arte quedaría definitivamente trastocado. Incluso, aún hoy, se debate sobre qué sea y qué no es arte. Cien años después, Duchamp es el nombre más repetido tras el de Picasso cuando se habla de arquitectura, de pintura, de escultura o de arte en general.Continuar leyendo
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