
En los últimos años la práctica de la Arqueología ha ido incorporando los últimos adelantos tecnológicos para la documentación de los trabajos arqueológicos, como son los drones para la fotografía área; los escáner-láser para el escaneado 3D, etc. Estos adelantos tecnológicos suponían una mejora en la documentación del registro arqueológico por diversos motivos, como era la posibilidad de obtener imágenes aéreas a tiempo real; escanear el espacio en tres dimensiones, etc. Como profesionales incorporamos rápidamente estos adelantos tecnológicos a nuestros trabajos obteniendo muy buenos resultados, pero sin abandonar nunca el dibujo y la fotografía tradicionales. Sin embargo, en la actualidad debido al abaratamiento de este tipo de tecnología se está generalizando un fenómeno que es sumamente preocupante, como es el abandono de la documentación del registro arqueológico a través del dibujo y la fotografía de campo por las imágenes aéreas o los escaneados 3D. El argumento utilizado es siempre el mismo, “la rapidez”, y la posibilidad de posponer a un momento posterior una de las partes más importantes del trabajo del arqueólogo en el campo, que es la interpretación de los datos. En la sociedad postmoderna del siglo XXI parece que todo debe ser rápido, se está practicando una “fast” archaeology, si se nos permite la expresión, con todo lo que ello conlleva, que se resume en una pérdida irreparable de consciencia por parte del arqueólogo, una renuncia a reflexionar sobre el pasado en el que está interviniendo de manera no reversible. Continuar leyendo