Parecido, pena y localización.
El remonte que presentaba evidentes semejanzas al de Recaredo, mejor la “risalita meccanizzata”, está efectivamente en la localidad de Rivoli, municipio muy próximo Turín, tal y como ha descubierto un lector en Facebook.
El proyecto es del estudio de arquitectura hubmann-vass, y las obras finalizaron en el año 2010. Tenía por objeto facilitar el acceso desde la ciudad a la colina del Castello, donde se encuentra el Museo de arte contemporáneo, denominado así: Castello di Rivoli. Se trata de un edificio de los Saboya que alberga un interesantísimo museo, obra del arquitecto Andrea Bruno (autor de la recuperación del Circo romano de Tarragona)
La infraestructura, la risalita meccanizzata, dejó de funcionar al poco por problemas de seguridad del talud y de mantenimiento de las escaleras. Así, tras invertir dos millones de euros, los vecinos seguramente se debatirán entre la frustración y la indignación.
A la vista de esta situación, felicitábamos a todos los que intervinieron en los dos remontes de la ciudad de Toledo por razones obvias.
Nota. Al lector que acertó: José Martínez Arias. Te comunicamos que, lamentablemente, aún no tenemos patrocinadores.
Benjamín Juan Santágueda
Parecido y Pena
Cuando pensé en este pequeño artículo el objetivo era resaltar estos “parecidos razonables” que la abundancia y facilidad para disponer de información de cualquier tipo aparecen de vez en cuando: unas veces buscados, otras como consecuencia del estudio y la reflexión, y otras veces encontrados en el subconsciente que almacena recuerdos de manera arbitraria.
El parecido del ejemplo que aquí ilustramos con el remonte mecánico de Recaredo, o de La Granja, es evidente. Felicitamos a los autores de las escaleras de Toledo, Elías Torres y Martínez Lapeña, porque desde el año 2000 facilitan la accesibilidad del casco histórico con un acertado y premiado diseño. También a los que desde la administración las impulsaron.
Al buscar imágenes actuales de esta obra, que finalizó una década después que el remonte de Toledo, he encontrado el estado en que se encuentra la infraestructura: sorprendente, penoso y supongo que frustrante para los vecinos de esta localidad que confiaban, o así se lo debieron contar, en los múltiples beneficios de esta inversión que justificaban su elevado costo. Y la conclusión es evidente: una cosa es financiar la obra en cuestión, y otra bien distinta es tener la previsión para financiar su conservación y mantenimiento de manera sostenida. Queda ampliada la felicitación, por razones evidentes, a los responsables que sí supieron ser previsores, y a los que año tras año mantienen la infraestructura; ésta y el nuevo remonte de Safont que completa la accesibilidad de la ciudad.
Como es “Tinto de verano” dejaremos la localidad sin identificar para que sirva de entretenimiento a algún lector o afortunado viajero; o las dos cosas a la vez.
Benjamín Juan Santágueda
El primer jardín.
Adán y Eva conocieron el miedo por su osadía.
Antonio Esteban Hernando
Sr. Diputado, suspendido hasta septiembre.
Como los malos estudiantes. Como los que dejan las tareas para última hora. ¡Qué lástima!
Otra vez el diputado ha suspendido. Otra vez tendrá que volver en septiembre para ver si es capaz de superar el examen. Para ver si es capaz de alcanzar el nivel exigido. A priori, no lo parece.
Se empeñan en “leerme”, en “interpretarme”, en “ir más allá” de lo que yo ni he pensado; en “tunear mi voto a favor para convertirlo en mi voto en contra”.
No hay remedio. Tienen que estudiar este verano y volver en septiembre con la lección aprendida. Volverán a examinarse, y si Dios no lo remedia, volverán a suspender.
¡Espabila Diputado!
No leas lo que nadie ha escrito, no interpretes mi voto, solo cuéntalo. No vayas más allá de la urna, respétala. Yo no he votado en contra, solo he votado a favor.
350 diputados no pueden estar equivocados; pero 15 millones de españoles, menos.
Nota: Espero que solo haya sido una pesadilla, un sueño…. Un mal sueño.
Quique Jiménez Silva
Imagen: Los Leones del Congreso. Fundidos en la Fábrica de Artillería de Sevilla (1.872). Diseño de Ponciano Ponzano y ejecución del maestro francés Jacinto Bergaret. Dice en su base: “Fundidos con cañones tomados al enemigo en la guerra de África”.
Deolinda
Tal como hoy hace un año proponíamos una cantante de fados: la lisboeta Carminho. Ahora otra forma de ver el fado, la de Deolinda: Corzinha de verão. Pulsa aquí.
BURBUJAS DE ÁCIDOS VARIADOS (2)
Ausentinne Aubiac fue a Niza manipulada por un glamur antiguo. Quería conocer la Riviera de Niza, donde nobles emigrados, rusos sin patria, filósofos descarriados, bailarines famosos, divos de ópera, políticos, pintores y escritores habían imaginado universos de primavera perpetua. Ella quería ser bailarina de danza clásica, aunque lo más probable es que terminara de profesora de baile en un liceo de barrio de cualquier pueblo de Francia.
Había soñado con un paseo por “Promenade des Anglais” del brazo con los fantasmas hechizados de Nietzsche, Chéjov, Cesar Vallejo, Apollinaire o Zweig. Por la tarde con unos amigos iría a contemplar los fuegos artificiales que magnetizan, en la fiesta nacional francesa, los pueblos de la Côte d´Azur.
Se escuchó un golpe seco y sordo. Ausentinne Aubiac se quedó sin sueños, se quedó sin futuro. Ni brillante, ni aburrido, ni sórdido, se quedó sin nada.
La CNN fue de las primeras cadenas de televisión que anunció que un camión blanco había invadido el Paseo de los Ingleses, en Niza, triturando vidas, molturando sueños.
Lo escribió Stephan Zweig para ellos y para todos, en Petrópolis (Brasil), donde se suicidó con su amada, “Ojalá puedan ver el amanecer después de esta noche larga”.
Jesús Fuentes Lázaro
El poder de la compañía
De pronto, como si de un milagro se tratará, me encuentro bajo el sol penetrante del verano, sin crema y sin sombrero; quemándome como un pavo en nochebuena pero dispuesto a sufrir en carne propia el “moreneo”; prueba palpable de mi condición de veraneante, de mi éxito en la vida, de mi bien ganado descanso estival convenientemente contemplado en el Estatuto de los Trabajadores.
Llego al apartamento mucho antes de poder disponer de él, lo cual me obliga a deambular muy temprano por un paseo marítimo recién empedrado. Las duchas nuevas, los accesos de madera limpios, las hamacas dispuestas y el ‘hamaquero’ ya más negro que un tizón. Es la mejor manera de distinguirle entre tanto recién llegado blanquecino: ya moreno y con una riñonera de mercadillo, no hay duda, es el hamaquero.
Por fin logro deshacer la maleta y colgar la ropa en el armario. Empiezo a sentir la misma sensación de siempre. He traído un montón de cosas que no me harán falta y me he olvidado de lo primordial. Lo compraré; al fin y al cabo los comercios de la zona viven gracias a nuestra falta de previsión y organización viajera.
En el apartamento contiguo oigo mucho jaleo:
¡Carlos los bañadores! ¡Carlos los flotadores! ¡Carlos la sombrilla! ¡Carlos la crema! ¡Carlos la nevera!…..Pero no oigo a Carlos. O es sordo o es mudo.
A mí nadie me regañara por llegar temprano, por olvidar la bolsa de aseo y el pijama, por estar tan blanco…. Por no llevar el flotador, la sombrilla, la crema y la nevera.
Pero me siento raro. Busco cobertura y llamo: ¿cariño?. Vente pronto. Necesito alguien que me regañe.
Quique Jiménez Silva