El viajero lleva en su mochila una libreta y un lapicero, y va anotando lo que ve, escucha y sienta. Anota sus reflexiones, en forma de poemas, canciones y dibujos. En el hostal Prickly, en Villacañas, antes de dormir organiza en haikus algunas de las notas que tomó el día anterior. Continuar leyendo