
Zamora en el ocaso del verano aun aparece luminosa. El Castillo y el parque que le rodea esta jalonado de elocuentes esculturas que nos transportan al fértil huerto del arte español en la segunda mitad del siglo XX. Continuar leyendo
Zamora en el ocaso del verano aun aparece luminosa. El Castillo y el parque que le rodea esta jalonado de elocuentes esculturas que nos transportan al fértil huerto del arte español en la segunda mitad del siglo XX. Continuar leyendo