Pondere, numero et mensura – peso, número y medida-.
Tres conceptos que los antiguos sabían aplicar conjuntamente con la finalidad de obtener el lugar inefable. El templo como lugar de unión de lo terreno con lo divino, no podía gestarse de la misma manera que otras grandes obras del poder civil. Una catedral se concibe como lugar de trascendencia y al igual que cualquier templo, es ante todo un espacio de unión con lo espiritual. Lo que hace que tal acto sea posible, tiene que ver tanto con las características del lugar como con los actos que allí se producen. Un lugar donde prima el valor de la escala que abarca de lo doméstico a lo monumental, el manejo de la luz y la aparición de símbolos creados a lo largo de siglos de evolución, condicionan una realidad que nos coloca justamente en el lugar que los maestros medievales dictaminaron. Continuar leyendo