Las civilizaciones han mostrado su esplendor a través de la arquitectura y la escultura. Ambas actuaban como símbolo de poder, de trasmisión de mensajes, de recuerdos de hazañas y de héroes nacionales o locales y, también, de adorno de los espacios públicos y religiosos. Por eso conocemos costumbres, tipologías y detalles de aquellas civilizaciones que desaparecieron en el transcurrir de la Historia. Las ciudades actuales, menos armoniosas que las renacentistas, por ejemplo, y, desde luego, menos ostentosas en su construcción, empezaron a emplear la estatuaria al aire libre para encubrir la fealdad de los barrios, casi todos similares, de estructuras homogéneas con ninguna concesión a la estética. Continuar leyendo