Una identidad propia [Jesús Fuentes Lázaro]

Parcial del plano de José Arroyo Palomeque hacia 1720

Nadie respeta los libros. Por eso se escriben tantos y tan malos. Escribir un libro nunca ha sido fácil, por mucho que algunos se obstinen en escribirlos. Escribir un libro sobre Toledo parece  fácil, como lo atestiguan los numerosos que se presentan. Lo complicado es escribir un libro de calidad y que resulte apasionante. Un libro que cuente las historias de la Historia, como si fuera una aventura de enanos y gigantes, en expresión de Gregorio Morán. En ella habrá intriga, pasión, violencia, sexo y sangre, mucha sangre. Ingredientes básicos de las novelas. Para conseguirlo solo se necesita buena narración y mejor documentación. Es el caso de Fernando Martínez Gil. Sus libros, incluso los menores, nunca son irrelevantes. Ya nos sorprendió con aquel otro titulado “La invención de Toledo”. Ahora nos asombra con “Una historia de Toledo”. Ambos títulos mantienen una continuada relación, aunque en el último se afina más la narrativa. Es la Historia contada como si fuera una novela histórica de la buena. Continuar leyendo