Toledo es un magnífico álbum de cultura, de arte, de patrimonio y de naturaleza, donde cada siglo ha colocado su página, ya sea una arquitectura, una pintura, el perfil que define a la ciudad, la trama urbana o la naturaleza que la forma y la conforma. Y es un enclave, un organismo vivo, porque, en sus dos mil años de historia y otros miles de prehistoria, siempre han tenido protagonismo las personas. La cultura es su esencia y su circunstancia. Y su futuro de prosperidad debe sumar asentándose en su pasado. Toledo ya no se puede crear “ex nihilo”. Y no hay que estancarse solo en una rocosa postura para su defensa y salvaguarda, sino que es preciso, sin olvidar lo anterior, realizar propuestas de progreso armónico. Continuar leyendo