Perdiz: ¡regusto de dioses! [Antonio Illán Illán]

A mesa puesta

Los animales pastan; el hombre come; solo un hombre de talento sabe comer

Brillat-Savarin

La perdiz es uno de los bocados más exquisitos del patrimonio gastronómico universal. Es como un Divertimento de Mozart tocado por la Festival Strings Lucerne o como una liebre de Durero o alguna otra ave de las que El Bosco pintara en el paraíso. Arte puro, arte efímero. Unas perdices en escabeche, con judías o a la toledana son una bendición para la mesa y para el paladar. ¡Dedos! ¿Para qué os quiero? ¡Para chuparlos tras comer con ellos la perdiz! Continuar leyendo

El arte arquitectónico de la torrija [Antonio Illán Illán]

A mesa puesta

Hay un arte permanente que dura siglos, como la Venus de Willendorf, las pirámides de Egipto, L’origine du monde de Courbet o los toros de Guisando, y otro arte efímero que se va en un suspiro, como es el arte gastronómico, que atesora sublimes monumentos, entre otros, la torrija. Continuar leyendo

Gregorio Marañón: un doctor honoris causa reivindicativo [Antonio Illán Illán]

La Universidad de Castilla-La Mancha ha investido como doctor honoris causa a Gregorio Marañón y Bertrán de Lis. Méritos le sobran. El currículum que atesora es de impresión. Lo social, lo político, lo económico y lo cultural se entretejen en una vida plena. Cualquiera diría, leyendo su semblanza en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, que estamos ante el poema de  Kavafis en el que escribe: “Cuando emprendas tu viaje a Ítaca / pide que el camino sea largo, / lleno de aventuras, lleno de experiencias”,  estaba pensando en el toledano de adopción. Pero, entre todas las experiencias y los honores, hay unas que siempre lleva viento en popa: la cultura, la toledanidad y la defensa de Toledo. Y, siguiendo el siempre eterno y universal poema del griego de Alejandría, Marañón nunca temió ni a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón. Y no los temió, si estuvieron fuera acechando, porque su pensar es elevado y noble la emoción que toca su espíritu. Continuar leyendo